#017

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Sus alas detuvieron sus movimientos y sus pies tocaron tierra, en el mismo lugar donde Xiao había "raptado" al chico.

Cuando estuvieron en el suelo, sanos y salvos, Aether no dudó en alejarse de él y darle la espalda para marcharse a su casa, con rapidez.

Los movimientos del rubio se detuvieron cuando sintió el suave agarre de la mano del híbrido en su muñeca.

—Suéltame —ni volteó a mirarlo, se quedó en esa misma posición mientras sentía su mano deslizándose lentamente a la suya, tomándola con cuidado, como si temiera romperlo de nuevo.

—Escúchame.

El rubio voltea drásticamente a él y las lágrimas en sus ojos parecieron ganarle de nuevo la revancha. Le quitó su mano y retrocedió.

—Ya te escuché suficiente —frunce el ceño y su voz es ronca al sentir como su presencia solo le echaba sal a la herida—. La verdad que no te entiendo —el ave baja la mirada sin decir nada y relame sus labios, mordiendo la piel de sus labios con ansiedad—; primero me engañas y me haces creer que de verdad te gusto solo para usarme y al final desecharme, y después apareces como si nada y me secuestras. ¿Acaso ya te aburriste de tu preciada libertad que ahora no tienes nada mejor que hacer que venir a molestarme?

El chico no tuvo qué objetar ante eso. La desesperación y el anhelo por conseguir su libertad lo llevó a aprovecharse de alguien inocente que no tiene mucha experiencia en relaciones, para usarlo en beneficio propio.

Fue cruel, y Xiao lo sabe.

—¿Siquiera sentiste algo cuando estábamos juntos? —sus ojos volvieron a nublarse y la ira se reflejaba en todo su rostro. Una expresión de un chico dolido por alguien que no sabe de sentimientos humanos.

Xiao apretó los dientes y lo miró, sus labios se abrieron para dar una respuesta suave y tenue, asegurándose que sea lo suficientemente claro para el rubio.

—Si no sintiera nada, no estaría aquí.

Los ojos del rubio se abrieron de par en par y el calor se centró en sus mejillas. Ese chico lo había hecho de nuevo...

¿Cómo es que puede ponerlo de esta manera y hacerlo olvidar el odio y bronca que le tiene? Lo odia tanto pero, de nuevo, su corazón piensa diferente a las razones lógicas de su cabeza.

—Si tanto me querías, no me hubieses dejado —él se dio la vuelta—. No quiero volver a verte.

Xiao estiró su mano para detenerlo pero no lo hizo, solo pudo quedarse ahí a observar como esa melena dorada que tanto le gustaba acariciar, lo despedía danzando con cada paso que el rubio daba lejos de él.

No quería que se vaya, todavía no termina de hablar.

De todos modos, ¿Cómo podría hacerle entender que nunca lo dejó? ¿Que siempre lo acompañó aunque no fuese físicamente? Todo este tiempo lo fue a ver sin que se diera cuenta; lo veía cuando salía del trabajo, cuando iba de compras esos fines de semana o cuando se tomaba un descanso de todo en el parque leyendo uno de sus libros favoritos.

Siempre se le quedaba viendo cautivado por el suave movimientos de sus dedos pasando página de ese libro, llevando suavemente su cabello hasta detrás de su oreja mientras leía o se relamía el dedo para deslizar a la página siguiente. Observó también todo por lo que pasó el rubio por su culpa; cada lágrima, cada llanto en silencio y cada sonrisa forzada. Su ausencia le afectó más de lo que había imaginado.

Sintió un vacío inexplicable y una sensación de intranquilidad cuando dejó de tenerlo con él. Se dio cuenta que cometió un error y que nunca debió dejarlo pero, en ese momento, solo quería ser libre y no se le ocurrió pensar en lo que podría llegar a sentir ese chico por sus decisiones.

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