CAPÍTULO 6

540 103 3
                                    

Leo la receta en mi teléfono, revisando los ingredientes alineados en el mostrador

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leo la receta en mi teléfono, revisando los ingredientes alineados en el mostrador. Hay harina y azúcar en la alacena, pero me faltan pasas y almendras. También necesito más chocolate.

Ayer, Lena dijo que una de sus amigas trajo galletas a la clase de la guardería y habló sobre ellas durante veinte minutos, describiendo las diferentes formas y sabores. Le preguntó a Yoongi si le haría galletas, para que ella también pueda llevárselas a la clase. La mirada en su rostro no tenía precio.

Me imaginé a mi enorme esposo haciendo galletas, y apenas logré mantener mi cara seria mientras le explicaba a Lena cómo no es bueno para hornear. Yo mismo no soy muy buen cocinero, puedo hacer algunos platillos decentes y algunos postres, pero no es nada épico. La mayor parte de mi tiempo al crecer estaba reservado para el ballet, sin embargo, cuando tenía una o dos horas libres, me encantaba ir a la cocina y ayudar a nuestra cocinera a preparar la comida. Nunca intenté hacer galletas, aunque no puede ser tan difícil. Agarro mi teléfono y le envío un mensaje a Yoongi.

14:17 Jimin:

Necesito ir a la tienda. Vuelvo en veinte.

Un minuto después se abre la puerta de la oficina de Yoongi. Sale, se acerca a la cocina y mira todo lo que he dejado sobre la encimera. Su mirada baila sobre la sartén grande que he forrado con papel pergamino, un tazón con chocolate rallado y una pequeña olla con un gran trozo de mantequilla que he dejado para derretir.

—Estás haciendo galletas para Lena —dice y me mira. No puedo medir la expresión de su rostro, pero parece confundido.

Me encojo de hombros, escribo en mi teléfono y le muestro la pantalla.

"No te hagas ilusiones. Es mi primera vez, así que no sé qué tan comestibles resultarán".

Coloca su dedo en mi barbilla e inclina mi cabeza hacia arriba, su ojo oscuro mirándome. Me encuentro enfocándome en sus labios. Firmes, presionándolos juntos. ¿Se quedarían así si lo besara?

—Vamos a la tienda —ordena y suelta mi barbilla.

Mis ojos lo siguen mientras toma sus llaves y su billetera. Me recuerda a una pantera, grande, negra y aparentemente relajada, sin embargo, tengo la sensación de que debajo de toda esa compostura y calma, hay una bestia.

* * *

La tienda cerca del apartamento es pequeña, pero me las arreglo para encontrar todo lo que necesito, así como un pequeño juego de moldes para galletas en varias formas y algunas decoraciones comestibles coloridas. Yoongi me ha estado siguiendo en silencio, siempre manteniéndose un paso atrás. Cuando me detengo en el pasillo de las frutas y empiezo a poner algunas manzanas y plátanos en la canasta, se acerca para tomarla de mi mano y nuestros dedos se tocan. Lentamente suelto el mango, mas me aseguro de rozar el dorso de sus dedos antes de seguir examinando la fruta.

Yoongi paga mi compra y lleva las bolsas al apartamento. Después de que las coloca en el mostrador de la cocina, espero que vuelva a su trabajo. En cambio, se apoya con la espalda contra los gabinetes, cruza los brazos delante de él y me observa mientras me lavo las manos. Puedo sentir su mirada en mí todo el tiempo que preparo la masa. Cada vez que lo atrapo por el rabillo del ojo, tengo que volver a leer la receta. Me resulta difícil concentrarme, sabiendo que está allí, mirándome, aunque no es porque esté nervioso. Es porque me gusta.

Después de que logro terminar la masa sin estropearla, la divido en dos, coloco la mitad en la encimera frente a mí, la otra un poco hacia la derecha y me giro hacia Yoongi. Señalo con un dedo la segunda mitad de la masa, luego a él y levanto una ceja. Ladea la cabeza hacia un lado, contemplándome y creo que la comisura de sus labios se curva ligeramente hacia arriba.

Sin romper el contacto visual, se aleja del mostrador y se coloca a mi derecha. Una sensación de calma me invade cuando está cerca, lo cual encuentro bastante inusual, no me siento cómodo con personas que no conozco bien, me resulta difícil comunicarme con ellos y, por lo general, terminamos en un silencio incómodo. A Yoongi no parece importarle el hecho de que no pueda hablar, probablemente porque él mismo no es hablador, y el silencio entre nosotros no se siente desagradable en absoluto. Todo lo contrario.

Rompo el contacto visual y empiezo a trabajar la masa frente a mí, preguntándome qué hará. Yoongi me mira durante un minuto más o menos, luego coloca sus manos sobre su trozo de masa y copia mis movimientos. Tiene unas manos preciosas. Grandes, fuertes, con dedos largos, y no puedo evitar preguntarme cómo se sentiría tener esas manos sobre mí.

Las carcajadas acompañan la apertura de la puerta principal.

—Papi, papi, ¿qué estás haciendo? —Lena corre hacia nosotros mientras Sisi cierra la puerta detrás de ellas—. ¿Puedo? ¿Puedo?

—Las manos primero, Lena —indica Yoongi y señala con la cabeza el baño—. Después puedes hacer galletas con nosotros.

Lena se ríe y corre al baño. Sisi está de pie en el umbral, con los ojos muy abiertos mientras observa a Yoongi trabajar la masa. Ciertamente hace una vista interesante, tan rudo con su parche en el ojo y su camisa negra estirada sobre sus anchos hombros. Sobre todo, con una mota de harina en un lado de la barbilla. Levanto mi mano, con la intención de limpiarlo, pero en el momento en que mis dedos tocan su piel, su cuerpo se queda completamente inmóvil. Se enfoca intensamente en sus manos enterradas en la masa frente a él. Le sacudo un poco de harina de la barbilla con el pulgar y rápidamente retiro la mano. ¿Crucé algún límite?

—¡Papi, papi! —Lena corre hacia la cocina—. ¡Estoy lista! ¿Puedo hacer algunas por favor?

—Está bien, zayka.

Yoongi deja la masa, se dirige a la mesa del comedor y regresa con una silla. Colocándola al lado del mostrador, ayuda a Lena a subirse y desliza su masa frente a ella.

—Haré un pastel... con chocolate —sonríe y me mira—. ¿Te gusta el chocolate? A papi no le gusta el chocolate, pero se comerá el pastel si lo preparo. Me encanta el chocolate, pero papi dice que es malo para mis dientes.

Asiento con la cabeza, sonriendo. Se sacude las manos por la parte delantera del vestido y alcanza el recipiente.

—Oh, tengo harina en mi vestido —mira a Yoongi—. ¿Se lavará?

—Se lavará, Lenochka. No te preocupes.

—Tienes harina en la cara, papi —Lena se ríe y procede a jugar con la masa.

Yoongi vuelve su mirada hacia mí, mira mi mano sobre la superficie de trabajo, luego inclina la cabeza hacia un lado, ofreciéndome la barbilla. Lentamente, extiendo la mano y quito los restos de harina con el dorso de la mano, tomándome un poco más de tiempo del necesario. 

TANGLED LOYALTIES | YOONMIN (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora