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Martín estaba en su habitación, como de costumbre, escuchando música mientras miraba por la ventana.
Acababa de empezar la universidad, su primer día de clase, y no le había ido nada mal, había hecho una amiga.
Ruslana, iba a su clase, y se habían sentado juntos, se presentaron y se hicieron amigos en la primera clase, comieron juntos e intercambiaron números.
Le venía muy bien tener a alguien en la universidad, se acababa de mudar a Madrid, él solo, sin familia ni nadie cerca. Y tener una amiga era justo lo que necesitaba.
Al día siguiente, fue a la universidad y estuvo todo el día con ruslana, conocieron a otra chica de su clase, Chiara, con la que conectaron desde el primer momento, que acabó uniéndose a ellos.
Estaba muy feliz de tener ya dos amigas, en el segundo día de clase.
Cuando llegó el fin de semana, ruslana les dijo de quedar para celebrar que iban a comenzar la carrera juntos y aprovechar para ir de fiesta antes del estrés que les vendría por los exámenes y deberes. Y como iban a decir que no.
Fueron a una discoteca que conocía ruslana y pasaron ahí toda la tarde, la noche y la madrugada, hasta las 5 de la mañana. Habían bebido, pero lo justo para disfrutar sin preocuparse, sin pasarse.
Y fue una noche mágica.
La siguiente semana empezaron los proyectos y, aunque a ruslana y Chiara les tocó juntas, a Martín le tocó con un chico de su clase, Eric.
No había oído de él, así que no tuvo problema en conocer a alguien más.
-Oye, Eric. ¿Vamos a la hora de salir a la biblioteca a plantear el trabajo?.- le dijo martin
-Si, vale. Nos vemos allí.- le contestó sin más.
Terminó el horario y le tocó separarse de sus amigas para ir a la biblioteca.
Llegó antes que Eric y se sentó para esperarlo.
Cuando llegó, Martin lo miró y analizó intentando ver algo que le dijera como era Eric, sus gustos, algo que pudieran tener en común... Sin embargo para Eric fueron unos segundos bastante incómodos al notar la mirada de Martin sobre él.
-Eh, oye. Deja de mirarme tanto ¿vale? No seas raro.- le dijo Eric.
-Sisi, perdón.-le contestó martin, con miedo de haberla cagado y maldiciendose por haberle mirado tanto.
Estuvieron una hora en la biblioteca y dejaron el trabajo, quedando en volver al día siguiente.

Y Martin se fue andando a su casa, pensando en si había sido muy raro con Eric o simplemente lo olvidaría sin darle tanta importancia.
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Al día siguiente, cuando entró a clases, noto algunas miradas raras, más miradas de la cuenta, y dio gracias a qué estuvo siempre con sus amigas y no sólo, porque estaba tan incomodo que habría acabado corriendo fuera de clase.
Llegó la hora de comer, y al pasar por los pasillos, escuchó algunos susurros, "ese es el gay ¿no?", "si, se ve que está colado por Eric", "si supiera que él es hetero"...
Salió de ahí lo más rápido que pudo para volver a estar con sus amigas, al menos ahí se sentía protegido.
-Martin, ¿me estás escuchando?.- le dijo ruslana después de notar a su amigo con la mirada perdida.
-sisi, perdón hoy estoy muy distraído.-le contestó, restándole importancia.
-¿Seguro que no te pasa nada?.- le dijo Chiara, que no era tonta y también había escuchado algunos comentarios.
Y dejaron ahí la conversación.
Cuando terminaron las clases, Martin tenía que ir con Eric a la biblioteca y aunque le daban escalofríos solo de pensarlo, no era plan empezar el curso sin hacer el trabajo.
Esta vez el que llegó tarde fue el, y Eric le estaba esperando.
Martin estuvo toda la hora con un tic nervioso que no le dejaba parar de mover la pierna y temblar a ratos.
No pudo ni mirarlo a la cara hasta que se despidieron.
-Martin, por si no lo sabías no soy gay, me gustan las chicas ¿vale? No saldría contigo nunca. Tengo una reputación que mantener, no puedo caer tan bajo, como para salir con un chaval tan raro. Pero no te lo tomes personal eh, nos vemos mañana.- le dijo a Martin a modo de despedida.
Martin analizó todo lo que le dijo, cada una de sus palabras.
Y cuando llegó a su casa se encerró en su habitación a pensar.
¿Se había pensado que le gustaba? ¿Sabía que era gay? ¿Estar con él era caer bajo?¿Era tan raro?
Estuvo llorando toda la tarde, pensando en que ahora todo el mundo le odiaba.
Y cuando salió de la ducha, y se miró al espejo, se analizó, Eric tenía razón. Era muy poco atractivo, su pelo estaba muy despeinado y su bigote si que era raro. No tenía un cuerpo muy musculoso. No destacaba en nada más que ser raro. Tenían razón, se le notaba con solo verlo. Y mirándose en el espejo, se dió asco a si mismo, se odió en ese instante por ser tan diferente, tan raro.
Su cabeza no paraba de pensar, y él sentía que iba acabar explotando, no paraba de sobre pensar y sabía que iba acabar haciendo algo de lo que se arrepentiría después. No sería la primera vez que se castigaba a si mismo por eso, hacía tiempo que lo había superado, o eso quería decir, pero las recaídas seguían llegando.
Así que decidió salir a un bar, beber le haría no pensar, y ya se preocuparía más tarde por qué haría mañana para afrontar la situación.
Y eso hizo, se bebió 3 chupitos para empezar, y eso fue solo el comienzo.
De golpe, notó una mano pasar por su pierna, y al levantar la vista vio a un chico, probablemente un par de años mayor que él mirándole.
Pensó que habría sido un simple roce, con la cantidad de gente que había ahí metida, era normal.
Pero cuando el chico se acercó un poco más a el se dió cuenta de sus verdaderas intenciones.
Por un momento se dejó llevar por la música y el alcohol. Se planteó tener un rollo esa noche, pero esa idea duró poco, cuando en un momento se lucidez, se dió cuenta de que era un desconocido y no iba a salir bien.
El chico, que también había bebido bastante, no quitaba su mano de la pierna de Martin.
-oye, no quiero nada eh.- le decía Martín. Pero con la música tan fuerte el chico no le entendía.
Martin, buscando distancia dio un paso para atrás, tropezando con la persona que estaba detrás de él, con la mala suerte de tirar su copa al suelo. El alcohol abandonó su cuerpo en ese momento.
Cuando se giró a pedirle perdón, le vio.
Era más alto que él, sus facciones mostraban dureza y carácter.
Imponía bastante, y le estaba mirando con cara de querer arrancarle la cabeza, porque no sólo le había tirado su bebida, sino que encima le había manchado la ropa.
- Perdón, de verdad, lo siento muchísimo yo no estaba mirando y- empezó a decirle martin que no sabía que hacer para excusarse. Hasta que le interrumpió.
-Que cojones haces tio, Joder, que no estás solo aquí. Le decía mientras Mira su camiseta manchada.
-Mira por donde vas. Ahora que, no voy a ir así.- le dijo recriminando.
-Juanjo, relájate, no se nota tanto vamos al baño a ver si se quita.- le dijo una chica, cogiéndole la mano, se ve que iban juntos.
Juanjo, ese era su nombre.
-Que no ostia bea, que no tengo culpa de que esté chaval sea un gilipollas que no mira por donde va.- le contestó a su amiga quitando su mano.

Martín quería que la tierra le tragara porque no sabía cómo salir de esa. Y dijo lo único que se le ocurrió.
-¿Te doy mi camiseta? Así no vas manchado, es lo único que puedo hacer.- le dijo martin.
-¿Cómo?
Martín se acercó más a su oído para intentar que le escuchara.
-Que si te doy mi camiseta, para que no vayas manchado. Repitió.
-Vamos al baño y me la das.- le contestó a la misma distancia. Empezando a andar.
Cuando llegaron, Martin esperaba entrar en un cubículo a quitarse la camiseta,y dársela por encima de la puerta para que se cambiara.
- A que esperas, venga, dámela.- le dijo a Martin. Sin intención a esperar mucho, esperando a que simplemente se quitará la camiseta, se la diera, y pudiera cambiarse la camiseta de una vez.
-Ah, sisi.-martin no tuvo otra opción que mentalizarse de lo que iba a hacer.
Después de haberse mirado tanto en el espero hoy, estaba más inseguro que nunca e iba a quitarse la camiseta delante de un desconocido. No estaba preparado para la cara de asco que pondría el chico cuando lo viera. Cuando viera su cuerpo, tan poco atractivo.
Sintió nervios, incluso estaba temblando un poco. Miró al chico, esperando su camiseta y lo hizo sin pensar.
Se quitó la camiseta, y se la dió.
Cubriéndose como podía con sus brazos.
Juanjo, por su parte. Miró al chico cuando se quitó la camiseta, le surgieron muchas dudas, porque se intentaba tapar, si, por lo que podía ver, era un chaval bastante delgado, y no estaba nada mal. Se fijó en él, y notó algunas cicatrices a parte de la de su nariz, que había visto desde el principio.
A los lados de su abdomen podía ver algunas, y en sus antebrazos también.
Eso despertó en Juanjo un interés peculiar en la historia de ese chico. Algo que no se esperaba.
Ese chico que estaba haciendo contacto visual con él, mientras él, seguía sin cambiar su camiseta, contradiciéndose a la prisa que tenía hacia escasos minutos.








Holaa, otro capítulo.
Salvar bea
Y aprovecho para advertir, que en esta historia va a haber temas como las aut0lesi0nes y trastornos alimenticios. Así que por favor, si alguien es sensible con esos temas, que no siga leyendo.

La inseguridad de su mirada~juantinМесто, где живут истории. Откройте их для себя