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-Martin
-Martin
-Martin
Escuchaba a lo lejos una voz llamándome.
Y cuando abrí los ojos necesité coger aire como si me hubiera ahogado.
Y vi a Juanjo sentado en la cama.
Cogiéndome de los brazos y sacudiéndome.
-Martin.- dijo en un todo de tranquilidad.
Y me abrazó.
No entendía que había pasado.
Estaba muy desubicado.
Me tocó la frente.
-Estás ardiendo y sudando. Necesitas una ducha de agua fría ya, vamos.
Y me cogió de la mano, para ir al baño.
Yo me dejé guiar por él.
Incluso cuando me quitó la camiseta.
Incluso cuando me quitó el pantalón.
Seguía sus órdenes.
Entré a la ducha, y si que me sentí bien.
Empecé sentirme mejor, más yo.
Después de unos segundos en silencio bajo el agua. Empecé a pensar.
-¿Estoy... muerto?.- le pregunté.
-No, ¿por qué ibas a estarlo?.- me contestó.

Había sido un sueño.

O más bien, una pesadilla.

Me alegré internamente de que no hubiera sido real.
Salí de la ducha, y me trajo otra ropa, esa la había sudado.
Y ya fui yo mismo el que se vistió.
Y cuando estuve listo, le abracé.
Lo más fuerte que pude, por si se quería ir. Por si cambiaba. O dejaba de cuidarme. O mi pesadilla se hacía realidad.
No iba a dejar que se fuera.
Le quería.
Y volvimos a la cama.
Está vez, directamente me tumbé con al cabeza sobre él, y aunque en un primer momento lo noté tensarse al poco tiempo, noté sus dedos pasar por mi pelo, acariciándome.
Y consiguiendo que volviera a dormir.
Lo necesitaba.
-Me has salvado.-solté medio dormido. Y no sé porque lo dije, pero no mentía.
Lo último que noté, fue como me daba un beso en la cabeza como respuesta.

Desperté, con el sol dándome en la cara.
Salí de la habitación y fui a la cocina.
Esta vez con miedo de entrar.
Y me quedé en la puerta sin atreverme a abrir.
Se ve que Juanjo vio mi silueta a través de la puerta, porque fue él el que la abrió.
-Buenos días Martin.- me dijo.
Me invitó a unirme a la charla con sus compañeros de piso, y fue mejor de lo que esperaba.
Hablamos un poco, conociéndonos, aunque a Bea la reconocí de la fiesta.
Un rato más tarde, después de desayunar, decidí que era hora de volver a casa.
-Adios Juanjo, muchas gracias por todo, te debo una.- Dije, ya en la puerta.
-Si, me la debes, dame tu número y vemos cómo me pagas.-dijo con un todo de broma y me dio su móvil.
Metí mi número y me fui.
Cuando llegue a mi casa, tuve que dar muchas explicaciones sobre donde había estado a chiara y a ruslana, pero en el fondo, agradecí su interés en mí.

__________

(Juanjo)

Era sábado, pero no tenía ganas de nada.
Las últimas 24 horas habían sido muy estresantes, y no tenía fuerzas.
Y cuando descansaba lo suficiente me salia el mal humor, y no quería tampoco eso.
Pero como no, una simple queja sobre el desorden acabó en pelea.
Así que salí de la casa sin decir nada. Para no arrepentirme después, ignorando las palabras de mis compañeros, que empezaban a subir de tono.
Fui a un parque a fumar.
Sabía que no era bueno, pero en situaciones así lo necesitaba.
Incluso diría que fumé más de lo normal.
Pero es lo que tenía el estrés.
Un par de horas después volví a casa.
El fumar me había quitado hasta las ganas de comer.
Así que simplemente me dormí hasta el día siguiente.

El domingo pasó como un día normal.

Llegó el lunes y tuve que volver a la rutina, seguía sin hablar con mis compañeros de piso, pero ya lo arreglaríamos más tarde.
Ese día había estado menos atento de lo normal, y me regañaron el todas las clases, cosa que no ayudaba a mí mal humor.
Terminé agotado mentalmente.
Y ví como mis amigos, se iban sin esperarme.
Seguían enfadados, pero los entendía, tenía que ser estresante vivir con alguien que solo sabe huir de sus problemas.
Ni siquiera iban dirección el piso, así que fui yo solo.
Entré al piso, y lo primero que hice fue ordenar.
Y encontré ropa de Martin.

La inseguridad de su mirada~juantinWhere stories live. Discover now