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Llegaba tarde.

De nuevo.

No era su culpa que la reunión en el centro se hubiera alargado y tampoco que la nieve paralizara a todo Londres con tráfico y accidentes.

Lizzie iba a matarlo. Ya le había expresado que su falta de puntualidad era un inconveniente para ella. Tenía razón porque sus encuentros se hacían breves y rápidos, y a él le gustaba tomarse su tiempo con ella.

Pero no quería cancelar la cita sin anticipación. Eso terminaría de molestar a la rubia y seguramente lo mandaría al diablo.

Y ese no era el único problema. Se había derramado café en el regazo por lo que había tenido que ir a casa y cambiarse. Había tenido la esperanza de que su hermano no estuviera pero no tuvo suerte.

Melody estaba con él en la cocina preparando la cena. Ella lo saludó con un beso en la mejilla y tuvo que soportar su interrogatorio.

Se suponía que Aless estaba visitando a Jason y no tenía motivos para volver a salir. Así que mintió con descaro diciendo que iba a cenar con una chica.

Ambos se sorprendieron y lo atiborraron de preguntas. ¿Qué cuál era su nombre? No quiso responder. ¿Su edad? Les dio un número cualquiera. ¿De dónde la conocía? De un restaurante.

Era un maldito por engañarlos así. Odiaba esa mirada de parte de su hermano pero sabía que se lo estaba creyendo y que su expresión en realidad era de preocupación por él.

A todos les inquietaba que Aless se rodeará de malas compañías y recayera. Les prometió que estaría bien y trataría de no demorar más de lo necesario. Pidió un auto y durante todo el camino rezó internamente para que Elizabeth no estuviera pendiente de la hora. Ya se imaginaba su expresión llena de reproche.

La llamó por teléfono y no obtuvo respuesta. Tampoco le contestó los mensajes. Eso significaba que no estaba de buen humor. No es que ella lo atendiera a menudo pero solía responderle de vez en cuando.

Al estar frente a la puerta le dio vergüenza tocar el timbre. Tenía que pensar en una buena excusa y en una disculpa.

Tuvo que timbrar tres veces hasta que le abrió y por supuesto que no se equivocó. La rubia esta furibunda.

—Estaba pensando en dejarte toda la noche aquí fuera pero yo sí sé lo que es el respeto. —dijo frunciendo el ceño. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho y estaba totalmente a la defensiva.

A él tampoco le agradaba que lo tratara como a un niño. Él ya sabía que había obrado mal y aquella pose solo le recordaba la que usaba su madre cuando era pequeño para reprenderlo.

—Lo siento, pero ocurrieron muchas cosas y por eso no pude llegar a tiempo. —intentó acercarse a ella pero Lizzie se apartó con evidente fastidio.

—Es mejor que terminemos esto.

—¡¿Qué?! —el pánico que sintió al escuchar aquello fue increíble. —De ninguna manera.

Le fascinaba tener sexo con ella y ahora que sabía que no era impotente quería disfrutar de su cuerpo como habían estado haciéndolo.

Entendía su inconformidad con la situación pero Aless ya se había planteado la idea de dejar de asistir a Alcohólicos Anónimos ya que ese deseo de beber se había evaporado de su sangre. Se sentía bien consigo mismo y ya no lo necesitaba.

En cambio, a Elizabeth si la quería seguir frecuentando. Encajaban a la perfección en la cama y tal química no podía ser ignorada.

—Incumpliste las reglas.

Cuidado Con AlessHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin