Final

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Narra Sam:

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Miro el campo de entrenamiento por el ventanal de mi despacho, todos en sus rutinas diarias, recuerdo cómo desde este mismo lugar veía a mi preciosa Liz entrenar con aquel chupasangre, ella siempre desafiandome en absolutamente todo, dispuesta a sacarme de mis casillas.

No puedo evitar sonreír con aquel recuerdo, ella con su cabello fuego, con sus ojos verdes intensos, su hermoso cuerpo y esas tetas, uufff esas tetas.

—¿Se puede saber que es lo que tanto mirás?.— la voz de mi padre me hace mirar sobre mi hombro, viéndolo caminar hasta mi, se situa a mi lado izquierdo siguiendo mi mirada. — Ya, comprendo.— palmea mi hombro y me entrega un vaso de whisky.

— ¿Siempre será así?.— la risa ronca de mi padre, me da la respuesta.

—¿ Acaso no fue eso lo que siempre te prendió?.— bebo un poco del whisky, fijando mis ojos una vez más en el entrenamiento femenino.

— Está por dar a luz, mira su enorme vientre y aún así ella tiene que darme la contraria. ¿Sabes que me ha dicho cuando le pedí que abandone por un tiempo el entrenamiento?.— mi padre me mira, él tiene una fascinación con ella. — Que me dejará sin sexo y que si me descubre haciéndome una paja me meterá un palo en el culo.— la carcajada de Dionisio Walton invaden el despacho, a mis padres se les hace una maravilla que mi mujer me haga este tipo de cosas, ellos disfrutan ver nuestras discusiones y que luego ella salga haciendo lo que le venga en gana.

— Déjala, ella ama hacer eso. Además mírala, solo le da órdenes, no está haciendo nada que afecte a su bebé.—

— Tengo miedo, no se lo digo a ella, pero tengo un puto miedo de que algo le suceda. No quiero verla como la vi aquella vez, sentí que iba a morir.— dejo salir mis temores, porque hace unos meses atrás sentí un miedo terrible al no saber que le sucedía, fueron los peores minutos de mi existencia, hasta que llegó la enfermera, me llevo con ella y con sus ojos llenos de lágrimas me dió la noticia que había estado esperando hacia mucho tiempo, habiamos creado a nuestro primer cachorro. No sabíamos si era niño o niña, queríamos que sea sorpresa.

— Eso no va a suceder, ella es fuerte. Ahora ve con ella, haz las paces y disfruta de ellos.— dejé la bebida sobre la pequeña mesa y salí de mi despacho, directo a dónde estaba mi mujer.

(***)

Liz pasaba una de sus manos por su enorme vientre, había estado todo el día con las mujeres hasta que llegó su lobo sexy a buscarla, la había sacado del campo para llevarla a la habitación, darle unos ricos masajes en sus pies mientras estaban sumergidos en la bañadera llena de espuma como a ella le gustaba.

Las manos calientes de Sam sobre su piel la hacían arder, quería sexo, quería que su Alpha le diera duro, pero cuando fue a tomar la iniciativa un dolor en el bajo vientre la obligó a quedarse inmóvil, mirando fijamente a Sam.

— ¿Qué sucede?.— la voz grave del lobo invadió todo el baño y Liz no comprendía cómo podía tener deseos de sexo en pleno labor de parto.

— Estoy segura de que rompí bolsa.— dijo en un susurro, pero aquello alarmó al pelirrojo que de inmediato se puso de pie y saliendo de la bañadera tomó las batas para cubrir su desnudez, luego la de Liz y la ayudo a salir lentamente.

—¿Qué debo hacer?.— pregunto algo turbado, la ayudo a sentarse sobre el colchón e impartió pequeños masajes sobre la espalda femenina.

— Podemos ir a la clínica, necesito atención médica Sam, es obvio lo que debemos hacer. Tomar el bolso que prepare para el bebé y el de mis cosas, para luego llevarme con mi doctor.—

—Bien, eso es sencillo.— se puso de pie y tomó todo lo que le iba indicando, cuando ya tenía todo, la cargo en sus brazos y bajo las escaleras cargado de todo lo que iban a necesitar.

Dionisio y Lucila los miraron, tardando en comprender el alboroto.

— ¡Ya es hora!.— gritó sin detenerse, la subió al vehículo y partieron al hospital de la manada, que de inmediato fueron atendidos por el doctor.

Sam tomó la mano de su Luna, sintiendo como los nervios invadían su cuerpo, estaba todo preparado para recibir a su primogénito, estaba a pocos minutos de conocer el fruto del amor que se tenían él y su Luna.

—Respire y cuando venga una contracción puje.— Liz asintió y cuando sintió aquel dolor intenso, pujó sin detenerse, no hasta lograr sacar a su cachorro. Su frente sudada y el dolor era terrible, pero sentir el calor de su compañero junto a ella le dió las fuerzas que necesito para aquel último esfuerzo, sintiendo un fuerte llanto en su última fuerza, cayó rendida hacia atrás, dejando salir las lágrimas de felicidad, los labios de Sam se posaron en los suyos y pudo sentir el sabor salado de las lágrimas de su Alpha.

—¡Es un niño!.— expreso con alegría el doctor, aquello inflo aún más el pecho de Sam, enderezó su cuerpo cuando le entregaron a su hijo, su pelito fuego como sus papás, su piel blanca como la nieve y suave como la seda. Se lo dejo ver a Liz, quien con lágrimas en sus ojos beso su frente, miró a sus dos hombres, por quién ella daría su vida.

— Bienvenido Ivar, mi guerrero.— Sam sonrió al escucharla, no podía esperar menos de ella, aquel nombre era perfecto para su hijo.

—¡Guerrero del arco!.— dió su significado mirando a su Luna, haciéndole saber que aquel nombre era perfecto para su hijo, el futuro Alpha de aquella manada. — Le has regalado el amor más puro a este lobo y el futuro Alpha a esta manada mi Luna amada.— beso sus labios con amor, sintiéndose pleno y agradecido.

(***)

Narra Liz:

La habitación está llena de globos, peluches, flores y regalos. Ivar duerme profundamente luego de haber llenado su pancita. Es un pelirrojo hermoso, y se que será igual que su padre, aunque solo espero que saque el físico y no su carácter de mierda.

—¿En qué piensa tanto mi mujer?. Espero ser yo quien ocupe tus pensamientos.— su voz se me hace tan sexy.

—Si pensaba en ti.—

— ¿En que, si se puede saber?.— rodeó su cuello con mis brazos y lo atraigo hacia mi, besando sus deliciosos labios.

— Solo rogaba a la diosa, que Ivar saque todo de ti, menos tu asqueroso carácter.— eleva una de sus cejas mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.

— No puedes negar que mi carácter te moja el coño, como me la pone dura a mi tus provocaciones.— una risita sale de mis labios, porque dice la pura verdad.

—¡Te amo, así tal cual eres!.— le dejo saber.

—¡Yo te amo sobre cualquier cosa!.— su mano cae sobre mi nuca, atrayendome hasta él y me debora los labios como tanto a me gusta. —¡Gracias por quedarte con este lobo machista!.— susurra sobre mis labios.

—¡ Gracias por no sacarme de tu vida!.—

—¡Jamás, eres mi fuerza, mi amor y mi Luna!.—

Fin.


~•^💫 Tefy Luna💫^•~

Si has llegado hasta aquí y está historia fue de tu agrado, no dudes en dejar tu voto y un lindo comentario ❤️☺️
Próximamente tendremos noticias del Alpha Brandon Black.

Muchas gracias por la oportunidad y deseando que me sigas acompañando.

TORMENTA Y PODER Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin