Capítulo 9

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Estos caps me dan alguito de coraje contra mí misma xd.

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Tower tenía razón; a la mañana siguiente corrieron pero solo tres vuelta para luego esperar y escuchar como el comandante Eskira le hablaba a todas las secciones diciéndoles que en esta pista de obstáculos, dependiendo de hasta donde llegaran, en cuanto tiempo y a qué hora llegaran obtendrían puntos que reflejaba la cantidad de oro que se les pagaría como recompensa cuando todo hubiera terminado y Damak estuviera en el trono.

Si antes había una rivalidad entre los prisioneros, ahora había guerra. La pista era brutal, los guardias se encargaron de hacerla así durante la noche. Estaba dividida en cinco partes cada una más desafiante que la anterior. Debían hacer grupos pequeños de cinco para avanzar en ciertas áreas mientras que otras eran para enfrentarlas solo.

Correr, golpear, agacharse, saltar, sostenerse e impulsarse. Casi todas las cosas que Barnell les había hecho hacer como tortura, pensaron ellos en ese momento, pero ahora se nota la verdad, los preparaba para esto. Y la última fase no podía ser nada más que escalar la fortaleza y llegar al otro lado. Sonaba fácil pero la verdad era que una caída desde lo más alto podría romperle muchos, muchísimos, huesos si es que no morían por caer en el ángulo equivocado.

Y después de una semana la pista aún no era superada por nadie. Entonces se hicieron dos y luego tres semanas. Diario se escuchaban gritos desde la enfermería, el chico aun no había tenido que ir, por suerte. El ambiente se volvió no solo más competitivo sino más peligroso. Y eso no era bueno, en especial con la luna acercándose nuevamente.

Se había controlado muy bien, era una roca que no reaccionaba a insultos o cosas así de las secciones enemigas. En la pista había logrado superar la primera parte al correr y esquivar todo lo que le lanzaban, desde piedras y ramas hasta sillas y tal vez puños de los guardias; y la segunda, teniendo que arrojarse al suelo y deslizarse bajo cadenas sin sonarlas. Eso era lo que había avanzado porque aunque estaba consciente de sus movimientos; el tiempo y los nervios bajo su piel lo traicionaron y...

Clanc.

La cadena tintineó y el guardia le hizo una seña para que saliera de la pista. Era todo por hoy. Resopló cansado y se deslizó fuera del lodo y tierra para dirigirse al guardia y este anotara la cantidad que había adquirido al llegar hasta ahí.

Fue a desayunar encontrándose con Asisen y Tebec que ya estaban terminando. Tebec no era lo suficientemente rápido y era un objetivo muy grande para la primera parte y Asisen había superado a medias la primera parte para terminar haciendo sonar la segunda fila de cadenas.

—Te ves pálido. —dijo el ladrón cuando se sentó a su lado. Lo miró a los ojos y este entendió. — ¿Hoy o mañana?

—No tengo idea.

Tebec lo miró mientras le daba una mordida a su manzana, con esos dientes hubiera sido suficiente para que cualquier otro saliera huyendo, e hizo un con movimiento de su mano demostrando y pidiendo calma.

—Estoy tranquilo. —dijo suavemente.

La mirada de Tebec fue irónica y aunque su intención fue suspirar por cansancio se escuchó muy grave. Un gruñido suave pero audible que se deslizó por la garganta del chico antes de poder contenerlo, los otros en la mesa voltearon a verlo pensando que debía estar a punto de enfrentar al de piel gris.

Se encogió volviendo su mirada al plato, hasta ese momento no se había dado cuenta de que la avena tenía alguna especia. Se atragantó negándose a dirigirle una mirada al resto que poco a poco volvió a sus conversaciones, mayormente porque la opción de mostrarles los colmillos era cada vez más tentadora.

El Guerrero del Norte ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat