16. "Fantasmas del pasado"

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Naruto conducía con una leve e inevitable sonrisa en los labios. Ni siquiera la insistencia de la directora evitó su buen humor. Sasuke había cedido a él, quizás no del todo, pero al menos ahora estaban más cerca que antes. Aunque sus manos estaban en el volante, aún sentía en las palmas la sensación de haber tocado su piel. Suave y levemente fría, pero a pesar de su delgadez, la figura que cubría le parecía muy atractiva.

Su temperatura era normalmente baja, haciendo par con días de invierno, noches lluviosas, claros de Luna, copos de nieve y bufandas de lana... Habían tantas cosas con que relacionar y que le recordaban a su nuevo amor, que era difícil sacárselo del pensamiento. Y sí, se imaginó compartiendo cama con él y calentándolo con su cuerpo debajo de una gruesa frazada, vigilando su sueño como el más fiero de los guardianes; escuchar el latido lento de su corazón por muchos, muchos años. Un suspiro triste salió entonces de su boca, había pasado semanas perfeccionando sus técnicas, investigando sobre tratamientos o cualquier mínima cosa que aumentara sus posibilidades de sobrevivir, pero nada; al parecer había que seguir confiando en el destino, algo que odiaba a sobremanera.

Aparcó en su lugar y luego subió a las oficinas, no tuvo que buscar a su tutora, pues ella estaba de pie delante de la puerta entre abierta, de brazos cruzados y dando pequeños golpes inquietos con su tacón en el suelo. Cuando lo vió, inmediatamente frunció el seño y se le acercó.

—¿Por qué demoraste tanto?— murmuró, mirando de reojo hacia el interior.

—Salí en cuanto me llamaste...

—Hay un problema, ¡uno grande!— interrumpió, tomando su brazo y alejándose un poco de la puerta —Una mujer llegó buscándote, dice que te vio en televisión y asegura ser la mujer de Sasuke Uchiha— siseó.

—¿Qué...?— inquirió Naruto, confundido y repentinamente dolido —Eso no es posible.

—No lo sé, a mí me parece bastante convincente. Arregla esto, si la prensa se entera de que nuestro supuesto plan para no dejar una niña huérfana, es una mentira, la reputación del hospital se verá muy afectada. Le juré a la directiva que Sarada no tenía a nadie más, y ahora resulta que ese tipo mintió...

—Espera, tiene que haber una explicación. Dudo mucho que Sasuke haya tramado algo así— justificó muy serio —Veré que es lo que ocurre— indicó y sin escuchar nada más, decidió entrar a la oficina.

Primero vió un cabello rosa muy llamativo, y tras rodear el asiento y ocupar el puesto delante del escritorio, un rostro bastante bonito y grandes ojos verdes. Su figura tampoco era mala, aunque a pesar de la hora del día y el lugar, llevaba un vestido rojo demasiado llamativo. Ella sonrió un poco y se puso de pie, tendiéndole la mano.

—Buen día, soy Sakura Haruno— se presentó cuando notó que Naruto la miraba de forma inquisitiva.

—Doctor Uzumaki— raspó formal.

—Sí, por supuesto, lo ví en la televisión. Por eso que estoy aquí. Si pudiera llevarme a donde está mi hija...

—Tengo entendido, señora Haruno, que Sarada no tiene vínculos con usted.

—¿Cómo que no? ¡Es mi hija!— exclamó —Es... es cierto que no nos separamos en buenos términos, pero... ella me necesita. No puede quedarse sola después de que Sasuke muera, ¿no es cierto?— las manos del doctor apretaron el borde del escritorio al escucharla, sin embargo, una vez más se forzó a mantenerse frío —Lléveme a donde están, hablaré con él. Sé que entenderá, no tiene a nadie más

—Eso no es cierto...— bramó muy bajo, inentendible.

—¿Disculpe?

—Supongo que deberían hablar. Le ruego que mantenga mucha discreción con este asunto, no será bueno para su situación si los medios se enteran de su existencia, y tampoco para su condición— señaló.

—Claro, no quiero causar problemas— negó levantando las palmas de las manos.

Naruto cerró los ojos un breve instante y luego se incorporó, arreglando las mangas de su bata blanca. Cualquier resentimiento que tuviera, dudas o incluso celos, tuvo que esconderlo bien al fondo, mientras aquella mujer lo siguió hasta su auto, y luego se sentó en silencio durante todo el trayecto hasta su hogar. Por el espejo retrovisor pudo ver como abrió enorme los ojos, muy sorprendida al ver la casa.

—Parece que vendió algún libro, aunque no entiendo entonces porqué recibió ayuda del hospital...— mencionó distraída.

—Esta es mi casa— rectificó, saliendo del auto y abriendo la puerta de este.

—Ahora tiene más sentido— rió ella —Que doctor tan amable.

Otra vez prefirió cerrar la boca, y escuchando los tacones a su espalda, caminó hasta la puerta y la abrió. Ni siquiera tuvo que llamarlo, Sasuke estaba en la cocina cuando lo vió entrar, pero al su atención ir más allá de Naruto, su rostro se turvó con rabia y una expresión de desprecio imposible de ignorar.

—¡¿Qué demonios hace ella aquí?!— bramó colérico, poniendo una cazuela demasiado fuerte sobre la encimera.

—También me alegra verte— bromeó la mujer.

—Naruto...— siseó, buscando una explicación.

—Fué al hospital, preguntando por Sarada— respondió una vez más con un tono formal.

—¡Estás loca si piensas que permitiré que la veas!— gritó Sasuke.

—Tengo derecho, soy su madre— señaló fría.

—¡¿Madre?!— escupió —¡Eso nunca te importó cuando intentaste abortar, o dejarla en el hospital recién nacida, y mucho menos cuando te fuiste, abandonándola con solo diez malditos días!— vociferó, acercándose amenazador.

—Era joven, todos cometemos errores— justificó la mujer y el doctor tuvo a sujetar a Sasuke cuando este, sin aguantar el impulso, tuvo la intención de abalanzarse sobre ella, haciéndola retroceder con miedo.

—¿¡Y YO QUÉ MIERDA ERA?!— gritó muy afectado, sujetando su cabeza tras la explosión de ira.

—Sasuke...— llamó Naruto con preocupación y lo vió negar una y otra vez, inclinándose sobre sí mismo —Vas a tener que irte— le dijo muy severo a Sakura.

—Necesito ver a mi hija— insistió la mujer.

—Será en otra ocasión— respondió el doctor y dejó al Uchiha para guiarla a la puerta.

—No tienes opción, Sasuke, vas a morir ¡No seas egoísta! — bramó Sakura justo antes de que Naruto cerrara —¡Volveré mañana, y si no me dejas verla, llamaré a la policía!— advirtió antes de alejarse.

Mi héroe de Blanco (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora