Capitulo 24

16.8K 859 8
                                    

Narra Sam:

Habían pasado dos semanas, mi hermana Shadai se había comprometido hace una semana y a la próxima semana ya estaba casada. Quizás antes habría juzgado su forma tan apresurada de decidir las cosas, pero hoy la comprendo más que nunca. Porque cuando llega la persona destinada que la diosa tiene para ti, todo tu entorno deja de importar. Antes no pensaba de esta manera, siempre pensé que cualquier mujer podría dejarme satisfecho en mi ámbito sexual, sentía que tenía todo bajo control. Eso fue hasta que Liz llegó a mi vida, ella provoca en mi una terrible erección con solo verla caminar con aquella ajustada calza deportiva que tiene puesta en este momento. Cada puto día desde aquella vez que pensé que la haría mía ella se viste de una forma demasiado atrevida, mostrando mucha piel, todo tan ajustado que sus tetas y culo no dejan nada a la imaginación.

Estoy cumpliendo con lo que ella pidió, le demuestro cada día que lo que dije era verdadero,hace unos días la lleve al centro comercial y muchos lugares de la manada, camine con ella tomado de la mano y cada persona que nos saludaba les hacía saber que ella es la Luna de esta manada. Pude notar el brillo de felicidad en sus ojos verdes, como también darle presentes y en eso me di cuenta que le fascina más que preparé su desayuno y se lo traiga a la cama, que cualquier otra cosa material.

—¿Dónde piensas salir así?.— se gira quedando frente a mi, con sus manos en aquella deliciosa cintura, su vientre al aire gracias a ese mugroso top.

—A entrenar, ya es mi hora de encontrarme con las chicas.— una sonrisa burlesca se dibuja en su rostro, sabe muy bien como tocarme los cojones.

— Se te ve mucha piel, tu culo se marca demasiado con esa puta calza. Definitivamente no saldrás de aquí.— su carcajada invade toda la habitación, camina hasta la puerta de esta, la abre y se gira para mirarme desafiante.

—¡Mira como salgo lobo machista!.— sale corriendo, desapareciendo de mi campo de visión, me pongo de pie saliendo tras ella, veo su cabellera rojiza en una alta coleta.

—¡Liz White, regresa o iré por ti!.— le gritó desde el pie de la escalera, no me mira sigue su camino y aquello más que enojarme, me prende. Quiero hacerla mía ya, no soporto un día más sin hundirme en ella.

Camino al Interior de la habitación, me meto al baño, abriendo la ducha, para luego meterme bajo la lluvia artificial. Necesito una ducha fría con suma urgencia, llevo una de mis manos a mi polla, sintiendo la dureza de ella. —¡Al carajo!.— comienzo a mover mi mano, para hacerme una nueva paja en nombre de Liz.

Narra Liz:

Salgo de la mansión en dirección al campo de entrenamiento, lo cierto es que me visto de esta manera para provocarlo, pero ya no se cuánto más podré soportar el deseo que me provoca. Él ha demostrado estos últimos días que si está cambiando, al menos conmigo, porque con las demás personas es bastante grosero. Alba dice que jamás habían visto a su Alpha con una mujer de la forma en que se muestra conmigo, que jamás trajo a sus zorras a esta mansión, no comprenden que es lo que hacía aquella morena que encontré en ropa interior en el despacho.

Tengo información de que aquella mujerzuela está en las celdas que tienen a un costado del campo de entrenamiento, veo a Kerr se me hace tan extraño saber que es un príncipe, le regaló una sonrisa pero sigo mi camino.

—¡Chicas, troten para entrar en calor, ya regreso!.— camino hasta el gran galpón donde están las celdas, me gustaría arrancarle el pescuezo a esa idiota. Pero necesito saber a qué vino ese día, pero sobretodo saber porque está en esta celda y no la libero. Ingreso al lugar, encontrandolo oscuro y un olor repugnante invade mis fosas nasales. *¡Salgamos de aquí!.* Calista percibe algo, pero necesito ver a la mujer, por lo que sigo caminando y llegó hasta su celda. Desde aquí puedo ver su silueta, camino lentamente hasta las rejas.

—¿Qué haces aquí?.— doy un pequeño salto al escuchar la voz de Sam a mis espaldas. —¡Responde Liz!.— su mano rodea mi brazo y me pega a su pecho.

— Nada... Solo quise ver a tu puta.— la mano que estaba sobre mi brazo ahora se posa sobre mi vientre y su aliento choca en mi cuello. Se que mis palabras lo enojan, porque según el desde que llegué a su vida su polla no entro en otro coño.

—¡Ella no es mi puta!.— su nariz roza la piel expuesta de mi cuello y un escalofríos recorre mi cuerpo entero.

— Pero lo fue y quería venir por respuesta, como por ejemplo ¿Qué hace ella aquí?. ¿ Acaso vienes por las noches y te la follas?.— su agarre se potencia, lo estoy haciendo enfurecer y lo hago con todo gusto, quiero provocarlo a tal punto que me cargue en su hombro y me lleve hasta nuestra habitación. Ya no soporto un segundo más, ¿Dos semanas son suficientes para comprobar su cambio?. Ya no me interesa, solo quiero sentirlo, quiero que me haga todo lo que infinitas veces ha dicho que me haría. Soy una mujer virgen, tengo miedo, no lo voy a negar. Pero el deseo y el amor que siento por él es demasiado. Hemos soportado por largos tres meses, nuestra especie no tarda más de una semana en sellar la unión, pero a mí me tocó el lobo más orgulloso, machista y engreído.

— Sabes perfectamente que mi polla solo reacciona contigo.— su voz sale cargada de muchas promesas, estar aquí no se porque pero me provoca algo extraño ¿Morbo? No lo se, mi centro palpita de solo escuchar su voz. Muevo mi culo contra su bragueta, sintiendo perfectamente aquella dureza que promete mucho dolor, pero también satisfacción. — ¡Liiiiz, detente!.— puedo escuchar el crujir de sus dientes, ante la fuerza que ejerce para no perder la cabeza. No me detengo, porque quiero que pierda la cordura.

—¿ Qué pasa si no me detengo?.— muerdo mi labio inferior al sentir su lengua por mi piel. Si, esto es lo que deseo. —¿ Me vas a castigar, me encerraras aquí junto a tu zorra?.— un gruñido sale de su garganta y pego un grito al sentir como me gira quedando frente a él, para luego empotrarme contra esta asquerosa pared, pero es lo que menos me interesa, estoy más pendiente del choque de nuestros sexos cubiertos por nuestra ropa.

—¿Quieres que te haga mía aquí?. ¿Por qué me tientas, si luego me dejarás con la verga dura?. ¿Te gusta volverme loco?.— sus ojos amarillos son lo único que puedo ver en este oscuro lugar, su aroma me enloquece, mi centro está húmedo y sentir su dureza en mi centro no ayudan.

—¡Quiero que me lleves a nuestra habitación y me hagas el amor!.— me sujeta de mis nalgas y comienza a caminar conmigo a cuesta, sin importarle que todos nos vean y honestamente a mi tampoco me interesa.

—¡Primero te haré el amor, pero luego te voy a follar duro, sin parar y dejaré todo mi semen en tu caliente coño!.— antes de ingresar a la mansión muerde mi labio inferior, sacándome un jadeó involuntario, sintiendo mi cuerpo vibrar ante aquella promesa. 






✨🐺

✨🐺

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TORMENTA Y PODER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora