07| El precio de la diversión•

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Luka M. 

Me despierto con una resaca brutal, como si alguien estuviera tocando los platillos a ritmo de martillazos en mi cabeza una y otra vez. Abro los ojos y me doy cuenta de que la habitación está girando más de lo normal. Estoy acostado en el sofá de la sala y un dolor punzante se instala en mi cabeza.

Lentamente empiezo a ponerme de pie. Marco, fue el cerebro detrás de esta fiesta, y parece que dejó su marca. El suelo está pegajoso, el rastro de cerveza cruza el piso como un río desbordado, y hay cristales rotos que crujen bajo mis pies.

—Que mierda... —murmuro en italiano, tratando de no cortarme con los vidrios en el suelo.

A duras penas subo los escalones para ir hacia el baño de mi cuarto. Me miro en el espejo, tengo unas ojeras increíblemente marcadas. Tomo el botiquín del estante al lado del espejo y saco una pastilla para la resaca, la trago y abro la canilla para beber agua. Me siento en el suelo, tratando de que mi cabeza deje de dar vueltas. 

 ¿Qué mierda ocurrió anoche? ¿Acaso bebí?

Decido darme una ducha, tengo un horrible aroma a alcohol y humo de Vaper, un asco. Mientras el agua tibia cae sobre mi cabeza, cierro los ojos y empiezo a recordar... Después de acompañar a Emma y dejarla con Nathan, empecé una búsqueda frenética por toda la casa, sintiendo las miradas inquisitivas de los invitados sobre mí.

El murmullo sobre la pelea se extendía, y algunas chicas intentaban acercarse, pero mi mente estaba completamente enfocada en encontrar a Marco. Fui de habitación en habitación, cruzando la sala atestada y esquivando los restos de la fiesta. La música aún retumbaba en mis oídos, pero mi determinación no flaqueaba.

Necesitaba encontrar a Marco y ponerle fin a esa locura. Al salir al patio, donde varios amigos estaban disfrutando del aire nocturno, me encontré con una botella extendida hacia mí. Sin pensar demasiado, la acepté y caí en la trampa de beber más de lo debido. La frustración y la confusión se mezclaron, y terminé envuelto en una neblina de humo de Vaper y risas.

¿Qué mierda debía hacer luego de eso?

Finalmente salgo de la ducha y me pongo la toalla alrededor de la cintura. Camino hacia mi cuarto y me pongo una ropa cualquiera. Sin muchas ganas camino por la casa, la cual está en un estado lamentable. Vasos vacíos, latas de cerveza, pedazos de pizza y algún que otro plato sucio decoran la sala de estar y otras partes.

Entro al baño de invitados solo para encontrarme con rastros de vómitos, y el solo verlo me genera náuseas.

—Carajo, ¿los criaron animales o qué? —murmuro en italiano, con asco.

Mientras limpio este desastre con fastidio, no puedo evitar maldecir a Marco en silencio. No era mi idea organizar esta fiesta, pero aquí estoy, lidiando con las consecuencias.

¿Dónde se metió ese desgraciado? 

Luego de estar limpiando por varias horas me percato que no encuentro mi teléfono por ninguna parte. Empiezo a buscarlo por todas partes de la casa, habitaciones, baño, cocina...

—Además de ser sucios, son unos putos ladrones —farfullo mientras lo busco.

Entonces comienzo a oír mi tono de llamada. Sigo la melodía rápidamente hasta que finalmente lo encuentro, cerca de la piscina.

¡¿Cómo carajos llegó ahí?!

Lo tomo y empiezo a revisar mis notificaciones, tengo varias llamadas perdidas de la tía Fran, y también una llamada entrante suya. Ay, no. Tomo una bocanada de aire y me preparo para contestar su llamada. Oprimo el botón.

Que Asco El AmorOnde histórias criam vida. Descubra agora