Capítulo 43

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Me duele la cabeza y mucho.

Me remuevo en la cama, escuchando zumbidos muy lejanos, ¿o son voces? No tengo idea. Solo sé que termino con las sábanas cubriéndome por completo y boca abajo, intentando parar esos sonidos.

"Majestad". "Majestad".

Agh, qué molestia, no puedo dormir con tanto ruido. ¿Quién se atreve a despertarme?

Me quito las sábanas de encima y me siento en la cama, poniéndome sobre las plantas de mis pies. Muevo la cabeza hacia la dirección del llamado, y no logro ver nada por todo el cabello que tengo encima. Lo soplo un poco, y noto a mis doncellas, las cuales, se encuentran cabizbajas y esperando por mí. Quito el cabello oscuro de mi rostro para observarlas mejor y darme cuenta de que ocultan una sonrisa.

—¿Qué es lo que les divierte? —les cuestiono de mala gana.

De enseguida, se ponen serias y Linda —mi dama de compañía— se acerca más para hablar, mientras bostezo y estiro mis dos brazos.

Creo que dormí mal; me duele el cuello y la cabeza también. Qué fastidio.

—Majestad, verás, es que... —balbucea.

Bajo los brazos y me giro a ella con el ceño fruncido.

—¿Qué?

Nunca está tan nerviosa como ahora. No entiendo cual es el maldito problema...

—El Rey Sallow está aquí —avisa con rapidez.

Oh, no.

Lo que me faltaba; esa sanguijuela en mi reino. ¿No se cansará? Ya le dejé en claro mis intenciones con él. Se supone que deberíamos de estar cada uno en nuestro reino. Y como reyes ocupados y "enamorados", nos enviamos cartas.

Pero claramente, después del escándalo de mi guardia imperial conmigo, siempre supuse que Polo vendría.

—Permítanle el paso —respondo, bajándome de la cama—. Así de seguro se asusta al verme recién levantada y logro sacármelo de encima.

Escucho las risas de las doncellas, mientras me siento en la coqueta con sueño.

—No lo creo, majestad, usted es hermosa en cualquier momento —responde una.

Medio sonrío por su cumplido. Ellas me admiran demasiado. Siempre hay muchas que desean ser mis doncellas, porque la verdad, tengo un buen trato con todas, pero solo unas cuantas tienen la fortuna de estar conmigo. Ya que, se debe ganar el rango adecuado para estar a mi lado.

Unas doncellas se van a preparar mi bañera y otras se acercan a ponerme mis cremas matutinas para la cara.

Hoy tengo que ir a la sala del trono para arreglar unos asuntos. Ahora el rey está aquí sin mi permiso. Y como no puedo dejar mi trabajo a un lado para dar un paseo o hacer lo que planea él al venir a mi casa, deberé de aceptar que esté a la par.

Mi vestido es recto, sin mangas y pegado al cuerpo. Mas, tiene una capa en los lados de mi cadera, suelto hacia atrás. Es beige y tiene encaje de decoración. Después de bañarme, solicito solamente un delineado negro en mis párpados y un bálsamo labial con un leve tono rojizo. Así quedar lista para salir.

Cuando me abren la puerta de mi habitación, me encuentro con Zac esperándome. Su presencia me hace recordar que ya han pasado dos días. Dos días desde que las cosas han estado un poco difíciles entre los dos, pero poco a poco creo lo hemos olvidado o fingimos hacerlo.

Aún así, jamás se quitó el brazalete de diamante y eso me hizo saber que no estaba tan enojado.

Sin querer desviarme en su persona, sigo mi camino con él detrás, mi dama de compañía y doncellas de cuarto rango también. Al bajar las escaleras, pienso que sería una mejor idea ir con Zacarías a cualquier otro lugar que no con ese rey estorboso. Claro, no se puede, y como no me escondo de nadie, sigo el camino hasta la sala de trono.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Место, где живут истории. Откройте их для себя