CAPÍTULO 10

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Cuando salgo del edificio de la escuela alrededor del mediodía, Yoongi ya me está esperando junto a su monstruosa camioneta

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Cuando salgo del edificio de la escuela alrededor del mediodía, Yoongi ya me está esperando junto a su monstruosa camioneta. Está apoyado en el capó con los brazos cruzados frente a su pecho, luciendo malvado y sexy con su atuendo completamente negro y sus lentes de aviador.

Su postura casual dice que no le importa nada en el mundo, pero no me dejo engañar, es consciente de todo lo que sucede a su alrededor. He notado cómo escanea su entorno cada vez que llega a algún lugar, sopesando todas las posibles amenazas en los alrededores. Es como si siempre estuviera esperando que alguien saltara de los arbustos y comenzara a disparar.

—¿Cómo estuvo la clase? —cuestiona cuando me acerco. No pretendo discutir el hecho de que la clase salió bien o que me pidieron que volviera la próxima semana. Yoongi me debe algo de anoche, y planeo tomarlo. Me detengo frente a él, ladeo la cabeza y lo miro con los ojos entrecerrados—. ¿Pasa algo, Jimin?

Asiento con la cabeza. Ciertamente sí.

Levanto mi mano frente a mí, curvo mi dedo, pidiéndole que se acerque. Yoongi baja la cabeza. Ojalá no llevara esas gafas de sol, porque incluso sin ellas, es difícil leerlo. Enfoco mi mirada en sus labios, todavía a un par de pulgadas de los míos, y veo que se curvan ligeramente hacia arriba. Su mano ahueca mi barbilla, y al momento siguiente, choca su boca contra la mía.

No es un beso suave, sino crudo y hambriento. Siempre está tan perfectamente controlado, pero las pocas veces que ha perdido la compostura me hacen preguntarme qué se esconde debajo. No puedo esperar el momento en que las riendas de su control se rompan por completo.

Suelta mi barbilla, sin embargo, no se aleja.

—¿Y ahora? ¿Sigue pasando algo?

Sonrío y niego con la cabeza. Está aprendiendo. Coloco mi mano en su rostro, pero en el momento en que mis dedos tocan la piel de su mejilla derecha, levanta la cabeza abruptamente y da un paso atrás.

—Deberíamos irnos si queremos evitar el tráfico —dice y me abre la puerta del pasajero.

Estamos a medio camino del apartamento cuando Yoongi saca su teléfono y llama a alguien. Está hablando ruso de nuevo, y las únicas palabras que entiendo son Ford Explorer. La persona del otro lado dice algo y luego Yoongi termina la llamada.

—Estamos tomando un pequeño desvío —agrega.

Mantenemos un ritmo constante, conduciendo durante unos veinte minutos. Muy pronto, dejamos atrás el ajetreo y el bullicio del tráfico de la ciudad y hay menos edificios frente a la autopista. Nos dirigimos a algún lugar fuera de la ciudad.

De repente, Yoongi pisa el acelerador.

Agarro la manija de la puerta y me aferro como si mi vida dependiera de ello. El velocímetro en el tablero comienza a subir, rápido, alcanzando casi cien millas por hora. Mi marido mira por el espejo retrovisor y gira bruscamente a la derecha, tomando un estrecho camino de tierra.

TANGLED LOYALTIES | YOONMIN (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora