03| Made in Italy, exportado a USA•

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Luka C. Macciavello

Me llamo Luka, Luka Macciavello, y sí, el apellido debería sonarte. Pero bueno, por si acaso, déjame presentarme.

Vengo de la increíble Roma, Italia, con toda su historia y encanto, a este rinconcito de Estados Unidos; San Francisco.

¿Por qué estoy en este lado del océano? Bueno, necesitaba llegar con tiempo; unas tres semanas antes de que terminaran las clases en California, ya sabes, para aclimatarme.

Y no me malinterpretes, no es que yo necesite adaptarme al lugar, más bien es el lugar el que necesita acostumbrarse a alguien como yo. Desde el momento en que puse un pie en este país, destaqué fácilmente.

Pero no es como si fuera muy difícil hacerlo.

Estoy estudiando inglés, aunque la verdad es que es un idioma bastante fácil, a pesar de las palabras raras que se inventan estos gringos. Eso sí, mi acento italiano les encanta, lo cual es comprensible, porque seamos sinceros, es encantador.

Llevo aquí dos semanas, soy estudiante de intercambio en la preparatoria «Golden Wave». Mi tía Francesca, a quien le digo «Tía Fran», es la culpable de que esté aquí.

Mamá quería pagarle para que estuviera tranquilo de que me quedaba en un buen lugar, pero la Tía Fran se negó rotundamente a aceptar su oferta.

«A la familia no se le cobra un euro», dijo en italiano, y con eso me demostró que, aunque esté lejos de Roma, sigo teniendo una familia, aunque sea un poco testaruda.

Pero, obviamente soy alguien independiente y puedo cuidarme solo, que quede claro.

¿Y mi papá? Bueno, a él no le importa demasiado lo que haga de mi vida; mientras sea perfecto, todo bien.

Me despierto con la tenue luz del amanecer filtrándose por la ventana, el calor en Estados Unidos es insoportable

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Me despierto con la tenue luz del amanecer filtrándose por la ventana, el calor en Estados Unidos es insoportable. Es Domingo por la mañana, el segundo día de vacaciones de verano.

Me remuevo en la cama buscando el lado frío pero sin conseguir resultados, el aire acondicionado no aporta demasiado; y en eso escucho unos golpecitos en la puerta. Giro levemente la cabeza para ver a Marco, mi primo, asomándose.

—Luka, mamá dijo que te despierte, ya son las nueve.

—Déjame dormir un poco más, el calor está horrible —me quejo, tomando una almohada para taparme el rostro.

Lo oigo suspirar, y muy posiblemente hace ese gesto de negar con la cabeza. A veces creo que ya lo tengo harto, pero ni tanto.

—Mamá y yo vamos al súper, ¿necesitas algo de allá?

—Nop —respondo, esta vez abrazando la almohada y mirando el techo.

—Bien.

Marco me da una última mirada y entonces se aleja de la habitación. Pasan unos minutos en los que escucho a mi tía alistarse para salir, y en eso, también oigo como el estómago me ruge.

Que Asco El AmorWhere stories live. Discover now