23

95 8 3
                                    





Aless aún seguía indignado luego de ser ninguneado por Elizabeth.

No solo era el hecho de que ella no hubiera querido quedarse a su lado dos semanas atrás sino que lo estaba ignorando más que de costumbre.

Se suponía que ya habían superado esa etapa y se llevaban mejor. Si lo que pretendía era que nadie sospechara del nuevo tinte de su relación pues lo estaba haciendo fatal.

Esa mujer le iba a sacar canas. Si no le gustara tanto ya le habría puesto los pies en la tierra. ¿Por qué había tenido que fijarse en la chica más difícil y contradictoria de todas?

Incluso se había planteado la idea de probar suerte con alguien más y refutar su hipótesis de que ella era la única que le provocaba semejante deseo, pero ya que la había probado y que sabía lo bien que se sentía estar con ella no quería perderla.

Podía aguantar sus desplantes si eso le garantizaba su placer a largo plazo.

—Vamos a ir a probar sabores para la tarta de la boda, ¿te gustaría ir? —le preguntó Maxi entrando a su habitación.

—¿No es muy temprano para eso? —ese sábado no iba a reunirse con la rubia así que estaba bastante aburrido.

—Ya sabes como es..., está muy emocionada y quiere confirmar cada detalle con anticipación.

—Vale. —a él le gustaba comer y en especial si se trataba de postres. —¿Me dejarías escoger el sabor?

—Podrás dar consejos pero dudo que Mel te lo permita.

Al llegar al auto se subió en la parte trasera y se recostó para dormir un rato. Pese a que no había vuelto a tener pesadillas y ahora podía moverse mejor porque no tenía el yeso, el trabajo y el gimnasio lo estaban acabando de a poco.

—Oye hablando de la boda, ¿has pensado en asistir con alguien? —su primer pensamiento estuvo dirigido a Elizabeth pero lo descartó de inmediato. Ir los dos juntos estaba más que descartado. Era mejor que cada uno asistiera por su lado. Además, ella nunca aceptaría que fueran como una pareja a ningún sitio y muchos menos a ese evento en especial.

De hecho, Lizzie era un gran enigma para él. En parte tenía claro que ella lo había aceptado por razones enteramente sexuales y que los dos congeniaban en la cama, pero aún estaba enamorada de su hermano. Le seguía lanzando esas miraditas a Maxi cuando pensaba que nadie se daba cuenta pero Aless lo hacía.

¿Si sus sentimientos no habían cambiado con respecto a Maxi por qué se acostaba con él?

Su hermano y él eran muy parecidos pero no tanto como para que los confundieran físicamente. Sabía que hasta el momento Elizabeth no fantaseaba con otro hombre porque ya había gritado y gemido su nombre varias veces.

Lo que lo hacía pensar que él era su consuelo y ella se estaba conformando con él.

Ser la segunda opción no había sido su objetivo nunca pero no podía quejarse. Ella follaba increíble y lo complacía. Mientras que ambos respetaran el dichoso acuerdo no iban a tener problemas. Pero Aless no iba a poder aguantar las preguntas que le rebotaban en la cabeza por más tiempo y estaba seguro que en el futuro iba a tener que satisfacer ese deseo de conocer los verdaderos pensamientos de la rubia.

—¿Es necesario que lo haga? —aún tenía un par de meses para conseguir una cita pero si se le acercaba a otra mujer tendría que olvidarse de su trato con Lizzie.

Cuidado Con AlessWhere stories live. Discover now