15. "Sin tiempo que perder"

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Era muy reconfortante que elogiaran su trabajo, la única persona a la que le había mostrado sus escritos, era Sarada, y su hermano Itachi en su infancia, pero la pequeña aún no entendía del todo el contenido, e Itachi nunca se mostró muy interesado. Sin embargo, después de su conversación en la mesa, el doctor le recordaba con frecuencia que esperaba por más capítulos, o al menos cada vez que se encontraban, que incluso estando en la misma casa, no eran muchas.

Naruto había pasado de trabajar en el hospital todo el día, a estar encerrado en su cuarto; solo salía a veces a correr en la mañana y cenar en la noche, el resto de las ocasiones, se llevaba los alimentos a su habitación. Sasuke solo supo lo que hacía gracias a la curiosa Sarada, que cuando preguntó, recibió la respuesta de que el doctor estaba estudiando. Simplemente eso. Esa rutina se mantenía así hasta que llegaban los días de la quimio, cuyos efectos, cada vez más fuertes, habían llevado a Sasuke a seguir el consejo de Naruto y dejar a Sarada en casa de sus padres. Esa noche se quedaba velando su estado, sentado en un sillón con un grueso libro de medicina o una tablet en las manos; y aunque las miradas eran recurrentes, ninguno de los dos volvió a mencionar lo ocurrido entre ellos.

Sin embargo, las palabras de Naruto no salían de su mente, aún no estando de acuerdo con esa forma de pensar. Para él, crear lazos con las personas nunca le había traído nada bueno. Sus más allegados le fallaron en el momento que más los necesitó, incluso los de su propia sangre, había aprendido a actuar como un lobo solitario con su cría desde muy temprano, por lo que los protocolos de cortejo o simplemente la empatía sentimental, se les escapaban casi siempre. Sin hablar de que su experiencia sexual era bien poca y muy penosa.

Estirando su espalda con un gruñido bajo de su garganta, quitó la tensión de sus músculos, a causa de llevar varias horas sentado en su cuarto, escribiendo. Miró el reloj en la pantalla, había terminado el capítulo más rápido de lo que esperó, y aún faltaba bastante para que Sarada llegara de la escuela. Sin más que hacer y quizás deseando una amena conversación, se decidió a tocar en la puerta del doctor, llevando su portátil en las manos. Naruto, como siempre, le dió paso sin demora, y él lo encontró en la rutinaria posición delante de su escritorio. Sobre la mesa habían al menos cuatro tazas vacías de café, y una de las paredes se había convertido en todo un mosaico de imágenes de tomografías y documentos.

Sorprendido, cayó en cuenta de su escrutinio y con algo de vergüenza buscó el rostro de Naruto, el que no estaba en mejor estado. Tenía marcadas ojeras y ojos rojos de cansancio.

—No dormiste anoche— dijo, más que preguntó. El rubio resopló y frotando su nuca, le dió una risita de disculpa.

—Soy médico, eso no es raro— señaló, entonces reprendido por una mirada severa en esos ojos negros —Lo hago todo el tiempo en las guardias— recordó nervioso.

—¿Sigues estudiando para la tesis?

—Eh... sí— murmuró, cerrando unas carpetas —Pero tomaré un descanso, ¿qué necesitas?— añadió con rapidez y Sasuke se recompuso.

—Me dijiste que querías leer más capítulos, así que...— le ofreció su laptop.

—¡Oh, que bien!— exclamó feliz, pero solo miró la pantalla por un breve instante antes de frotar sus ojos y soltar una risita —Apenas veo, tengo la vista muy cansada.

—No hay apuro...

—Léelo para mí— interrumpió bruscamente y tras poner la laptop sobre la mesa, se puso de pie y se arrojó sin cuidado a su cama destendida.

Sasuke, un poco indeciso al principio, resultó vencido por la expresión expectante del doctor, y terminó sentándose en la silla que él antes ocupaba. Las palabras al inicio salieron algo torpes de su boca, pero pronto la tranquilidad y la penumbra de la habitación, lo hicieron sentirse a gusto y la historia fluyó suave y fantástica a través de su narración. Cuando iba a la mitad del texto, levantó la vista, haciendo contacto otra vez con Naruto, quien a pesar de la fatiga, le prestaba toda su atención.

—Sigue, tienes una hermosa voz— instó.

—No lo digas así— farfulló colorado.

—Eres bastante reticente a recibir halagos— observó el doctor —Siempre te escabulles, te quejas o cambias de tema ¿Te pasa por no haberlos recibido con frecuencia, y ahora no sabes como tomarlos?— preguntó curioso, y la pregunta tan simple, hizo estragos en el corazón de Sasuke, sacando recuerdos y escenas bastante tristes de su pasado —No me hagas caso— añadió Naruto tras unos minutos de silencio —Mi cabeza es un caos y ahora estoy dándote una consulta de psicología sin ninguna razón— suspiró, colocando una mano debajo de su cabeza y mirando entonces al techo.

—Gracias...— la voz del Uchiha era casi inaudible.

—Eres muy atractivo, Sasuke, talentoso, inteligente, bondadoso... Me siento tan...— gruñó lo último con rabia y dientes apretados, encontrando su mirada de nuevo. Ahora Sasuke tenía los ojos húmedos y su atención bajó hacia los labios del doctor cuando este los separó otra vez para hablar —Hazlo— mandó y lo vió negar una vez —Hazlo— repitió, sentándose en el colchón para estar más cerca —Sin compromiso. Somos adultos, podemos lidiar con eso, ¿no?

La negativa del Uchiha fué sustituida por un inevitable asentimiento, y en dos pasos cerró la distancia entre ellos, encontrándose con un beso algo brusco. Sin embargo, y aunque el deseo era mucho, el acto esta vez fué lento, sentido, pero lo suficientemente intenso como para caer los dos acostados en la cama. Sasuke apoyó las rodillas a cada lado de las caderas del Naruto, y las manos del doctor se desligaron del instintivo abrazo para buscar la piel debajo del ese pullover negro de algodón que llevaba su paciente.

Eran suaves y cálidos los labios de Naruto, y su lengua era provocativa, empujando un poco en su boca, pero sin invadir del todo. Sabía como besar, como hacerlo a la perfección, tanto que en tan solo minutos su erección era dura como roca entre sus boxers. Incluso antes de aceptarlo, intuía que no sería un solo beso, y así sucedió, pues cuando se separaron, solo bastó encontrar sus miradas otra vez para retomar la acción. Él descendió por su barbilla, su cuello, beso delicadamente su nuez de Adán y en contraste mordió justo sobre su clavícula. Sasuke se encontró perdido en su marea, por primera ocasión dejándose llevar del todo y no poniendo reticencia cuando Naruto giró y lo acostó con cuidado a su lado, antes de ser él el que se incorporara un poco para tomar el control.

—¿Crees que después de esto, no habrá compromiso?— se quejó el Uchiha.

—No es que me moleste— rió el doctor sobre sus labios y luego acarició su mejilla mientras observaba con admiración cada centímetro de su rostro —Acaba de admitir que estás loco por mí— Sasuke resopló.

—¿Quién dice...?— farfulló avergonzado y Naruto levantó una ceja rubia, justo antes de que su celular sonara sobre el escritorio —Contesta— indicó, viendo que el doctor seguía mirándolo, esperando una respuesta.

Naruto sacudió la cabeza, algo fastidiado, y alcanzó el teléfono, frunciendo un poco el ceño al ver el nombre de su tutora. Sasuke se sentó en el colchón tras verlo ponerse pie y caminar por el cuarto mientras escuchaba.

—¿No entiendo que puede ser tan urgente?— le escuchó decir —Está bien, en una hora estaré allá— respondió y colgó.

—¿Vas al hospital?— preguntó Sasuke —Pero si no has dormido nada.

—Puedes estar tranquilo, tengo buena resistencia— mencionó mientras sacaba ropa limpia de su armario y la arrojaba a la cama —En la noche me lees el resto de la historia, ¿quieres?

—Me parece algo riesgoso entrar aquí a esa hora— murmuró con su cabeza llena de imágenes de contenido adulto.

—Acabamos de enrollarnos y apenas es medio día— rió.

—¡Eres demasiado directo!— se quejó el Uchiha.

—No tengo tiempo que perder— dijo serio antes de abrir la puerta de su baño —Me daré una ducha, ¿quieres acompañarme o...?

—Nos vemos más tarde— interrumpió y tomando su laptop, salió rápidamente de la habitación bajo la risita burlona del rubio.

Mi héroe de Blanco (Terminada)Where stories live. Discover now