CAPÍTULO 7

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Los dos chicos sentados en el café han estado mirando lujuriosamente a Jimin durante casi un minuto

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Los dos chicos sentados en el café han estado mirando lujuriosamente a Jimin durante casi un minuto. Aprieto mi mano en un puño y respiro profundamente. Si sobrevivimos a este viaje de compras sin que mate a alguien, me sorprenderé gratamente.

Lena me ha estado fastidiando con las zapatillas de ballet durante días, y finalmente cedí y la llevé al centro comercial. Le pedí a Jimin que viniera con nosotros porque no tengo ni idea de dónde comprarlas y porque quiero pasar más tiempo con él.

Mala decisión.

Jimin es una persona excepcionalmente hermosa, por lo que esto es algo esperado. Que un hombre lo mire de vez en cuando, podría soportarlo, si una mujer se lo come con la mirada, me daría exactamente lo mismo. Tal vez. Lo que no esperaba era que todos los hombres del centro comercial lo miraran o lo furioso que me pondría cada una de esas miradas.

Giro la cabeza hacia la derecha y observo a mi esposo, quien actualmente está agachado frente a la ventana de una tienda, señalando vestidos de verano a Lena. Jimin viste jeans ajustados y una camisa blanca sin mangas. Los botines blancos que tiene puestos definitivamente hacen que sus piernas se vean increíbles, pero, aun así, no es nada provocativo. Trato de imaginar cómo actuarían los hombres aquí si hubiera usado una de las faldas como las que se colocaba para sus presentaciones y casi enloquezco. No voy a pensar en eso.

Su cabello no tiene ningún tipo de atadura o engominado y, con él agachado así, las puntas de sus mechones rubios pálidos casi le cubren por completo los ojos. Lena dice algo y señala el vestido de la derecha. Jimin inclina la cabeza y su cabello se desliza de su rostro hacia un lado y algunos mechones terminan tocando su nariz. Me inclino y recojo su cabello con mi mano izquierda, alejándolo de su pequeña nariz de botón. Jimin me mira y luego mi mano sosteniendo las hebras sedosas. Sonríe un poco y vuelve a señalarle los vestidos a Lena.

—¡El rojo! Papi, ¿podemos comprar el rojo?

Miro a mi hija y suspiro.

—Tienes más de veinte vestidos, Lenochka.

—¡Por favor! Solo este, ¿por favor, papi? A Jimin le gusta. Jimin, ¿te gusta?

Jimin se ríe de esa manera silenciosa suya y asiente, mirándome por encima del hombro. Supongo que él es del grupo de los que nunca tienen suficiente ropa.

—Está bien, pero solo este.

Los sigo por detrás cuando entramos en la tienda y navegamos entre los estantes. En el camino, Jimin saca lo que parecen ser todos los vestidos disponibles en la talla de Lena. Deja caer el montón de al menos diez prendas en un taburete, coloca a Lena frente a un espejo al lado y sostiene el primer vestido frente a ella. Es el rojo que le gustaba a Lena y mi hija chilla de alegría. Jimin me mira y asiento. Toma el siguiente vestido, uno verde oscuro con detalles negros, y coloca la percha debajo de la barbilla de Lena. Hacen contacto visual en el espejo y Jimin la mira con una cara cómicamente disgustada. Lena se ríe y copia la expresión de Jimin.

TANGLED LOYALTIES | YOONMIN (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora