25; Malas decisiones

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Es preciosa, tiene su pelaje rubio y los ojos verdes. Max supo escoger bien una que se pareciera a mi. Y me encanta porque sé que no lo hizo para recalcar que aún esta aferrado a mi, sino que me aprecia.

—Dios, hada eres genial —le doy palmaditas en el cuello, cuando regresamos al establo porque la noche a caído y yo estoy un poco cansada.

Aparte mi cena especial por mi cumpleaños empieza en dos horas.

—¿Les tomo una foto? —pregunta el mismo chico que me trajo hasta aquí y asiento. Sonrió, la beso y hago varias poses—. Lo llevaran a casa terminando el mes. El señor Verstappen dijo que en Monaco estara bien cuidado.

—Y lo estará.

Corro por las escaleras porque justamente el elevador falla y cuando llego al tercer piso del hotel siento que la vida se me va. Pero no importa, porque es mi cumpleaños. La cena no puede empezar sin mi.

Tres horas mas tarde, casi rondando las diez de la noche estoy bajando al lobby donde mi hermano me espera y mi primera sorpresa es ver a Alexandra vistiendo tan linda y sofisticada como siempre.

—¡Feliz cumpleaños, A! —me abraza entusiasmada, haciendo que yo haga lo mismo. Tiende una caja para mi y al abrirla puedo darme cuenta que es un pequeño anillo—. Ahora también eres mi gemela.

Ella me muestra que tiene el mismo anillo que yo, sólo que su piedra es rosa mientras la mía es lila. Ella dice que ese color le gusta en mi.

—Te va a encantar el lugar, Avery —mi hermano habla, tomándome de la mano para que hagamos una cadena humana y así podemos pasar entre los fans que esperan fuera.

Mis ojos se irritan por la luz de algunos flash y mis oídos escuchan tantas voces al mismo tiempo que no se cuantas veces tuve que decir gracias cuando me felicitaban.

Definitivamente el lugar es maravilloso.

Y lo mas lindo, es que el caballo que Max me regalo esta ahí. En realidad la fiesta es de temática vaquera. Es como una mini feria.

Juegos de disparar, de cartas, un carrusel pequeño, el toro mecánico, puestos donde hay diferentes tipos de comidas, arreglos para tomarnos fotos y una mesa enorme para casi cincuenta personas.

—Esto sabe delicioso —meto una cucharada a mi boca de pastel de carne que me hace suspirar de placer—. Maldita sea, es de los mejores cumpleaños de mi vida.

—Te mereces lo mejor, hermanita —Charles besa mi cien disfrutando de los cupcakes decorados con fotos graciosas de mi—. Esta fue idea de Carlos.

—Lo supuse, le encanta tomarme fotos en mis peores momentos.

—Avery, súbete a tu caballo feo para que te cantemos las mañanitas —Pierre grita desde el otro lado de la mesa por lo que le saco el dedo.

Todo ríen, mientras yo hago lo que me dicen y cuando veo que traen un pastel verde limón, con luces de bengala y un sombrerito blanco grito de felicidad.

—Hada, no puedes comerte mi pastel —la regaño, cuando de mi plato se come mi rebana y me rio porque queda toda manchada. Trato de limpiarla, alejándola de la gente.

—Feliz cumpleaños.

—Diablos Lando, ¿Que haces aquí? No estabas en Londres? —llevo una mano a mi pecho para tocar mi corazón vuelto loco por el susto—. Gracias.

—Te-tenia que llegar para tu cumpleaños —murmura, mientras se hace aun lado cuando Hada se mueve rejega  a que la limpie—. Traje algo para ti.

Lo miro tender un pequeño envoltorio que se que lo ha hecho él porque esta todo mal forrado. Me da ternura y no siento la necesidad de portarme mal con él, aunque hace unos cuantos días me dijera tantas cosas.

—Muchas gracias Lan —sonrió tímida, mientras veo que es un relicario. Mi corazón se empequeñece cuando puedo ver dos fotos muy lindas. Una de mi familia y yo en una tarde de Monaco en mi infancia y otra con él. Las fotos de Bakú— ¿Cómo las conseguiste?

—Verstappen.

Silencio incómodo se hace entre nosotros dos porque no se que decir. Era obvio que fue por él, Max tenía algunas fotos mías de pequeña porque mamá fue la típica suegra que avergonzó a todos con los álbumes familiares.

Pero me parece tan gratificante la acción de Max. Porque significa que me ha soltado por fin, porque aquella foto la robó sin que mi madre se diera cuenta alegando que era su favorita.

Que mostraba la inocencia y la pureza de mi alma, al igual que el amor que tenía por el mundo en aquellos tiempos. Que la amaba tanto porque esa pequeña niña siempre iba a vivir en mi y él me amaba.

Pero ahora la tenía Lando.

—Sé que lo que dije hace un par de días te hicieron sentir mal... pero no puedo evitar pensar en que jamás vas a amarme como Max y no podré vivir en paz —su murmuro llega a mi corazón, porque sé que es un miedo recurrente en su vida porque tengo a mi ex novio cerca—. Pero, soy tuyo, Avery Leclerc.

—¡Avery, vamos afuera! —Alex grita con felicidad, mientras toma mi mano sin importarle que Lando esta a mi lado y con una sonrisa de disculpa persigo a mi amiga. Pero lo llevo a él de la mano.

Sonrió al ver el espectáculo que hay de fuegos artificiales, todos están afuera viéndolos y me encanta. Pero siento su mirada y al verlo, sus preciosos ojos me miran con el brillo que lo caracteriza.

No me importa nada, porque cuando todos entran y él y yo quedamos afuera, lo beso. Lo beso tan desesperadamente que mi corazón duele al saber que nunca íbamos a poder estar juntos.

—¿Avery?

—¿Uhmju?

—No quiero tener miedo, pero acepto el reto, porque nos merecemos.

Malas Decisiones - Kenia Os

Malas Decisiones - Kenia Os

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