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Cuando pasó un rato, abandonó la puerta y se fue al salón.
Llamó a sus compañeros de piso, para explicarles un poco la situación, y resultó que en la universidad, decidieron ir de fiesta esa noche, y no volverían a casa hasta la madrugada.
Perfecto, estaba solo, y encima no podía ni entrar a su habitación.
Empezó a cocinar para despejarse un poco, esperando que el tiempo pasara y Martin saliera de su habitación.

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(Martin)

Me senté, con la espalda pegada a la puerta, y las rodillas pegadas a mi cara,escondiéndola, mientras lloraba. Me sentía muy débil.
No podía parar, de vez en cuando incluso sentía que me quedaba sin aire, notaba mi corazón latir muy rápido, mis manos temblaban tanto que tenia que clavar mis uñas en mis palmas para evitarlo, o al menos intentarlo.
Por mucho que intenté relajarme, no lo logré. Notaba la temperatura de mi cuerpo mas alta de lo normal, pero tampoco le di importancia, mi mente estaba en otras cosas, sin parar de sobrepensar, quizás era por eso.
Estuve más de una hora así, notaba mis manos sangrar por las heridas de mis uñas clavadas.
Levanté la vista, y miré el cuarto de Juanjo, no me lo esperaba así, estaba bastante decorado, pero muy ordenado.
Me levanté, mareándome instantáneamente, pero estabilizándome a los pocos segundos y miré un poco las cosas que había ahí.
En su escritorio había una libreta.
Sabía que no era lo correcto, pero la curiosidad me podía, ¿sería un diario?
La cogí, con cuidado de no mancharla, y abrí por la primera hoja.
Era un poema.
Era un poema escrito por él, que hablaba de una historia, la historia de un chico, al que le costaba abrirse por miedo a salir herido, por miedo a que le abandonaran.
Era bastante profundo, y me hizo volver a llorar.
Lo escribió en primera persona, pero daba tantos detalles que parecía que hablaba de él, y que esa era su historia.
Cerré la libreta cuando escuché unos golpes en la puerta.
-Martin, ¿Estás bien?.- decía Juanjo desde el otro lado de la puerta.
No contesté, porque no sabía cómo hacerlo.
-Te he hecho la cena, te la dejo en la puerta, si necesitas algo estoy en el salón.- y escuché sus pasos alejarse de la puerta.
Agradecía que no me quisiera echar y me entendiera.
La comida había estado tan buena, que abrí la puerta en cuenta lo escuché encender la televisión.
Había una bandeja, con un plato de pasta, cubiertos, una botella de agua y un yogurt.
Entré y volví a cerrar la puerta.
Y me puse a comer.
¿Este chico era un chef o qué?
Disfruté muchísimo la comida, y sentí que le debía unas gracias, y una explicación.
Así que, salí de la habitación.
No sabía que hora era, pero si que sabía que tenía que darle algo  a cambio, se lo merecía.
Crucé el pasillo, y me asomé al salón. Seguramente, tendría los ojos rojos, el pelo despeinado, lágrimas secas en mi cara y estaría poco presentable, pero eso no me frenó.
Él estaba viendo algo en la tele, cuando me escuchó y se giró.
Se notó en su expresión que no se esperaba que saliera, incluso noté que tenia el sofá preparado para dormir allí.
Nos miramos unos segundos, mientras avanzaba y entraba en el salón.
-Juanjo, gracias.- dije sin más, no salían las palabras de mi boca.
-No es nada, ¿estás mejor?.- me dijo
Tenía un corazón enorme, eso lo tenía claro.
-Si, sobre eso, creo que mereces una explicación por haberme puesto así.-le contesté, intentado poder aclarar lo que habia pasado.
-No tienes porque dármela si no quieres.-me dijo sonriendo.
Era una sonrisa sincera.
-Un chico de mi clase de la universidad, me clavó una jeringuilla esta mañana, y a partir de ahí  mis recuerdos son borrosos, y cuando te vi con una-
-¿Pensabas que te iba a hacer lo mismo?
Por un momento lo sentí como una acusación, no le contesté, y mis ojos empezaron a evitar hacer contacto visual con los suyos, mirando nervioso la habitación, mientras fruncía un poco el ceño.
Me tensé, el tono que había usado parecía que insinuaba que mi desconfianza era algo que no entendía.
Sin darme cuenta había vuelto a clavar las uñas en mis palmas, volviendo a abrir las heridas que empezaban a intentar cicatrizar.
Estaba tan encerrado en mi mismo, que cuando escuché una gota caer al suelo, tuve que mirar, para ver qué era sangre, mi sangre, que empezaba a gotear desde mi mano.
-Martin.- me dijo, levantándose preocupado.
Se acercó a mí y yo por inercia di un par de pasos para atrás, sin quitar la vista de la sangre y de mis manos.
-Martin, dame tu mano.- no reaccioné.
Hasta que me cogió las manos, y vio mis palmas.
Las heridas que estaban abiertas y sangrando le impactaron, y note su mirada buscando la mia, esperando alguna respuesta.
-Martin por dios, ¿qué te ha pasado?.-me preguntó.
-Yo...- no continúe la frase, quería decirle alguna escusa, pero no se me ocurría nada.
Me sentía en una especie de trance, no podía pensar con claridad.
-Ven.- y tiro de mi muñeca para llevarme a su baño.
Me senté en el váter, mientras lo veía ir y venir cogiendo cosas.
Y empezó a desinfectar y curar mis heridas.
Lo hizo con mucho cuidado para intentar no hacerme daño, aunque era inevitable que en algunos momentos me quemara.
Pero cuando reaccionaba al dolor él me pedía perdón, como si fuera su culpa.
Era la primera vez que alguien se preocupaba tanto por mí.
Era la primera vez que alguien curaba mis heridas.
Era la primera vez que me sentía así.
-Gracias Juanjo.- le dije cuando vi que terminaba de curarme y empezaba a recoger lo que había usado.
-No es nada.-me dijo girándose con las cosas en las manos. Y me sonrió.
Le abracé.
Tardó unos segundos en corresponderme.
Y note como acariciaba mi espalda, en un abrazo que duró varios minutos.
Estaba en paz.
Cerré los ojos, y note como se me salió una sonrisa.
Cuando nos separamos, me sentía renovado, ese abrazo me había hecho sentir como si fuera alguien diferente. Como si fuera alguien que vale la pena. Alguien querido.

Salimos del baño.

-Gracias por todo Juanjo, de verdad, me voy a ir a casa.-le dije
Se miró el reloj.
-Es muy tarde, te puedes quedar a dormir si quieres.-
-No quiero aprovecharme tanto, está bien.-
-Lo que tú quieras, pero es de noche, hace frío, llevas pantalones cortos y no tienes ni móvil, no creo que vaya a ser buena idea.
No recordaba en qué momento había perdido el móvil, pero era verdad.
-Si no es mucha molestia...-asintió como respuesta.

Nos sentamos en el sofá.
-¿Que quieres hacer?.- me preguntó.
-Quiero saber más de tí.- las palabras se me salieron de la boca sin pensar. No quería ser rarito.
¿Y si pensaba lo mismo que Eric?
¿Iría diciendo por ahí que soy gay?
¿Le molestaría que lo fuera?
Su voz me sacó de mis pensamientos, cosa que agradecí.
-Pues ¿que quieres saber?
-Lo típico, solo conocerte un poco.
-soy Juanjo Bona, estudio ingeniería naval tengo un hermano mayor,que vive con mis padres en un pueblo de Zaragoza que se llama Magallón y tengo 20 años. ¿Y tú?
-Yo me llamó Martin Urrutia, estudio arte dramático, soy de Getxo, allí viven mis hermanos y mis padres, y tengo 18 años.
-¿Con 18 y tal lejos de tu familia?
-Queria perseguir mi sueño, y ellos no me lo permitían.
-¿Te acuerdas de cuando nos conocimos?
No me esperaba ese cambio de tema, pero le contesté igual.
-Para no acordarme, con la vergüenza que pasé.
-Se te notaba.
-Encima impones mucho, me dabas miedo.
-De primeras suelo ser un borde, lo admito. De hecho todavía tengo tu camiseta, ¿la quieres?
-Puedes quedartela, por los inconvenientes.
Hacia frío para estar en pantalón corto y lo empezaba a notar.
Intentaba calentar mis manos y piernas, pero no lo estaba consiguiendo.
-Ven que te presto ropa, así duermes cómodo y no pasas frío.
-Gracias.
Fuimos a su cuarto, y se puso a buscar entre su ropa.
-Toma, pruébatelo.
Se dió la vuelta a seguir buscando ropa, y yo me cambié los pantalones.
Agradecí que no mirara.
-Y esto para la parte de arriba, ¿Qué te parece?.-me dijo orgulloso.
-Esta muy guay.
Y me quedé quieto con la camiseta en la mano.
-Pero pontela, o si no te gusta puedo cogerte otra.
-No, esta está bien.
Me quite la sudadera.
Y me quité la camiseta.
Volvía a estar expuesto frente a él.
Está vez sí que notaba su mirada.
-Martin.-
Iba a ponerme la camiseta cuando habló.
-Dime.
-¿Qué te ha pasado?.-
No entendí a lo que se refería, hasta que vi a donde estaba mirando.
Mis cicatrices.
Yo también las miré.

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Holaaa
Hoy doble capítulo, este y el siguiente los voy a publicar a la vez, porque los he escrito juntos
Salvar Martin y Juanjo favorito
Y nada más que decir
Que se vienen cositas...

La inseguridad de su mirada~juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora