28| Cuando el reloj marcó las doce•

319 18 137
                                    

-Aviso: capítulo largo.
No me hago cargo si alguna lágrima sale de sus ojos.
Disfruten la lectura...

𝐋𝐮𝐤𝐚★

Observo la pequeña cabina con expresión neutra en el rostro, es de color negra con cortinas rojas, y un cartel de luces amarillas con la palabra «PHOTO». La verdad es que, no me llama demasiado la atención. Y para cuando me doy cuenta, Mac está prendida de mi brazo.

—Deberíamos tomarnos algunas fotos —dice emocionada, con una gran sonrisa—, para el recuerdo.

—No gracias. ¿Es todo lo que querías decirme?

Suéltame, ahora.

La pelirroja se queda pensativa unos segundos. Entonces trato de alejarme.

>>> Okey, iré a ver si me dan algo de comer...

—No, no, espera —me frena, y sujeta un poco más fuerte—. Mira, ese es Leo; es mi amigo, y el DJ.

Dirijo mi vista hacia la entrada; un chico de piel morena, rizos rojos —claramente teñidos—, y ojos oscuros cruza por esta, lleva una mochila y un pequeño maletín. Junto a él, Alex charlando.

—¡Mac! —saluda alegre el chico de rizos.

Ella lo abraza con entusiasmo, pero entonces vuelve a prenderse de mi brazo. Yo la miro con el ceño ligeramente fruncido, aunque ella no parece notarlo.

—Hace tiempo no te veía, ¿cómo estás?, ¿y la preparatoria?

—Bastante bien —responde Leo, sonriendo—. Mamá finalmente accedió a que hiciera todo esto como trabajo de medio tiempo.

—Eso es genial, me alegro mucho por ti.

De reojo, noto que Alex no está muy metido en la conversación. Está más que nada mirando mi brazo y cómo Mac lo agarra. Me encojo de hombros, ni idea de qué le pasa a la pelirroja hoy.

Lo único que sé, es que empieza a fastidiarme.

—¿Y él? Creí que estabas con un tal Liam —suelta Leo, mirándome con algo de curiosidad.

Pero antes de que Mac pueda contestar, forcejeo un poco mi brazo, haciendo que me suelte de una vez por todas. Al fin.

—Lo está —aseguro, mirando serio a la novia de mi amigo—. Bueno, los dejo; voy a buscar algo de comer. ¿Vienes Alex?

—Voy a ayudar a Leo a armar el set, voy después.

—Bien.

Me despido, con una sonrisa de labios sellados, bastante falsa si me lo preguntan. Y exhalo aliviado mientras me dirijo a la cocina; que molesto es tener una garrapata en el brazo, ahora debo echarme insecticida.

Al llegar encuentro el cielo, un verdadero banquete. Lo saludable tiene su encanto, pero los snacks... son mi debilidad. Es una mesa con cuencos de papitas, cheetos, pipocas... —ahoga un grito de emoción interna—. ¡Hasta hay nachos con guacamole!

La comida italiana es sin dudas la mejor, pero esta salsa... Mmm.

También hay bebidas; refrescos, Vodka, cerveza... Puaj. No me interesan demasiado.

Mientras agarro algunas papitas, disfrutando su textura crujiente, oigo una vocecita toda tímida. Volteo un poco y veo a una chica, con pequeñas pecas, brackets y el cabello lacio que cae hasta sus hombros, acercándose con algo de a poquito.

Pecas... ¿Tardará demasiado en llegar?

Ni siquiera le preguntaste si vendría, tarado.

Que Asco El AmorWhere stories live. Discover now