El Tercer Hale

IV.- Conociendo a la Manada

Stiles regresó al loft y miró con una sonrisa a sus sobrinos, quienes no tardaron en abrazar de nuevo a su tío. Los demás betas aun no podían acostumbrarse a ellos dos siendo como unos cachorros, su alfa solía ser demasiado serio y frío al igual que Cora aunque ella era un poco más accesible, pero ahora los veían como dos cachorros que corrían a los brazos de su tío.

— ¿Estuvo tranquilo tu paseo? — le preguntó Derek pero frunció el ceño al sentir el aroma del druida sobre él.

— Tranquilo, Derek. Mica siempre se ha llevado muy bien con Deaton, lo considera un segundo padre. — le explicó Peter. Desde que la manada Hale había muerte en el incendio Derek dejó de confiar en Alan porque pensó que los había abandonado, pero lo que no sabía el nuevo alfa es que su druida no pudo hacer nada ya que quedó en coma por algunos meses, ya que al perder a su alfa su lazo se quebró y su cuerpo necesitaba sanar, de hecho es un milagro que hubiera sobrevivido siendo un humano.

— Sé que no tienes una buena opinión de Alan, pero conmigo ha sido más que un amigo un padre que me ha cuidado durante años. — revolvió el cabello del menor.

— Es hora de que conozcas a la manada. — le dijo Derek con emoción, siempre había querido ser elogiado por su tío y cada vez que sucedía se sentía en el cielo. Cuando era niño se prometió a si mismo de ser como Stiles, alguien fuerte y orgulloso pero también compasivo, amable y con un corazón tan puro. Su tío siempre ayudaba a los demás y sin importar que aportaba las mejores estrategias y consejos en la manada, el padre de Derek al ser la luna de la manada debía de aconsejar y velar por todos los miembros de la manada pero incluso él le pedía consejos a su cuñado, el menor de los hermano Hale parecía más la luna de la manada.

— Estaré encantado aunque debo de decir que hay muchos cachorros en esta manada.

— Las cosas no fueron sencillas.

— Lo sé y estoy realmente orgulloso de todo lo que has logrado a pesar de las circunstancias.

Derek sonrió y miró a sus betas que lo miraba con sorpresa pero cariño era buen ver a su alfa comportarte como un joven de su edad que solo quiere que su tío lo mime.

— Ella es Breaden, mi novia. — presentó Derek con un ligero sonrojo.

— Es bueno verte de nuevo pequeña mercenaria. — le dijo Stiles con una leve sonrisa adornando su rostro.

— Es bueno verte, Mitch.

— ¿Se conocían? — preguntó el alfa con sorpresa.

— Si, lo conocí muy parecido a como te conocí a ti. — rio levemente — Un grupo de cazadores me pidieron asesinarlo pero no pude ni siquiera darle un golpe, además me ayudó cuando me hicieron esta cicatriz. — señaló su cuello — Después de eso me ayudó a salir de esto de ser mercenaria y volver a ser quien era antes de que me arrebataran todo lo que me importaba. — le explicó la moreno con tranquilidad.

— Ahora eres una de las detectives más importantes de la CIA.

La chica sonrió.

— Ellos son mis betas: Scott Mccall, Jackson Whittmore, Lydia Martin, Isaac Lahey, Malia Hale. — la mirada del mayor se suavizó y miró con una leve sonrisa cargada de alegría a la chica, ella era su adorada sobrina perdida, él nunca estuvo de acuerdo con lo que hizo Thalia y alejó a la niña, pero ahora lo agradecía porque podía verla viva y feliz, al igual que él. — Ya conoces a Allyson, los gemelos Ethan y Aiden Steiner, Vernon Boyd, Erika Reyes, Theo Reaken, Liam Dunbar, Mason Hewitt, Corey Bryant. Y los que no se encuentran son Melissa Mccall y Jordan Parrish. — terminó de presentar el alfa con cierto orgullo.

— Recuerdo a Mel, era una adorable mujer, la vedad cuidó muchas veces de mi, ¿verdad Pete?

Scott miró a los mayores con sorpresa.

— Melissa era amiga nuestra desde que éramos niños y muchas veces cuidó de Mica.

— Mamá jamás me lo dijo.

— Cuando fue el incendio Melissa se alejó, no podía con la tristeza de habernos perdido, bueno y ver a Peter en coma. — les explicó Noah.

Todos miraron al lobo recién llegado.

— Yo no sabía nada de eso, tampoco salí ileso del incendio y me perdí por mucho tiempo. — les dijo Stiles restándole importancia al asunto.

— ¿Estás bien? — Peter se acercó a su hermano y lo revisó.

— Todo bien, son más las heridas psicológicas, normalmente tengo que volver a mi forma completa, pero sigo estando alerta aún así. Llámalo efecto secundario.

— No sabía que podías convertirte en tu forma completa. — le dijo Derek con admiración. Su tío era realmente increíble.

— Así es cachorro, te voy a enseñar. — miró a los demás — Aunque debo de advertirles no es algo bonito de escuchar.

— Cuando nos transformamos por completo todos nuestros huesos parecen romperse y el ruido es bastante desagradable. — les comentó Peter recordando como su hermana se trasformaba, no era lo mejor de ver pero después se volvía más fuerte y cedía un poco su lado animal. Era una maldición y una bendición poder ser un lobo completo.

— ¿Duele tanto cómo se escucha? — preguntó Liam con cierto temor mientras se aferraba al brazo de Theo.

Peter no dijo nada al igual que Noah.

El ruido comenzó y las caras de dolor no hicieron falta. Después de unos segundos frente a la manada estaba un lobo un poco más grande de lo normal, su pelaje era castaño oscuro casi negro aunque en sus patas y su hocico se podía ver algunas pequeñas manchas grisáceas. Sus ojos brillaron en azul eléctrico para después volver a su color whiskey.

— Wow. — dijo Derek mientras pasaba su mano por el pelaje de su tío.

— Fascinante, ¿verdad? — les dijo Noah mientras se arrodillaba frente al lobo y tomaba su cabeza entre sus manos.

Stiles soltó un leve aullido.

— Solo escúchalo. — le dijo Peter con tranquilidad.

— ¿Estás bien? ¿Esto te ayuda? Por favor no hagas cosas que te lastimen, tu y yo tenemos que hablar cuando estemos solos, porque te conozco a pesar de que estés diferente sigues siendo el mismo en el fondo porque tu corazón jamás se volvería por completo oscuro. Ahora hay una nueva manada Hale, fuerte y con tu ayuda volveremos a ser quienes éramos, otra vez nos admiraran y protegeremos a nuestro pueblo y a nuestra familia.

El lobo se sentó y movió muy levemente su cola, soltó un bufido.