Capítulo 2

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El viento es mi calidez. Los bosques ofrecen libertad y tiempo para pensar, para calmar todo aquello que te mortifica.

Como reina imperial, los tiempos que aspiro en el jardín acompañada del paisaje del gran bosque de Muscadet, son sagrados y únicos. Me ayudan a volver a dentro y continuar mi trabajo exhausto, pero con más cordialidad.

No es fácil dirigir un continente, debo de mantener mi mente tranquila y llena de paz para tomar decisiones apropiadas. Soy una líder mundial. No puedo decepcionar a nadie y, más importante, no me puedo decepcionar a mí misma.

Trabajé para esto, es lo único importante que tengo por ahora qué hacer en mi vida. Echarlo por la borda no es una opción. Llegar a dónde estoy ahora es una elección de vida que decidí hace más de cuatro años y no la desecharé fácilmente.

—Su majestad —habla Sofía, mi guardiana—. La esperan en la sala de trono. Los herreros traen nueva mercancía.

Mantenía los ojos cerrados, disfrutando de la fresca brisa. Mi vestido es color coral con hombreras largas y bonitas. Un vestuario cómodo para este final de verano.

Me volteo y todas las doncellas cabizbajas, me abren espacio. Empiezo a caminar lista para volver a mi labor. Las guardianas que resguardan todo el castillo, tienen grandes lanzas en una mano y en la otra escudos. Hay algunas con espadas, como las dos que siempre están conmigo, pero siempre el debido uniforme es de la primera forma.

Mis doncellas también tienen sus rangos. Mi dama de compañía es la que dirige a las demás, su vestuario es negro. Doncellas de segundo rango color morado, son las que siempre están conmigo y la dama de compañía. Doncellas de tercer rango, cocinan únicamente para mí, color rosa palo. Doncellas de cuarto rango, limpian mi habitación, me acomodan el armario y los demás lugares que utilizo, color azul.

Y por último, doncellas de quinto rango, son las que se encargan de lo demás en el reino, color amarillo. Ellas son el doble, su trabajo es más pesado, porque realizan todo lo que las otras hacen, pero es para los que viven en mi reino y mantener el castillo limpio.

Entro a mi hogar. Minutos después, abren las grandes puertas de la sala del trono, donde reside mi mejor inversión.

Mi trono de diamantes.

Su estructura es de cristal morado, formándose con piedra de amatista. Costoso para muchos, hermoso y perfecto para mí.

Pero esta vez no me siento en él, los hombres con la mesa llena de armamento es lo que me recibe. Son tres, se inclinan cuando me ven llegar y estar al frente.

—Su majestad —saluda el cabecilla—. Es un honor mostrarle nuestra nueva mercancía el día de hoy.

Asiento con la cabeza.

Son los mejores herreros que hay, sus espadas, escudos y dagas siempre son halagados por todos, mientras nosotros, que somos los que lo usamos más, confirmamos que su material es mejor que cualquier otro.

Me muestran todo lo que traen, explican y opino. Una hora después, escojo lo necesario y finalizo dándoles sus pagos. Deben de enviar todo el cargamento esta semana. Necesito nuevo armamento para renovar el de mi ejército.

—Las katanas están siendo solicitadas, Majestad —empiezan—. Pienso que podemos...

—Las katanas son perteneciente de Krithpsis –declaro—, nosotros no las hacemos.

—Pero podemos traer —insisten.

—No —me niego—. Las katanas no son parte de Muscadet. No las traeré y punto.

No dicen nada, obedeciéndome de inmediato y empezando a recoger las cosas, mientras las puertas se abren y mi guardiana Beatriz entra con apuro disimulado.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora