19 | Dos corazones rotos

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𝒱𝒾𝒸𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶


Ese día habíamos decidido junto a Levi visitar al papá de Petra, yo necesitaba entregarle sus pertenencias y darle mi más sentido pésame, después de todo, ella había sido mi primera amiga real en esta vida. Una amiga que no juzgaba y solo opinaba cuando tenía algo valioso que decir.

Con Petra aprendí que la amistad entre mujeres podía ser real, que no todo es envidia y competencia. Aprendí que mi corazón podía ser cálido rodeado de las personas correctas.

Pedirle a Levi que me acompañara no había sido tan terrible como había imaginado, de hecho, afirmó en que había pensando en lo mismo, y eso me hizo quitarme un peso de encima. El ya había visitado a las familias de cada uno de los chicos, pero había dejado al final al papá de Petra. Confesó que se le hacía difícil enfrentarlo, así que agradecía mi presencia. Esas palabras habían sido un milagro.

El viaje era tan silencioso como podía serlo junto a alguien como Levi, sobre todo estando conmigo, que no soy de su agrado.

Estos momentos me hacían extrañar cuando podíamos hablar de todo, cuando cualquier broma podía hacernos sonreír, cuando simplemente éramos dos seres humanos en un gran mundo. Estar con Levi se había sentido como volver a la vida, y le estaría siempre agradecida, porque aun si ahora no tenemos confianza, fue gracias a él que mi vida es lo que es.

Para el atardecer estamos frente a la casa de Petra, y no puedo evitar que un nudo atrape mi garganta cuando su padre nos ve.

-Capitán Levi, señorita Victoria-nos saluda cordialmente-. Pasen, pronto hará frío.

-Permiso-murmuro ingresando detrás de Levi.

La casa de Petra es pequeña pero cálida. Noto que sobre la mesa su padre ha estado releyendo sus viejas cartas porque están revueltas sobre la superficie.

-Esta fue la última que envió el mismo día que partieron-comenta señalando uno de los papeles-. Dijo que haría una tarde de té con usted, señorita Victoria, decía que sería como un día en el palacio y que pronto me traería esos pasteles que usted le dio de probar.

-Esto era para ella-digo entregandole la caja que había preparado, cuando el señor Ral la abre, retira el vestido azul que había comprado-. Creí que habría tiempo para dárselo en su regreso, lo lamento tanto...-y la primera lágrima cae.

-Gracias-dice ahogado entre lágrimas-. Sé que se hubiera visto hermosa.

-Petra era hermosa tanto por fuera como por dentro. Cualquiera que la haya conocido tuvo suerte, solo habrá una Petra Ral en nuestras vidas.

-Lamento no haberla traído de regreso-dice Levi casi en un murmullo.

-Gracias a usted, capitán, ella fue muy feliz en su escuadrón.

-Ella era extraordinaria.

-Lo era-afirma el señor Ral-. Pero también era tan joven...aun así, intento mantenerme firme, esta vida fue la que eligió, y aunque siempre recé para que volviera a salvo, sus deseos superaban cualquier muralla. Siempre estaré orgulloso de mi pequeña.

Mientras bebemos té, el señor Ral cuenta algunas anécdotas de Petra, como cuando escaló un árbol y se fracturó un brazo, o cuando no sabía pronunciar la letra R.

Y en mi cabeza solo pienso en que Kenny jamás podría hablar así de mí. No estaba cuando dí mis primeros pasos, ni cuando aprendí a leer. No tiene colgados en la pared dibujos de mi infancia, ni tampoco algún retrato para recordarme. No sabe que me gusta la lluvia y el verano, ni que Uri me había regalado un perro que Rod Reiss envió al campo.

Victory | Levi AckermanWhere stories live. Discover now