La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde tierno se mecen al compás de la brisa, la tierra debajo de estos se moteaba de la sombra de las temblorosas hojas. Las flores amarillas, brota...
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Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo. Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra... Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras. Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
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— ¡Este trabajo es infernal! — protestó Stella mientras se desperezaba de la silla en que estaba sentada y cerraba sus libros de Microbiología: Ciencias de la Salud, Microbiota Probioticos Y Prebioticos y su computadora.
— ¿Ya te vas o lo terminarás hoy? — preguntó Nicolle, su amiga, mientras la veía recoger los libros, Nicolle estudiaba Bioquímica.
— Me voy, lo terminaré durante las vacaciones, con suerte todo estará tranquilo en casa.— dijo despidiéndose y sacando su teléfono para ver la hora mientras caminaba hacia la salida de la biblioteca.
— Nos vemos — dijo despidiéndose Nicolle.
Después de pasar por su dormitorio en el ala de estudiantes, organizar sus cosas en maletas y asegurarse de tener todos los libros para estudiar durante la semana de vacaciones, Stella caminó rumbo a la salida.El vestido azul de estampado floral se mecía con la suave brisa, y las sandalias de la chica resonaban con su caminar. Ya era casi de noche, los últimos rayos del atardecer caían sobre los árboles del campus de la universidad, los estudiantes de último año celebraban sus últimas horas en la universidad, solo les quedaba la ceremonia de graduación. Mientras Stella caminaba, podía escuchar risas, guitarras y el ruido de otras maletas que rodaban sobre el pavimento rumbo a sus casas.
El viento movía lo cabellos de la jóven, y las ramas y hojas de los árboles a su alrededor, comenzaba ya a oscurecer y el anaranjado que teñía las calles y la estación de autobuses a la que había llegado comenzaba a desaparecer.
...
La chica miraba su teléfono distraidamente en la parada de autobuses, el viaje de vuelta a casa sería largo. Deseó que sea lo que sea que le esperara en casa fuera en su mayoría buenas noticias. Desde la muerte de su abuelo, unos meses atrás, parecía que la mala suerte los rondaba.
Su padre había perdido su trabajo y a pesar de que había conseguido uno nuevo sus compañeros de trabajo le estaban dabdo un tiempo complicado, y su hermano estaba en el hospital por una sobredosis de heroína, estaba en coma, aún no despertaba, la policía creía que estaba involucrado con algún cartel, realmente no había que ser muy inteligente para descubrir esto pues con la nota amenazante que habían dejado en el hospital para su hermano era suficiente. Su madre cada día estaba más ansiosa, siendo amorosa y sobreprotectora con sus hijos no había menos que esperar, Stella detestaba verla triste.
La pantalla de su teléfono se iluminó, una llamada de Claire:
— ¡Linda! — dijo su amiga por el teléfono — ¿Ya estas en casa?
— Aún no, pero está en tiempo de llegar el autobús— dijo Stella parándose y caminando unos pasos de la parada a la par que dirigía una mirada distraída alrededor esperando que el autobús apareciera de un momento a otro — ¿Tu has llegado ya?
— Si, y ya mi dulce hermanita me ha hecho querer volver — dijo Claire con sarcasmo, Stella sabía que bromeaba, ella adoraba a Gwen.
— Quiero hacer un par de salidas en las vacaciones con el resto de la Scooby pandilla, ¿te unes? — preguntó Claire, la emoción se notaba en su voz.
— ¡Claro!— dijo Stella emocionandose también.
— ¡Entonces ya está! Llamo al resto y planeo que hacemos — dijo, la voz de Gwen se escuchaba al otro lado de la línea llamándola a cenar — Escríbeme cuando llegue el bus, ¡que me preocupo!
— Si, lo haré — dijo Stella y finalizaron la llamada.
La chica observó la pantalla de su teléfono mirando la hora, 8:30, se supone que el bus debía de llegar justo ahora, pero aún no aparecía. Veía a las personas caminar de un lado a otro algunas apresuradas, otras conversando y riendo.
Suspiró de tranquilidad al admirar las ramas de un árbol cercano, el aire nocturno frío y refrescante. Stella siempre se había sentido atraída por la naturaleza, le traía cierta calma, adoraba los libros con detalladas descripciones de esta, reflejándola en todo su esplendor, le traían una especie de calma y claridad. Por eso adoraba los libros de Tolkien, por eso y porque eran libros sobre la amistad, la camaradería, y la historia detrás del proceso creativo que llevó a su creación, era extraordinaria y ordinaria a la vez. ¡Calificando exámenes! Así había surgido una maravillosa saga de libros, donde creó un mundo, idiomas, especies nuevas, magia, plantas.
Siempre le habían causado gran interés la naturaleza, la flora y fauna de los libros de Tolkien, y detestaba que no hubiese mucha información sobre esta. Stella siempre se consideró como alguien con un don para las plantas (de esas personas que plantaban una semilla y brotaban planta) y los pequeños bichitos, recordaba que a su hermano Joshua le gustaba el truco que hacía con las luciérnagas cuando viajaban a las afueras de la ciudad a visitar a su abuelo. Ella alzaba el dedo índice en dirección al cielo, y siempre después de unos segundos, una luciérnaga se posaría en él.
La chica suspiró ante el recuerdo, se sentía en calma, aunque comenzaba a preocuparse por el autobús que no llegaba.
Stella no vió al hombre que corría a varios metros de distancia de ella en ninguna dirección en particular, trataba de huir, de todos y de nadie, de si mismo, pero no lo haría solo.
Stella estaba de espaldas, un sonido sordo llenó el aire, y los gritos de las víctimas llenaron la estación, de repente todo se volvió negro...
