El Guerrero del Norte ©

Capitulo 24

Final de la primera parte :D Comenta y vota.

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Se esforzó, realmente se esforzó incluso practicando o pensando en sus movimientos durante sus tiempos libres. Solo dejaba de pensar en el entrenamiento cuando iba a su habitación o a la de Nycante. Incluso llegó a soñar con las prácticas recordando sus brazos, sus pies, las posiciones, los pasos. Pudo ver mejora y se concentró en eso, debía calmarse. Le ganó un encuentro a Nycante y con eso le bastó, decidió que era todo, mantendría sus habilidades en ese nivel sabiendo que era lo que más alcanzaría hasta ahora sin caer. Pero había algo más, algo en lo que trabajó constantemente, sutilmente incluso meses atrás, para dominarlo por completo porque sabía que era un arma de doble filo.

Se quedó afuera con Tower sentado en una silla quien leía otro libro de Maikel dejando por primera vez ver sus ojos verdes de animal, que como los suyos debían absorber la luz alrededor para distinguir el resto, y Nycante que bostezaba apoyada contra la pared. Él sacudió las manos que le sudaban aún más y resistió la tentación de mirar la luna que cada vez se alzaba más arriba.

—Tranquilo —dijo Tower sin despegar la vista del libro. Se le escapó un gruñido al caminar un poco.

—Lo harás bien —dijo Nycante sonriéndole amable. Amaba esa sonrisa y mientras el gruñido se extinguió, su corazón, de por sí ya acelerado, corrió con más fuerza. Nycante le guiñó un ojo y volteó a ver a Tower, ladeó la cabeza viendo el libro— ¿Quieres saber quién se muere?

—No te atrevas —gruñó el guardia con tono serio volteando a verla con reproche un momento antes de seguir leyendo.

Ella sonrió y él no pudo evitar sonreír también sintiendo la opresión en el pecho, huesos y cabeza disminuir un poco. Podría hacerlo, las últimas tres lunas habían sido más fáciles de manejar, incluso Nycante podía estar a su lado sin que él intentara hacerle algo, ahora era totalmente consciente en ese estado, solo que era un poco más instintivo. Podía controlar sus ojos y sus colmillos mientras que las garras con algo de concentración aparecían, pero esta noche era algo importante. Podía sentir los bellos de sus brazos erizarse y no había hablado desde hace algún rato cuando su voz se escuchaba más ronca y los gruñidos se le escapaban.

Maikel por fin apareció con Barnell tras ella y al verlos el capitán con la mirada cansada se cruzó de brazos al decir: — ¿Qué pasa? ¿Por qué no están en sus habitaciones? En especial tú, Malljor. Hoy hay luna llena.

—Él quiere hacer unas pruebas sobre su control en estas condiciones, capitán —explicó Tower al levantarse y dejar el libro en la silla. Él asintió.

— ¿Crees que estás listo? —Inquirió el capitán y él solo pudo asentir de nuevo—. ¿Por qué no hablas?

—Justo ahora está un poco más allá de las palabras —explicó Nycante.

—Si no puedes controlar el habla como vas a convencerme de que puedes controlarte por completo —dijo Barnell entrecerrando los ojos.

—Lo que quieres es que siga órdenes y no mate a nadie de los nuestros ¿cierto? —preguntó Maikel cruzándose de brazos, Barnell volteó a verla entrecerrando los ojos aún más.

—Quiere que lo pongas a prueba porque quiere saber cuánto ha avanzado y cuanto soporta —explicó Nycante repitiendo sus palabras. Él asintió dándole la razón.

Barnell lo vio apretando la boca mientras lo consideraba hasta que asintió y dijo: —Bien. Empieza corriendo cuatro vueltas a la fortaleza.

Asintió soltando un gruñido al lanzarse a correr. Estaba feliz de poder moverse al fin, de correr, de ver la luna y sentir ese rugido interno, esa presión explotando en su sangre llamándolo a desatar la fuerza en su interior. Distinguía a la perfección en la oscuridad y los olores a pesar de poder sentirlos pudo regularlos con facilidad. Su oído estaba atento a todo, el viento, los pequeños animales moviéndose en la copa de los árboles, los ronquidos de sus compañeros. Se sintió ligero. Libre como nunca antes se había sentido durante la luna llena. Sin cadenas, sin contenerse.