Una pregunta formulandose, Sherlock

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Un silencio especial, envolvente, como fina seda acariciando la existencia, el viento frío no perturba la sensación térmica en su piel, puede apreciar el paso del tiempo con mayor gracia cuando mantiene los ojos cerrados incluso los sonidos más tenues y alejados inundan con vibraciones sus sentidos, los aromas que son una mezcla en el ambiente logran que aspire profundamente y resulte en una exhalación que hace que los latidos del corazón empujen ligeramente la piel.

Esa sensación palpitante recorre su cuerpo y llega de manera estrepitosa a su cabeza, algo quiere forzar que abandone ese momento de paz, se siente como un intruso que quiere derribar con fuerza esa puerta que separa a su privado palacio mental del mundo real, el entrecejo fruncido aferrado a no abrir los ojos y concentrado en recuperar la armonía en la que se encontró sumergido hasta hace unos segundos.

Esfuerzo completamente en vano cuando sus propios sentidos desarrollados captaron el sonido constante de las campanadas y la puerta de la habitación fue abierta sin un llamado previo.

La luz natural nunca le habia herido tanto las retinas como en esa apertura de ojos, verse ataviado con el traje elegido para el evento, ajustar las mancuernillas en los dobladillos de la camisa pulcramente alisada.

— Sherlock, eres el padrino de boda, tienes que estar en la iglesia antes que los novios— dice a voz quieta Molly quien le ofrece esa caracteristica sonrisa amable al de rizos.

El consultor de detective se mantiene en silencio, de esa forma evita a los pensamientos que buscan con ahínco galoparse en su mente, toma el sombrero y sale de la habitación, una pregunta quiere formularse pero su brillante cerebro la evita.

¿Por qué no impides la boda, Sherlock?Where stories live. Discover now