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A Aless le divertían los comentarios venenosos que Lizzie le soltaba en la cara. La chica no estaba escatimando en insultos o en el sarcasmo de sus respuestas cuando él se dirigía a ella.

Por supuesto que ese rencor aparecía cuando ambos estaban a solas. Ella no se arriesgaría jamás a que Maxi la pillara in fraganti.

Habían pasado casi dos semanas de aquel pleito en el que su relación había culminado. Habían sido días difíciles para él. Al ser épocas navideñas el trabajo se multiplicaba y tenía que estar pendiente de más responsabilidades si alguien del equipo estaba de vacaciones además del ajetreo normal de las fechas.

Por otro lado estaba su familia. Desde el episodio de la persecución que le hizo a Jane en Camden y con la repentina "cita" que había tenido con una mujer misteriosa, no le daban un respiro. Estaban empezando a hartarlo con sus interrogantes.

Puede que esa fuera la razón de por qué no les había dicho acerca de su idea de mudarse solo. Ellos se volverían locos ante la mención de que quería su independencia de vuelta.

Era mejor que la paz reinará. Tal vez en unos meses a los demás les pareciera un suceso a tener en cuenta. No podían pretender que Aless estuviera vigilado por el resto de su vida.

Lo único medianamente bueno que había logrado en ese tiempo era seguir investigando el paradero de Jane. Había dedicado un día entero a buscar su perfil en redes sociales filtrando lo poco que sabía de ella. Fue muy sencillo hallar la información con las herramientas adecuadas.

En la zona habían dos perfiles que coincidían con las características de Jane pero en ninguno habían fotos. Solo se mostraba la edad, las escuelas a dónde habían ido y otras cuentas a las que les habían dado un pulgar arriba. Ambas tenían en común que les gustaba el bar en dónde conoció a Jane y que vivían cerca del mismo.

Aless les envió muchos mensajes a las dos pero aún no obtenía una contestación. Tenía que ser paciente y admitir que la probabilidad de que uno de estos perfiles le perteneciera a la Jane que estaba buscando era remota.

—Quiero recordarles que el viernes celebraremos la sesión con las personas que son especiales para nosotros. Puede ser un familiar o un amigo que nos haya ayudado a atravesar este duro proceso. Habrá mucha comida para todos. ¡Anímense a venir! —la voz de la doctora Ray lo devolvió a la realidad. La junta de ese día había sido corta en comparación con las anteriores.

No había olvidado la dichosa reunión. Desde que Diciembre había dado inicio, todos acordaron hacer una especie de agradecimiento grupal a sus seres queridos. Según los presentes, la gente a su alrededor eran una pieza clave en el proceso de recuperación y merecían su debido reconocimiento.

Aless coincidía con ellos. Si no fuera por su familia él no se hubiera internado nunca. Sin embargo, su participación en estos eventos era un secreto. No podía simplemente decirle a Maxi que lo acompañara a la sesión del viernes como si aquello no supusiera un retroceso a los ojos de su hermano.

¿Y si le pagaba a un desconocido para que fuera con él?

Sería un excelente plan de no ser por la doctora Ray. Ella ya sabía quienes eran sus parientes y también sabía que su único amigo era Jason. Lastimosamente, el chico quedaba fuera de la ecuación debido a que seguía recluido en el centro.

Tenía un par de horas para pensar qué iba a hacer. Hasta el momento no veía salida clara a aquel embrollo. No presentarse no era una opción. Ya se había comprometido a llevar muffins y tarta de zanahoria. Además, la actividad sonaba divertida y él quería asistir. Contra todo pronóstico aquel grupo se había convertido en otro hogar para él.

Cuidado Con AlessHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin