CAPITULO 75

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Pov: Atenea

Desde que llegamos a la casa Emiliano y Christopher han estado muy callados, los he visto cuchichearse ente ellos, Christopher solo ha evitado decirme que le sucedió su en los nudillos.

Ambos juegan con Zeus en la sala mientras yo termino de ponerme la pijama, me siento demasiado agotada, Emiliano hoy acabo con toda mi energía.

Las tetas están a reventar con la leche, comienzo a extraerme para mañana, voy a la habitación de Emi y en un bolso comienzo a guardar ropita, para tener todo listo cuando se lo lleve a Sara.

Se que quizás sea muy pronto pero quiero empezar a hacer el cuarto de nuestro nuevo bebé.

El dolor de cabeza no ha disminuido en lo absoluto, he tenido muchas nauseas desde que me comí una pizza de la cafetería. Solo quiero cenar, dormir a Em y dormir yo también porque mañana será un largo día.

Cuando tengo todo listo enciendo el monitor y bajo con los tres que me esperan.

Me encuentro con la escena más linda viendo como mi pequeño corre de su papá, se sube a los sofás, y comienzo acercarme porque sé que esta loquito y en cualquier momento se puede aventar.

Christopher lo atrapa y lo lanza al aire provocando que toda la casa se llene de las carcajadas de nuestro hijo, besa su pancita y lo acuesta en el sofá mi bebé ya no puede con la risa, logra soltarse y al verme me apresuro a cargarlo cuando se avienta a mis brazos.

Beso su carita y su cuello hasta que ya no puede parar de reír y lo dejo para que respire.

- Cuanta felicidad amorcito, ahora calmémonos todos y vayamos a cenar.

- ¿Polemosh comel adiba?

- Nop, hoy creemos acá- no le gusta lo que digo pero no insiste, cosa que agradezco.

Lo acomodo en mi cadera vamos al comedor, Emiliano reniega al querer sentarlo y me lo quedo en mi regazo. Padre e hijo comparten una mirada cómplice, como si me estuvieran ocultando algo.

- ¿Qué sucedió? -pregunto sin rodeos.

- Papi...- empieza a contar.

- Tu madre te quiere cortar tu cabello- suelta el coronel interrumpiendo a mi bebé haciendo que su carita se llene de pánico.

- Christopher.

- ¡No, no me quielo cotal e pelo! - grita, la voz le comienza a temblar y sus ojos se humedecen.

- No, no amor, no llores que aún falta para eso.

- ¡No me lusta!

- Shh tranquilo, ahora no lo haremos así que no te alteres.

Veo mal al padre y este solo me sonríe inocente, Emiliano se voltea para quedar de frente mío, comienza a besarme mi cara y a refregar su carita en mi pecho provocando que sonría pues me da mucha ternura cuando se pone cariñoso.

- No quielo coltal mi pelo.

- Solo será un poquito, es demasiado, en poco tiempo no se verán tus hermosos ojitos y además tarda mucho en secarse.

Miranda y Kristen comienzan a servir la comida. Mi pequeño juega con mis tirantes y lo giro porque ya sé que va a querer.

- Quiero comprar algunas cosas para enseñarle ya a escribir, las letras, los números, y algunas cosas más- le cuento a Christopher y el asiente.

- Regresando podemos ir a comprar.

Emiliano se vuelve a girar, e intenta meter sus manitas pero no lo dejo.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora