CAPITULO 25

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Pov: Atenea

Llevo esperando a Christopher 10 minutos en el estacionamiento pero no llega.

— ¡Si no llegas ya, me largo sin ti Morgan! — lo grito apenas contesta el teléfono.

— Y dices que hay que pedir las cosas de buena manera y ser pacientes— me abraza por la cintura.

— Llevó 10 jodidos minutos esperándote— lo miro mal.

— Emiliano no sé quería quedar.

— ¿Y por qué no te lo trajiste?

Se encoje de hombros, maldito de seguro dejo llorando a mi bebé.

— Vamos— saca las llaves del McLaren pero soy más rápida y se las quito subiéndome del lado del piloto.

— No nena, este solo lo manejo yo— se ríe haciendo el inútil intento de abrir la puerta.

— Te subes o te quedas mi amor— le digo bajando un poco la ventanilla.

Como no se mueve prendo el auto.

Maldice y se sube al lado del copiloto.

— Tú me dejaras manejar el Bugatti La Voiture Noire.

— Ni en tus mejores sueños mi amor— jamás he dejado que alguien lo maneje, apenas y permito que alguien se suba al copiloto.

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Llegamos al centro comercial y vamos directo a la tienda. Me pruebo el vestido y me queda perfecto.

— ¿Ya nos vamos? — pregunta cuando salimos.

— Falta ir por el traje de mi bebé.

Lo llevo de la mano, pero antes de llegar pasamos por una tienda de lencería. Sonríe con picardía y me lleva a ella.

— Elije lo que quieras— me atrae a él apretándome las caderas— Entre más pequeño mejor.

Tomo un cesto para ir echando lo que me gusta, todas las mujeres de la tienda se comen a Christopher con la mirada, a cada nada me besa o busca tocar mis glúteos.

Pero de repente dejo de sentirlo detrás mío, y comienzo a buscarlo. Sale de un pasillo con una cara de niño travieso y en sus manos trae un conjunto rojo, con un sostén totalmente transparente, las bragas son tan diminutas que no me cubrirán nada, y con unas tiras que supongo irán las piernas.

— Dudo mucho que la polla te entre ahí.

Me mira sin gracia.

— Me gusta para ti.

— Ya fantaseaba con vértelo puesto y que me bailaras— hago un puchero falso.

Rueda los ojos y lo pone en el cesto, sigue viendo más y vuele a ver otro conjunto pero parece que no sabe qué color elegir, su cabeza pare e estar decidiendo lo más importante de su vida, al final toma uno de cada color.

Llenamos 3 cestos y al momento de pagar pasa lo mismo de la hamburguesa.

— Te dije que yo la pagaría— se molesta.

— Amor es mi ropa.

— Pero yo te la quito así que basta ya de esto.

Paga y el fueron 795 dólares, nada para él. Toma las 8 bolsas con una mano y con la otra toma la mía, sale como un niño feliz después de haber comprado todo lo que pidió.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora