11 | El día que Satán bajo a la tierra

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𝒱𝒾𝒸𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶


Hay cosas que uno jamás va a entender, y una de esas era el como Kenny Ackerman había tenido una hija, la cual entregó voluntariamente a Uri Reiss.

Quién lo escuchara podría suponer que fue en un descuido de Kenny dentro de la Ciudad Subterránea. Pero no había rastro alguno.

Además, no veía a mi padre con posibilidades de ser un Don Juan.

Yo no conocía del todo la historia, el difunto rey me había dicho que tras capturar a Kenny huyendo con una niña de un hospital, me había rescatado, y Kenny no puso pretexto, sabía que era lo correcto.

Suena como un cuento de hadas.

Por eso no me lo creía.

Kenny estaba lejos de ser partícipe de un cuento de hadas, sino más bien de una pesadilla.

Nunca sentí rencor por mi padre, al contrario, sentía curiosidad, porque durante años me envió obsequios para mi cumpleaños, nunca una carta, pero yo sabía perfectamente que eran de él, y Uri lo confirmaba, después de todo, era él quien me entregaba ese obsequio.

Insistí muchas veces en querer saber de él, pero Uri solo decía que era un criminal, pero que de seguro me reiría si lo conociera.

Ni se imagina como me estoy riendo.

Siempre pensé que ellos eran más cercanos de lo que me querían hacer creer, pero nunca pude confirmarlo, y ninguno de ellos parecía dispuesto a saciar mi curiosidad.

Una sola vez lo vi, cuando Uri murió. Lo vi visitando su tumba, la cual yo cuidaba y cambiaba las flores. No lo conocía pero sabía que era él. Nadie más acudiría, y ese hombre se veía desarreglado, y con una tristeza infinita.

-Esas flores no le agradaban-me dijo cuando sin decir nada, me coloqué a su lado y continué mi labor-. Hay unas del distrito de Stohess, al este, le agradaban sus colores.

-Ya veo...

-Toma. Supongo que podemos adelantar tu cumpleaños.

Ese día me entregó un collar con un gran medallón azul, tardé un poco en descubrir que era un relicario, y dentro había la imagen de una hermosa mujer, mi madre.

Aun si pregunte por ella, e incluso me metí a la Ciudad Subterránea para encontrarla, simplemente nadie la conocía.

Kenny desapareció y no volvió a hacer presencia más que con sus obsequios. Yo tenía la vaga idea de que le agradaba, porque Uri me había dicho que Kenny valoraba que yo no intentará buscarlo ni salir de donde me dejó, hacía todo más sencillo y parecía entender nuestra relación.

Aunque visite la tumba de Uri durante mucho tiempo, Kenny no volvió a dejarse ver.

Hasta ahora.

Si me preguntaban que tipo de padre sería Kenny, no sabría qué responder, pero ahora podría decir que es el tipo de padre que tras golpear a dos sujetos y alterar el orden, me ofrecía un sandwich y alcohol mientras veíamos el atardecer caer sobre un prado.

-La Muralla María cayó-dice tras un muy largo silencio.

-¿Qué?

-La rompieron, los titanes la invadieron, todos fueron evacuados a Rose, eso sin contar los muertos.

-Es imposible.

-¿No me oyes? Eso es lo que sucedió-rodo los ojos.

-Bien, ya entendí. ¿Por qué estás aquí?

Victory | Levi AckermanWhere stories live. Discover now