Capitulo 28

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Narra Kerr:

Camino hasta el gran playon dónde entrenamos cada día, Liz me dió la autorización de atacar, pero lo que ella no sabe es que me iré sin ellas, no la expondré. Ella debe salvar a su compañero, debe estar con él y está lucha es mía, todo lo sucedido es solo mi culpa, no puedo desaparecer y abandonar a mi amiga, quien me brindo tanto todo este tiempo.

—¡Señores!.— grito llamando la atención de todos los guerreros. — Un híbrido atacó a nuestro Alpha y nuestra Luna ha pedido que destruyamos al El Rey Aleister Podevin y a todo el que esté con él.— los hombres con solo escuchar que han atacado a su líder, corren a prepararse para la guerra.

Iba a huir de estás tierras para no enfrentarme a este maldito, pero hoy está causando un dolor en la persona que más quiero, Liz es una hermana para mí, ella es la única familia que tengo. Mataré al mal nacido de Aleister como debí hacerlo hace años atras.

(****)

Liz abría lentamente sus ojos, había caído en un profundo sueño luego de marcar a Sam, se sentó sobre la cama sobresaltada, recordando todo lo que estaba sucediendo,sus ojos se dirigieron al lugar que ocupaba el lobo hace unas horas atrás, pero lo encontró vacío. Aquello la alarmó, por lo que se puso de pie y caminó hasta el ventanal deseando encontrar a su hombre, Pero no lo encontró, solo apreció a todos los guerreros partir para ir a luchar contra aquel maldito vampiro.

El sonido del agua que corría en el baño llamó su atención, por lo que caminó con la ilusión de al fin ver a Sam y lanzarce a sus brazos. Habían pasado doce horas desde que había marcado a su compañero.

—¡Sam!.— gritó, mientras caminaba en dirección a la puerta del cuarto de baño, cuando estuvo en el interior se encontró con la ancha espalda de su lobo, bajo la lluvia artificial, sonrió al verlo en pie, teniendo la certeza de que estaba bien. Se quitó su ropa, quedando completamente desnuda, caminó hasta él e ingreso bajo el agua, rodeando con sus brazos la cintura masculina, sintiendo como los músculos de él nse tensaban.

—¿Porqué hiciste esto?.— el tono de voz de Sam desprendía una sola cosa, reproché. El buen ánimo que había experimentado solo unos instantes habia desaparecido. El lobo imbécil y machista había regresado. Liz salió de la ducha, más rápido de lo que se lo había imaginado, tomó una toalla y cubrió su desnudez, lo miró con furia mientras él también se colocaba una toalla rodeando su cintura.

—¿Hacer qué?.— lo miró desafiante, ella podía comprender por dónde iba el enojo de aquel lobo.

—¡Ésto!.— gritó señalando el lugar donde estaba la marca de Liz, ella lo miró, mientras sonreía y negaba con su cabeza. Claro que esto sería un problema grave para el ego de macho Alpha, pero jamás pensó que fuera a reclamar tal cosa, al saber que su vida estaba en peligro, ella pensó que aquel machista por primera vez iba a estar agradecido y no cuestionaría cosas estúpidas. ¿A caso prefería morir?, se cuestionó Liz, sintiendo como la rabia corría por sus venas.

*-Calma Liz, no dejes salir lo que ronda por tu mente.-* Calista intentaba controlar a Liz, ella estaba igual o más molesta, claro que sí. Pero en parte comprendía que como todo Alpha y sobre todo un machista arrogante, era él quien deseaba marcar primero.

La pelirroja ignoro a su loba, ella no iba a permitir que don imbécil la hiciera sentir mal, cuando él debería estar agradecida con ella.

—¿Hablas enserio?.— cerró sus manos con fuerza, sintió como sus colmillos iban saliendo de su boca, sus garras aparecer. Pero ella sabía muy bien que Calista quería tomar el control para no poner en su lugar al maldito arrogante, por lo que lucho con su loba y también con su compañero.

TORMENTA Y PODER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora