2. "Una promesa"

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Naruto desvió su mirada del paciente, alejándose de la ventana de cristal y yendo con el técnico, esperando a que la imagen del TAC apareciera en la pantalla.

—Este es el número, doctor— indicó la enfermera, acercándose silenciosamente a ellos y tendiéndole un papel.

—¿Se quedó bien la niña?— preguntó preocupado.

—Estaba llorando, la pobrecita, pero la trabajadora social sabrá calmarla. Me dijo que la podía llamar cuando quisiera— informó ella, señalándose el número de teléfono que le había acabado de dar.

—Está bien, gracias Tenten— murmuró, de nuevo distraído con las pantallas.

Sus cejas rubias se fruncieron al ver los resultados, pues con solo un simple vistazo, hasta un estudiante de primer año se daría cuenta de que algo estaba definitivamente mal. Resopló y luego llevó las manos a su cabeza, ahora sintiendo el peso de la promesa que había acabado de hacer.

—Mídelo...— pidió al técnico.

—Tres centímetros aproximadamente, doctor— respondió este —¿Qué clasificación cree que tenga?

—Está adherido a la duramadre, así que lo más probable es que sea un meningioma. Me preocupa la localización, envíame los resultados, por favor, para verlos con calma— pidió, recibiendo un asentimiento —Tenten, programa una resonancia magnética para mañana en la tarde. Será mejor dejarlo descansar por hoy— le dijo a la enfermera.

—También necesita un descanso ¿No es mejor que le busque un médico de cabecera?

—No, no, por el momento yo lo atenderé— respondió sin quitar la vista de la imagen.

—¿Qué hacemos con la traqueotomía?

—El doctor Akimichi está de guardia. Dile que por favor, si nota su respiración estable, la suture. Te dejaré las indicaciones para los medicamentos antiepilépticos, así evitaremos otro ataque.

—Sí, doctor. Que descanse.

—Gracias— respondió con una débil sonrisa y luego salió del salón.

Agradecía que su casa estuviera a minutos del hospital, pues tenía tanto sueño y agotamiento, que conducir era todo un reto. Cuando llegó, se quitó los zapatos y fué directo a la ducha, sin mirar la capa de polvo que se había formado sobre los muebles, y la cual nunca tenía tiempo para limpiar. Arrojó su uniforme al suelo y se metió a la ducha, tomando un corto pero caliente baño, antes de arrojarze a la cama, aún con la toalla en sus caderas. Su sueño era pesado solamente en su casa, y ni siquiera se movió para acomodarse sobre el colchón, aún así, despertó a la mañana siguiente, más fresco, pero algo desorientado.

Ignorando su teléfono por el momento, el cual siempre tenía varios mensajes pendientes, desayunó unas tostadas y comenzó a hacer el aseo. Puso a lavar la ropa, pasó un paño a los muebles y luego se sentó en su escritorio, abriendo los resultados de la última tomografía.

—¿Por qué me meto en estos líos?— bramó, apoyando los codos sobre la mesa y luego cubriendo su rostro. Por entre sus dedos, entrevió entonces la fotografía de la identificación del paciente, junto a sus datos, a un lado de los resultados —Veintiséis años, ¿es un chiste?— se incorporó para buscar más detalles en sus registros médicos, y encontró mucho más que la cancelación del seguro por no pagar las cuotas.

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—¿No es tu día de descanso?— preguntó Chōji al verlo entrar, ya a media tarde.

—Sí, solo vengo a ver al paciente de la cama siete— respondió Uzumaki con una sonrisa apenada.

—¿No confías en mí?

Mi héroe de Blanco (Terminada)Where stories live. Discover now