25. Make you feel my love

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Está casi amaneciendo cuando los padres de Chiara aparecen por la sala de espera de la UVI. Martin y Juanjo se han pasado allí toda la noche. El estado de la chica es grave. Debido al caos no han podido ni siquiera entrar a verla. La madre abraza a Martin llorando y le da las gracias por quedarse con su hija y le aconseja que se vaya a casa a descansar. Ellos se encargan y prometen mantenerlo informado.

—Te llevo a tu casa —se ofrece Juanjo—. ¿Querrás volver con tu chico?

—No.

—¿No quieres verle?

—No es mi novio. Le subieron el alquiler y como no podía pagarlo, me mude a la otra habitación para ayudarle con los gastos.

Martin no sabe muy bien por qué, pero necesita explicárselo. Quizá porque se ha portado también con él esa noche que no quiere seguir mintiéndole.

De camino al coche de Juanjo, Martin recuerda que no tiene las llaves del piso ni tan siquiera el móvil. Lo había dejado en el vestuario y ha debido quemarse junto con el local. Tampoco puede localizar a Álvaro, no sabe dónde lo han llevado sus padres. Por lo que Juanjo le dice:

—Vente a casa, te duchas y duermes un poco. Cuando te despiertes, buscamos a Álvaro.

—No creo que sea buena idea. Ya he abusado demasiado.

—Martin, por favor, sé razonable. No puedo dejarte solo en mitad de la calle. Déjame ayudarte. Vamos, sube al coche.

Martin sabe que tiene razón, siente que ha tocado fondo. No le queda nada, ni dinero, ni trabajo, ni siquiera un lugar donde dormir esa noche y no puede con su alma.

Juanjo lleva a Martin a su casa y mientras su ex se ducha, él busca algo de ropa que pueda gustarle a su ex. Tarea francamente complicada, ya que es consciente de lo diferentes que son. Al final encuentra un pantalón de chándal y la camiseta que le había regalado por su último cumpleaños. Sabe que no va a recuperarlo, pero al menos le demostrará que no es verdad que no le conozca, ni que no sepa como hacerle sentirse mejor. Se propone demostrarle que él estará a su lado siempre que lo necesite.

Cuando Martin sale de la ducha, envuelto en una toalla, se encuentra la ropa encima de la cama y nada más verla se echa a llorar. Juanjo aparece detrás de él.

—Póntela... sin rechistar.

Juanjo enrolla la camiseta entre sus dedos y se la mete por la cabeza. Martin introduce los brazos por las mangas y Juanjo acaba de colocársela. Hace lo propio con el bóxer y por último, Martin se sienta en la cama para ponerse los pantalones. Desde donde se mira al espejo.

—¡Vaya pelos! —exclama.

Juanjo desaparece y vuelve con un cepillo. Martin estira el brazo para cogerlo, pero...

—Déjame a mí, por los viejos tiempos.

Martin no tiene fuerzas ni para llevarle la contraria.

—Tan guapo como siempre —le dice Juanjo en cuanto termina—. Ven. —Le ofrece la mano para ayudarle a levantarse—. Tienes que comer algo y quiero que conozcas a alguien.

A Martin se le encoge el corazón. Hay alguien más. ¿Por qué no le ha dicho que vive con alguien? No le sorprende, es propio de él, no pensar en los demás. Juanjo lo lleva hasta el sofá del salón de la mano. Martin le suelta antes de entrar, no quiere incomodar a la persona que esté allí.

—Pasa.

No entiende nada, allí no hay nadie. ¿De qué estaba hablando? Juanjo se agacha al lugar donde solía estar cacahuete y está acariciando un par de cachorritos.

—¿Has adoptado un par de perritos?

—Sí. ¿Quédate con ellos mientras voy a preparar el desayuno?

Justo como Juanjo planeó, los cachorritos reconocen al instante el olor de Martin y van hasta él. Ambos se le suben por las piernas para que les acaricie y le lamen. Martin se relaja con ellos, es lo mejor que le ha pasado en todo el día.

—Parece que les has caído bien —le dice Juanjo.

Juanjo coloca la bandeja con los cafés y un par de tostadas con tomate en el suelo y se sienta con ellos.

—Pensaba que eras más de gatos, porque eran más... independientes.

—Sigo echando de menos a Cacahuete y no quería sustituirlo. Cuando llegué a la protectora, acababan de abandonarlos.

—Son dos. —La afirmación de Martin suena a pregunta.

—No pude separarlos.

Ninguno de los dos estaba listo aún para una conversación directa sobre lo que había pasado, allí mismo, en ese mismo lugar, unos meses antes.

—¿Has pensado qué vas a hacer?

—Me quedaré con Álvaro hasta que Chiara se recupere y después volveré con mis padres. Llevó varios meses sin ninguna oferta para ningún casting y ya no me queda nada aquí.

—Sabes que eso no es verdad.

—Estoy cansado de perseguir un sueño que no está a mi alcance. Es el momento de aceptar mi destino.

Juanjo no quiere que se vaya, se niega a no volver a verlo nunca más; pero pedirle que se quede por él, ya no es una opción. Por lo que lo intenta por otro camino:

—No tomes la decisión en caliente. Llama a tu agente, igual puede conseguirte alguna prueba antes de fin de mes.


¿Qué decisión tomará Martin? ¿Cambiará su suerte? ¿Volverá al negocio familiar?

Cacahuete - JuantinWhere stories live. Discover now