MANSIÓN DE LOS LAHM

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Aquella noche no parecía tener fin, después de ver aquella última escena, sentí como de mi pecho se me iba a salir del corazón, hasta que un estruendoso sonido interrumpió mis sueños, era mi celular, se había caído de mi cama y seguía sonando, era una llamada, era mi madre. Sin notarlo ya había amanecido, la noche me pasó sumergida en aquel sueño.

—Hola mamá...¿eh?... ah sí, si... estoy bien, tan solo que me quedé dormida hasta tarde... ¿como?...¿anoche?... ah no mami, disculpa, anoche me dormí super temprano... ¿que dices?... ah sí, si... me sentia agotada, fué un día un poco difícil.... si mami, esta bien... sí, claro que me estoy cuidando, tranquila... bueno, Chao... bendición.

Terminó la llamada con mi madre me recuesto nuevamente en mi cama, aún pensando en lo que me habia pasado en las últimas 24 horas, algo me decía que Sam no me estaba mintiendo, eso me aterraba muchísimo, y ahora esta eso que habia soñado, muy en mi interior sabia que no era tan solo un sueño, era algo más.

Quise dejar de pensar en eso por un rato, así que me levanté de mi cama, tome una ducha y me dispuse ir hasta la cafetería a ver si aún tenia chance de desayunar y sí, por fortuna llegué a tiempo, al regresar a mi habitación, tomé mi celular, el cual había dejado cargando mientras desayunaba, al tomarlo, noté la cantidad inmensa de notificaciones que tenia en la pantalla, algunas eran mensajes y llamadas de mi madre de la noche anterior, pero las otras eran se Sam, me estuvo llamando toda la noche y también me habia enviado decenas de mensajes, entre a la bandeja de mensajes, pero no abrí su chat, tan solo apreté encima y eliminé la conversación, no quería saber nada sobre él, mi corazón de pollito se puso tan chiquitito cuando presioné la opción de "Elimimar" y vi que decía "Borrando 78.500 mensajes" Sam y yo pasábamos mucho tiempo hablando, pero más me dolió cuando me dí cuenta que al borrarlo todo, también se habían borrado los mensajes bonitos, las frases y las imágenes bonitas que él me había enviado desde el día que nos conocimos.

《¿Que diablos habia hecho?》

Una lágrima rodó por mi mejilla.

Me puse a reflexionar y en realidad Sam no me había hecho nada, tan solo me había contado una historia, y en algún punto tan solo me había dicho que esa historia tenía algo que ver conmigo, pero yo me llené de miedo, pues en mi interior algo me decía que él me estaba diciendo la verdad y de ser así, yo no lo dejé terminar, tan solo salí huyendo de su casa.

《Que tonta me sentía.》

Esa mañana tenia una extraña sensación, unas ganas inmensas de ver a Sam y al mismo tiempo no queria encontrarmelo, tenia ganas de hacerle muchas preguntas, pero también tenia miedo de las respuestas.

Y es que por el curso de la historia que me estaba contando, iba a llegar a la parte donde aparecía yo y le tuve tanto temor a eso, pues algo me dice que él también es parte importante en todo este asunto y por lo que veo, una muy oscura.

Ese día lo mejor no era toparme con Sam, así que no quise salir de mi habitación, envié una actividad que tenia asignada por correo electrónico y así evitar salir de mi cuarto, eran casi las tres de la tarde, cuando todo el clima estaba cambiando, noté por la ventana de mi cuarto, que una tormenta se avecinaba, cerré las cortinas y sí, en poco menos de una hora comenzó la tormenta, me asomé por la ventana y miré a varios chicos jugando y molestandose bajo la lluvia, yo también quería unirmeles, pero mi cuerpo es medio pendejo, tan solo unas gotas de lluvia y una terrible gripe me tumba por varios días, así que deseché esa idea de inmediato, cerré las cortinas de mi ventana y me enrollé en mis sábanas, la lluvia se escuchaba detrás del cristal, y poco a poco el sueño me fué dominando hasta quedarme dormida... crazo error.

Estaba un chico sobre un caballo, no parecía tener más de 20 años, vestía de uniforme militar, estaba en lo alto de una colina, allá abajo en la distancia, se libraba una batalla, habían muchos soldados en pelea, algunos con lanzas, otros con espadas y muchos a puño, era una verdadera carnicería. Este joven se mantenía firme sobre su montura, con su mirada pude distinguir que estaba en la búsqueda de algo o de alguien... lo encontró, pues de un momento a otro, comenzó a avanzar lentamente hacia la batalla, tenia la mirada fija en una persona, pero algo ocurrió, allá abajo, los solados de ambos bandos tuvieron una pequeña pausa, todos quedaron mirando hacia una fila de árboles que bordeaba aquel claro, yo afiné la mirara y luego tuve una sensación terrible, pues alcancé a divisar a las mismas criaturas de mi anterior sueño, aquellas del cielo, esta vez eran muchas más, estas salieron de los arboles con brutales ataques contra los soldados, ambos bandos debían dejar de pelear entre ellos, y ahora luchar contra estas horribles bestias, tan solo que los cortes, golpes o ataques que le hicieran los soldados, no le hacían ni cosquillas a las criaturas, estas sin embargo, mataban, aplastaban y herian a todos los que se les atravesaban en el camino, así pues muchos de los soldados iniciaron la retirada, ambos bandos salieron huyendo de aquellas bestias, pero algo llamó mi atención, las criaturas parecían estar detrás de una persona es específico, un solo soldado, pues se iban abriendo paso hacia él, otra cosa, ese mismo soldado era aquel al que el chico del caballo estaba esperando, las bestias por fin lo tenían cercado, cuatro de ellas lo flanquearon, aquella persona no tenía por donde escapar, pero en el preciso instante en que las criaturas salieron en su ataque, el chico del caballo se abrió paso entre dos de ellas y en un rápido movimiento se lanzó sobre aquel soldado el cual fué tomado por sorpresa e igual que en aquel sueño con la chica, fue apuñalado por el chico del caballo con la misma daga, haciendo que las criaturas sufrieran el mismo destino que aquella vez.

Citas a MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora