Keke
Esta semana ha estado algo aburrida ya que solo permanecemos en casa, la mamá de Sumire llegará el viernes y ni siquiera salimos al templo o entrenamos, ya hoy martes Sumire comenzó con un poco de tos y de inmediato su papá la llevó a urgencias, yo me quedé con su hermanita para calmarla porque el lunes pudimos hablar con Kanon y Chisato, ambas estaban en sus casas pero con un encargado del centro médico revisándolas, ellas están bien y dijeron que para la próxima semana ya estarían mucho mejor, pero lo malo que la pequeña vio como las revisaban y al momento de que su papá se llevó a Sumire comenzó a llorar asustada pensando que también estaría en la misma situación que nuestras amigas así que estuve con ella tratando de que no pensara en eso.
Tuve que ser fuerte en esta situación debido a que al estar bajo mi cuidado no podía mostrarle que estaba muy preocupada por ella, también quería llorar, pero me aguante para no empeorar la situación que aparte de esto mi hermana me había llamado pero sin esperar a que le respondiera de nuevo.
Creo que pasaron algunas horas cuando regresaron y fueron directo al cuarto de Sumire, estaba ansiosa y temerosa por saber que tenía y que podía hacer para apoyar en lo que fuera necesario incluso si debía tomar a su hermanita y ambas irnos a mi casa y evitar más contagios. El padre de Sumire salió y la pequeña corrió para abrazarlo pero él la detuvo, le dijo que tomaría una ducha y se cambiaría de ropa debido a su estancia en urgencias; sorprendentemente ella entendió y dijo que esperaría en la sala, así que se fue a sentar y encendió el televisor mientras abrazaba el peluche que le había regalado, iba a sentarme cuando el padre de Sumire me hizo una seña para hablar conmigo.
- ¿Cómo está ella?
- Tranquila, solo es un leve resfriado.
- ¿Quiere decir que no fue contagio?
- Afortunadamente no, pero si se llevó un buen regaño de mi parte.
- ¿Eh?
- Resulta que esa jovencita quiso pasarse de inteligente, ¿Recuerdas que acordamos que nada de entrenamientos, nada de ejercicios y solo harían sus deberes en la mañana?
- Sí, lo recuerdo bien.
- Pues parece que Sumire no, ya que ayer en la noche después de que lavaron el patio de atrás en vez de cambiarse de ropa y bañarse se puso a entrenar con la ropa mojada.
- No puede ser...
- Así es, por eso ella te pidió que entraras a bañarte con su hermana y así aprovechaba para ejercitarse.
- Tendré que hablar con ella por esto.
- En eso estoy de acuerdo, pero de momento te pido que por favor cuides de mi otra pequeña, yo me haré cargo de Sumire hasta que se le pase el resfriado.
- Lo entiendo, y claro que puede contar conmigo.
- Gracias, otra cosa.
- Dígame.
- Si necesitas algo de ella o decirle alguna cosa me avisas, ya que le quitaré su celular por desobedecer.
- De acuerdo.
- Gracias por apoyarme Keke, iré a bañarme rápido.
- Sí, mientras iré a la sala.
Me sentía más tranquila pero al mismo tiempo quería darle un buen regaño a Sumire... ¿Cómo se le ocurre hacernos pasar ese susto?
Me senté junto a la hermanita de Sumire y le explique que ella estaba bien, solo era un leve resfriado y pronto estaría mucho mejor; ella sonrió y de nuevo comenzó a llorar, estaba contenta de que no era nada grave y no tendrían que venir doctores a revisarla.
Para tranquilizarla un poco fui a la cocina y le traje una porción de flan que había preparado para la cena, platicamos un rato mientras veía las caricaturas y pasado el rato se quedó dormida. Me quité del sofá y la recosté para que estuviera más cómoda además de aprovechar para ver en que podía ayudar al papá de Sumire.
Me pidió de favor que vigilara a ambas ya que tenía que ir por unas medicinas que no tenían en el centro médico, me dio un par de guantes y unos cubre bocas en caso de entrar al cuarto de Sumire, anoté todas las indicaciones y el salió.
Como la pequeña todavía estaba durmiendo aproveché para llevarle un jarabe a Sumire, así que me protegí lo más que pude y entré al cuarto; ella estaba acostada de lado, en cuanto me miró se tapó con su cobija a modo de no querer verme.
