SAM

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El señor Redick y yo estábamos impacientes por llegar hasta Sam, un par de segundos más y llegamos hasta la entrada, para nuestra sorpresa estaba cerrada.

《¡¡Maldita sea!!... la hora.》

—Santiago, anda y diles quienes somos... que nos abran la reja.

Habia comenzado a llover nuevamente, el señor Santiago baja, pero se regresa rápidamente.

—¡No hay nadie.!— gritó mientras se subia de nuevo al auto.— es raro, el guardia de seguridad no está.

—¡¡MALDITA SEA!!.— gritó el señor Redick mientras le daba otro puñetazo al tablero del auto.

En ese momento unas luces aparecieron en la parte trasera de nosotros, era otro auto, venia a toda velocidad, no tenia intenciones de detenerse, nos pasó por un lado y acelerando todavía más, se estrelló contra las rejas, estas se abrieron por el golpe y el auto siguió su camino, detrás de él, otra luz, era una motocicleta que también nos rebasó a toda marcha.

—¡¡Sebástian y kiara!!.—se alegró el señor Santiago. Este aceleró y continuamos nuestro camino.

Cuanto alivio me dió a saber que aquellos dos extraños chicos venían en nuestra ayuda, llegando justo en el momento más oportuno.
Llegamos hasta el edificio de los dormitorios, una Sombra casi cae sobre nosotros, Santiago frenó a fondo, todos salimos del coche, yo tan solo podía pensar en Sam, la batalla se estaba dando en la parte de la azotea, Santiago y Redick se enfrentaron a una Sombra que venía hacia nosotros, todos parecían saber que hacer, menos yo.

Gritos y escándalo se escuchaban por los alrededores, las Sombras estaban atacando a todos en el lugar.

De pronto, Kiara cae sobre el auto, esta se queja de un fuerte golpe, yo corro en su ayuda y la bajo del techo del coche.

—Kiara...¿DONDE ESTA SAM?.

—Allá arriba.— me dice señalandome.— esta muy mal herido, Sebástian lo logró salvar por poco.

Redick y Santiago entraron al edificio, usarían las escaleras para subir, yo sin embargo, tuve otra idea, subí por el árbol que Sam usaba para llegar  a nuestras citas.

Subiendo casi me golpea otra Sombra que venia cayendo entre las ramas, logre sostenerme fuerte y seguí subiendo, al llegar, mi corazón se detuvo casi por completo, era una escena llena de horror.

Sam estaba tirado, recostado sobre el muro de medio metro que bordeaba la azotea, estaba muy mal herido tal como dijo Kiara, una de sus piernas estaba destrozada, con su mano cubría una gran herida que tenia en el abdomen y su otro brazo también parecía estar muy mal herido. Estaba todo lleno de aquella cosa viscosa, también de su sangre, al otro lado de la azotea estaba Sebástian, luchando contra algunas Sombras y Kiara, que había subido detrás de mi, se unió a él.

Tras una fuerte patada que abrió una puerta, el señor Redick y Santiago se unieron a nosotros, entre ellos cuatro se enfrentaron a las Sombras que seguían llegando hasta arriba, la lluvia y los relámpagos, tan solo hacían más terrorífico todo aquello.

—Hey... Sam.—dije entre lágrimas.—Sam... aquí estamos, todo saldrá bien, todo estará bien.

—Diana.— me respondió con la voz bastante débil.

—Si Sam... soy yo.—dije llorando, pero con una sonrisa. Los nervios estaban matandome.

—¿Estas bien Diana?.—dijo mientras me tomaba la mejilla, sus manos estaban teñidas de sangre, pero eso no me importó en aquel momento.

Citas a MedianocheWhere stories live. Discover now