La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde tierno se mecen al compás de la brisa, la tierra debajo de estos se moteaba de la sombra de las temblorosas hojas. Las flores amarillas, brota...
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Los urk hai habían huido, y los compañeros restantes le habían dado a Boromir el mejor funeral posible, ahora Stella yacía junto a Aragorn quien había vendado su hombro y pierna después de aplicar ungüentos, y tratar de disminuir el esparcimiento del veneno.
Stella estaba atormentada por la muerte de Boromir:
— ¡Yo podía haber hecho más! — dijo Stella frustrada.
Ella y Aragorn se hallaban sentados uno junto al otro, Legolas y Gimli, a varios pasos, creía Stella fuera del rango en el que pudiesen escucharla:
— Hiciste lo que pudiste, aún sabiendo el peligro fuiste con él. — le dijo Aragorn, quien puso una mano en su espalda tratando de calmarla.
— ¡No fui suficiente! Debería haber podido serlo. ¡He sido un estorbo! ¡No he ayudado en nada! — dijo Stella dejando salir esos pensamientos que la carcomían.
— Una carga no has sido — dijo Aragorn— El mismo Boromir lo ha dicho en sus últimos alientos y yo te lo puedo asegurar. Has luchado, aguantado sin quejas y caminado junto a nosotros, has ayudado en lo que has podido y nunca sin quedarte atrás.
— Yo lo sabía, he sabido todo y no he podido ayudarlos, no había dicho nada por temor de que se repitiera lo que pasó con Radagast, y seguí el consejo de Gandalf, quizá yo... yo debería
— ¿¡De qué hablas!? — dijo Gimli, detrás de él Legolas, ambos habían escuchado sus palabras.
— No... nada — dijo Stella nerviosa.
— ¿¡Nada!? — dijo Legolas con falsa incredulidad, la irritación se escuchaba en su voz — Nos están ocultando algo, ¡ambos! Creí.. creí que confiabas en mí, que tu... Nos estas mintiendo, no creas que no me he dado cuenta como evitas hablar de tu hogar, de dónde eres, cómo pareces saber sobre lo que nos espera. — dijo el elfo irritado.
El corazón de Stella martilleaba en su pecho, no esperaba que el elfo descargase su frustración y luto con ella:
— Yo confío en tí, ¡en ustedes! — dijo Stella, las lágrimas amenazaban con salir pero las retuvo, estaba molesta, resentida consigo misma por sus propias decisiones, por la muerte de Boromir — ¿¡Qué quieres escuchar!? ¿¡Qué todos son personajes de un libro!? ¿¡Qué yo no soy de la Tierra Media!? ¡¡Qué un día desperté aquí de repente dejando atrás a mi familia, sin saber que no los vería de nuevo!! ¿¡Qué cuando le conté a Radagast más de lo que debía murió!?
Hizo una pequeña pausa mirando al elfo enfurecida:
— ¡Estoy en una posición difícil! Mi mera existencia puede echar a perder todo lo que estamos haciendo. Yo no debería existir aquí, sin embargo aquí estoy — el viento movió las hojas de los árboles a su alrededor como enfurecido, y de repente todo pareció ensombrecerse un poco — Traté de no involucrarme para protegerlos, pero al descubrir que la posición que ocupo es la de proteger a la Tierra Media, no puedo echarme atrás en esta misión. Yo... he llegado a apreciarlos como familia a todos...Yo no quería herirte. Son todo lo parecido a una familia que me queda.
