Pesadilla

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Sungmin:

Subimos en completo silencio, Kyuhyun parecía tener un debate mundial en su cabeza y cuando el ascensor se detuvo se puso rígido, todo a mi alrededor era nuevo y fascinante, el mundo de los ricos era algo sorprendente pero el ambiente pesado no me permitía deleitarme con la decoración. Camine a paso lento detrás suyo, había logrado ver las 2 llaves ¿Pidió 2 habitaciones por separado? No me extrañaría ni disgustaría realmente pero me parecía ridículo. Se detuvo frente a una puerta "Habitación 256" esa sería la suya, la mía probablemente era la 257. Su mano tembló un poco al meter la llave ¿Qué le sucedía? Al ingresar comprendí todo, por encima de la lujosa decoración y de la cantidad ridículamente grande de muebles y comodidades que poseía el cuarto mi mirada se poso en una sola cosa, 2 camas una junto a la otra separadas por una mesita de noche....repentinamente me volví tan de piedra como mi amo.

Silencio, un enorme silencio gobernó la habitación. Suspire, por su expresión deduje que esto no es lo que tenía en mente cuando llegamos, por alguna razón ajena a su voluntad terminamos los 2 en un mismo cuarto.

-No...había habitaciones individuales así que pedí esta...- Explico, él jamás se molestaba por explicarme algo tan trivial, no necesitaba los detalles solo lo básico pero esta vez era como si lo hiciera por excusarse de la aparentemente enorme tragedia que acababa de ocurrir.

-Pon...la maleta sobre aquel banquito...- Ordeno. Jale ambas maletas hasta el mueble, coloque la suya sobre el mismo y la mía a un lado en el suelo.

-Bien....ahora...vamos a almorzar- Se dio la vuelta y huyo hasta el ascensor conmigo a penas logrando alcanzarlo. Lo suponía, no quería permanecer mucho tiempo en el cuarto conmigo...ni yo tampoco.

Salimos del hotel yendo a pie hasta el restaurant elegido por Kyuhyun, era un lugar pequeño pero fino, su iluminación era tenue proveniente de unas luces con cobertura de diversos colores, sus asientos estaban forrados de rojo aterciopelado con sus respectivas mesas de manteles blancos.

-Oh que sorpresa verlo por acá Joven Kyuhyun- Saludo cordialmente un señor un poco mayor que Leeteuk vestido casi todo de negro pero con su camisa blanca.

-He venido por negocios, ya sabes lo de siempre-

-Oh por supuesto un chico muy ocupado- Parecía una conversación amena pero sus risas eran como de teatro.

-¿Jiijung tienes mesa para mí hoy?- Era una pregunta...o se oía como una.

-Jajaja claro que sí, síganme- El señor nos guío a través del lugar para darnos una mesa para dos un tanto retirada pegada a la esquina izquierda.

-En seguida les traigo el menú- Anuncio retirándose con una pequeña referencia.

Era la primera vez en mi vida que comía algo tan elaborado, el plato mismo parecía una obra de arte que daba pena destruir, al menos a mí ya que apenas el círculo de porcelana fue abandonado frente a Kyuhyun este ataco cual tigre en ayuna por 9 días. Terminamos el almuerzo, Kyuhyun pago y salimos del restaurant ¿Y ahora?

-Recorreremos el sector de las casa a ver que encontramos- Respondió a mi pregunta sin formular.

Caminamos a paso tranquilo por las calles mientras Kyuhyun buscaba en todos los letreros para saber donde girar, no nos tomó mucho realmente para llegar al primer sector, no supe a cuál casa miraba Kyuhyun pero yo mire todas y cada una fotografiándolas mentalmente con la esperanza de que mi hermano menor estuviera en una de ellas.

-Vamos al otro sector- Asentí y lo seguí.

Luego del recorrido terminamos en una pequeña plaza para descansar las piernas, Kyuhyun permanecía sentado cómodamente mientras yo estaba parado cerca de él, no me apetecía tomar asiento. Los niños jugaban y gritaban por toda la plaza, las palomas revoloteaban cuando las pelotas caían cerca de ellas, las mujeres caminaban animadamente con sus cochecitos de tiernos colores y uno que otro con un perrito oculto en la parte inferior sacando la cabeza de vez en cuando para ver a que otro animal ladrarle. Era un panorama relajante, hasta que repentinamente se oyó una carcajada bastante grotesca cerca de la fuente...cada uno de mis huesos se fue congelando lentamente mientras mi alma trataba de salírseme de la boca dejando a mi mente abandonaba buscando la respuesta a la brusca reacción de mi cuerpo ¿A quién le pertenecía esa risa? Ningún nombre me venía a la mente, sin embargo aun en la ignorancia me eche hacia atrás queriendo salir corriendo de allí...su risa me producía escalofríos y cada "ja" era como un golpe en mi atormentado cerebro.

Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora