Capitulo 22

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ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕃𝕚𝕫:

Abro lentamente mis ojos, intento visualizar en dónde me encuentro. Inhaló profundamente percibiendo aquel aroma que me provoca un sin fin de emociones. Guío mi mirada a mi cintura encontrándome con una enorme mano aferrada a mi, giró lentamente en sus brazos para quedar frente a él. *Nos encontró* susurra Calista, provocando una sonrisa en mi, quizás él si nos quiera, quizás deba sacar un poco más de sus casillas a este lobo machista.

Tomo su mano y la dejo con delicadeza sobre el colchón, para así ponerme en pie, tengo un hambre de los mil demonios. Me pongo de pie lentamente, me siento mareada, camino hasta el baño sujetándome de los muebles y pared, me miró al espejo viendo lo espantosa que me veo, tomo mi cepillo de dientes y me los lavo, bajaré a comer algo, luego me bañaré, siento demasiada hambre. También debo ir a buscar a Yeuri y contarle que fui atacada por uno de los suyos.

Salgo de la habitación, dejando dormido a Sam, bajo lentamente las escaleras llegando hasta la primer planta, me dirijo hasta la cocina, mis fosas nasales son invadidas por un increíble aroma de tocino, huevos, tostadas y café. Por la diosa, siento que hace meses que no me alimento.

—¡Buenos días!.— saludo, logrando así que Solvia la cocinera me mire con una enorme sonrisa, ella es muy dulce y por alguna razón me hace recordar a mamá.

—¡Buenos días Luna!.— saluda haciendo una reverencia, lo cual odio. No me gusta que me traten de esa forma. Por varias razones y una de ellas es porque aún su Alpha no me acepta como tal.

— Silvia, por favor solo dime Liz.— me siento en la banqueta de la isla. —¡Que bien huele, tengo tanta hambre que me comería media cocina!.— la veo girarse con una sonrisa en su rostro, mientras sostiene un plato con abundante comida, lo deja delante de mi, junto con un vaso de jugo de naranja y café. —Muchas gracias Sil.—

—¡De nada niña, que lo disfrute!.— la veo seguir con sus tareas, mientras devoró todo lo que me sirvió.

Una vez que terminó mi desayuno, subo nuevamente hasta la habitación, Sam ya no está en la cama, pero imagino que está en la ducha, se escucha el sonido del agua. Me dejó caer en la cama esperando que salga así poder darme una ducharme. *¡Vamos a ingresar con él a la ducha!.* me anima Calista. -¡No, estás loca. Baja tu calentura!.- reprendo a la muy cachonda loba.

—¿Cómo te sientes?.— la voz ronca y varonil de Sam hacen que abra mis ojos y me siente de inmediato, fijando mis ojos en aquel torso desnudo, musculoso, bañado en pecas y su aroma invaden por completo mis fosas nasales. Cada día se me hace más difícil no lanzarme sobre el.

—¡Emmm...

Aclaro mi garganta, intentando sacar mi voz, parezco idiota tartamudeando. —Estoy muy bien, gracias.— me pongo en pie, mirando aquellos ojos tan hermosos, muchas noches sueño con aquellos dos faros color oro. Camino lentamente hasta el baño, pasando por su lado, siento su mirada sobre mi y luego su mano, la cual rodea mi brazo causando en mi una electricidad inexplicable.

— ¿Por qué te fuiste así Liz?.— cierro mis ojos con fuerzas, ¿Qué le digo?, oh mira me fui porque los celos me piraron y si no ponía distancia te cortaría la polla, o también ¡Me tienes hastiada con tu puto machismo y falta de respeto!.

—No puedo vivir con una persona que no me respeta, no me valora, no me ama y sobre todo me pasea sus zorras en mi puta cara. ¿ Te parece poco?.— cuestionó mientras me suelto de su agarre, no responde, solo me mira con algo muy extraño en sus ojos, no me importa descifrar que es lo que ellos dicen. Por lo que sigo mi camino y me voy directo a la ducha, necesito sacarme está suciedad, quiero ir a entrenar, ya me siento bien, no me quedaré aquí encerrada.

TORMENTA Y PODER Where stories live. Discover now