17 | Secretos de la realeza

527 73 12
                                    


𝒱𝒾𝒸𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶


Las semanas pasan con rapidez cuando estás en la Legión y apenas soy consciente de que cada día estamos más cerca de una expedición, y es por eso mismo que mi tiempo en el cuartel es prácticamente nulo.

He pasado las últimas semanas resolviendo permisos y presupuestos para la expedición propuesta por Erwin, para demostrar el valor que tiene Eren Jaeger como aliado. Aunque le advertí que me parecía algo pronto considerando nuestros últimos descubrimientos de humanos que pueden convertirse en titanes, y sobre todo por el poco tiempo de los nuevos reclutas, Erwin no cede ante nadie cuando se trata de la Legión.

No creía que Eren estuviera preparado para salir al exterior, no como soldado, sino como un titán, como un arma que pretendían utilizar. Sus prácticas con Hange no habían dado los resultados esperados, pero Erwin aseguraba que tenía todo bajo control.

Le dije que estaba olvidando que Eren no dejaba de ser humano, no dejaba de ser un niño que estaba afrontando la muerte de sus padres, el descubrimiento de un poder totalmente desconocido, la presión de ser útil. Erwin me dejó sola en su oficina, y desde entonces no hablamos.

Quisiera decir que nunca discutimos, pero sería mentir. Como toda relación hay conflictos, distintos intereses, y confieso que muchas veces me veo tentada a depilarle las cejas en medio de la noche tras una discusión. Así se sentiría avergonzado y bajaría su ritmo bestial de vida.

Gracias a esta última discusión, decidí no enviar cartas sino ir personalmente a solicitar los permisos.

Y entre el tiempo que Zackly me hizo perder debido a su diversión de hacerme creer que no me dara permiso alguno, y sus conversaciones algo extrañas de metodos de tortura, termino encontrandome de frente con Dot Pixis.

-Ackerman, que sorpresa encontrarte ¿al fin renunciaste?-bromea.

-Aún no, todavía me queda cabello como puede ver.

Pixis ríe, y me invita a pasar la tarde junto a él. Y no veo mejor excusa como para no regresar y generarle culpa a Erwin.

No me consideraba celosa ni rencorosa, siempre intento darle lo mejor de mi a Erwin, pero si hay algo que odio es no ser escuchada. Pase gran parte de mi vida bajando la cabeza ante hombres, y lamentablemente para Erwin, yo no iba a regresar a eso. Si tenía algo que decir, lo diría y esperaría que sea escuchado para tener un cordial debate. Con Levi esa opción no existía, pero Erwin estaba prácticamente obligado a oírme, y odiaba cuando me desvalorizaba.

Odiaba que me dijera que yo no entendía, si no lo entiendo, pretendo que se tome todo el tiempo del mundo para explicarmelo y estar al tanto de lo que su mente ha descubierto. No soy idiota, por lo que no perdonaría tan facilmente que se refiriera de esa manera a mí, sobre todo ante los demás capitanes.

Pixis me invita una copa de vino, y debo admitir que es exquisito, y que llevo demasiado tiempo sin probar el alcohol, algo que en la Legión prácticamente no existe más que para ocasiones especiales.

-Si en tus tropas beben de esto, creo que consideraré un traslado-bromeo.

-Cada día-afirma-, lamentablemente son pocos los que aprecian de verdad este vino. Tienes cara de querer preguntarme algo, querida señorita, así que la escucho ya que es mi invitada de honor.

-Señor, he estado pensando.

-Vaya, ¿y ese milagro? Espero que Erwin no te contagie demasiado, creo que no estamos preparados para algo así.

Victory | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora