CAPITULO 39

7.2K 440 59
                                    

Pov: Atenea

Es la última semana con Reece y Regina aquí, desde mi última plática con Alex me siento mal, quisiera que él y Chris pudieran arreglar sus indiferencias tan siquiera un poco.

Hoy como casi siempre estamos en mi casa, creo que a Chris y a bebé les gusta estar más aquí que en la de ellos. Christopher se está bañando, y Reece está sentado jugando con Emi en la sala.

— Daddy podemos hablar de algo.

— Ni me lo preguntes mi solecito, claro que me quiero casar contigo— me es imposible no reírme— Podemos adoptar a este precioso niño y criarlo como nuestro, ¿verdad que tú también quieres que mami y yo nos casemos?

Mi bebé hace su carita rara porque no sabe que es casarse.

— Mami, sería ahora de tío Reece— esas palabras parecen no gustarle porque deja todo y se viene corriendo a mis brazos.

— No, mami mía— me agarra como si me quisiera cubrir de el— Mami bésame.

Las carcajadas de Reece lo hacen enojar.

— Bésame mami— me insiste y le beso la nariz.

— Vaya es igual de celoso que el padre, y el abuelo.

— Y como todos los Morgan.

— De que querías hablar muñequita.

Le cuento lo que tengo planeado, su sonrisa maliciosa aparece.

— Sabes que te van a matar.

— No si ellos se matan antes, ¿me vas a ayudar?

— Claro que sí, daddy para eso está.

— Te amo.

— Ya lo sé, es imposible no hacerlo.

------------------ ---------------------

Estoy en mi oficina, mi bebé dormido en mis brazos tomando una pequeña siesta.

La puerta se abre dejado entrar a un Christopher muy sonriente y con cara pícara.

— Dime que no has hecho nada malo.

— No, en realidad te compre algo.

Eso me sorprende y me emociona, cierro la laptop y me tiende una caja negra. Emocionada la abro y me encuentro con una lencería diminuta, o no sé si se pueda considerar así, pero es muy sexy y parecieran ser diamantes.

— Me gustó quiero que te lo pongas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Me gustó quiero que te lo pongas.

Esta es mi oportunidad para que acepte ir mañana.

— Me lo pondré, pero tienes que acompañarme a un lugar mañana.

— No, solo póntelo esta noche para mí.

— Me lo pondré y te bailare, pero quiero que me acompañes mañana sin preguntas, ni reclamos.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora