Capítulo 7

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Y el cap 7 ya está aquí :D Comenta y vota 

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Pasaron dos semanas y ahora tenían que correr cuatro vueltas siguiendo los límites de la fortaleza, además habían empezado con los combates "amistosos" que lo habían dejado con un ojo morado. Ya las botas habían perdido su apariencia limpia y reluciente pero aun mantenían sus pies calientes y cómodos. Eso era lo que le importaba.

Ahora su vista estaba en el prisionero de piel gris, el responsable de su ojo morado, el labio partido y el dolor en el trasero. Sabía que los otros prisioneros habían sonreído completamente deleitados cuando el guardia dijo que el de piel gris pelearía, luego preguntó quién iría contra él y lo habían empujado haciéndolo tropezar al frente. El guardia había elevado las cejas y sonreído con ironía al ver su tamaño y el del prisionero.

Estaba sentado solo, porque a pesar de que habían más prisioneros en esa mesa había una gran distancia entre él y el resto. Debía admitir que sí, era aterrador, pero todos ellos eran monstruos, incluyéndolo, criaturas que se suponían no debían volver a ver la luz del sol. La raza de las hadas se paseaba de un lado a otro con sus atributos mágicos dados por la luna: orejas puntiagudas, movimientos llenos de gracia y agilidad. Hermosos, crueles y orgullosos. Salvajes pero conscientes. Bestias "decentes". Pero este prisionero... Se veía como un monstruo y hubiera pensado que por dentro también lo era si no le hubiera tendido la mano luego de que el entrenamiento había terminado, cuando aún estaba luchando con el dolor en su cara, pelvis y espalda tras la caída. El prisionero había hecho cosas así casi sin darse cuenta desde que habían llegado. La primera noche había llevado a los otros que estaban ebrios junto con él de vuelta al edificio. Era el que corría más rápido pero esperaba a que todos hubieran llegado antes de ir al comedor. También aunque lo había hecho parecer un gesto despreocupado, simple coincidencia o misericordia de alguien, había evitado que una roca golpeara en la cabeza al guardia joven de la sección. Solo el saber esas cosas hicieron que el chico tomara su mano dejando que lo ayudara a ponerse pie, no se disculpó aunque en su mirada parecía querer hacerlo. Había hecho cosas buenas sin decir nada al respecto.

Y en realidad, nunca lo había escuchado o visto hablar. Ni una palabra. Su boca solo se abría durante las comidas para relevar sus dientes y colmillos un poco más largos que las hadas normales, casi como los de él en luna llena.

— ¿En qué piensas tanto? —inquirió Asisen con la boca llena de pan.

Trató de hacer como que realmente no estaba pensando tan profundamente y sopló la taza que tenía en la mano pero el café ya estaba frio cuando lo probó y Asisen levantó las cejas aun con interrogación.

Señaló con la mandíbula y la mirada al prisionero y Asisen siguiéndolo lo observó y luego volvió sus ojos al chico al preguntar: — ¿Qué hay con él?

—No lo sé realmente —dijo volviendo a ver su desayuno—. Algo me inquieta.

— ¿No dijiste que te dio una paliza ayer? —Lo vio con molestia y Asisen se encogió de hombros— ¿Qué? Es cierto —empezó a negar con la cabeza y el de ojos turquesa chasqueó la lengua—. De todas maneras ¿Qué es lo que te inquieta?

Se inclinó un poco sobre la mesa y bajó el tono de su voz, tratando que solo Asisen lo escuchara.

—Su apariencia, el que pertenezca a la primera sección, no hable y... —dudó. Dudó porque sabía que la palabra era extraña considerando quienes eran, donde estaban y lo que estaban haciendo. Pero Asisen aun lo veía así que se obligó a decirlo—. Y parezca bueno.

— ¿"Bueno"? —Inquirió el prisionero como si hubiera escuchado mal así que asintió— ¿A qué te refieres con "bueno"?

Soltó un suspiro desviando la vista para volver a verlo y preguntar: — ¿Por qué robaste?

El Guerrero del Norte ©Where stories live. Discover now