Capítulo 12

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Es inaceptable. ¿Cómo se atreve?

Definitivamente es cercano a Elías. No me sorprende su grado de estupidez.

Mantengo la postura y observo la escena.

Él está sin guardias y rodeado del enemigo, aún sabiendo que con una sola una orden puedo tenerlo sobre mi poder. Interesante.

—Ve al punto —exijo, tomando asiento.

Traga fuerte y se prepara.

—Quiero hacer una tregua con usted, majestad.

Al escuchar lo que dice, Lean, sin poder evitarlo, ríe con discreción.

Es tan ridículo lo que está pidiendo.

—¿Así nada más? —pregunto—. ¿Hacerme aliado del reino que, no solo me ha fastidiado a mí, sino, a mis antiguas generaciones?

Él quiere acercarse, pero mis dos altas y grandes guardianas le impiden el paso.

—Lógica, pero esto no incluye al reino de mi padre —específica.

—¿Ah, no? —cuestiono, mientras recuesto la espalda en el trono, cruzando las piernas.

Está siendo sugerente.

—Prefiero hablarlo con más privacidad —pide, incómodo al tener la mirada del consejo.

No tengo ningún problema en sacarlos de aquí, más cuando están tan interesados en esta propuesta.

—Pueden retirarse —declaro, y no les queda más que levantarse, indignados—. Usted también —determino al general.

Mi fiel servidor cumple mi orden sin reproche alguno.

—Puedo intuir que ellos son en los que más confías —dice, notando que solo está Lean, Zac y las guardianas que custodian el lugar.

—Intuyes bien para ser hijo de Elías —contesto.

—Llevo su sangre, no su pésima inteligencia.

Dos mentiras en una misma frase, que reluciente.

—Claro —respondo aburrida—. Ya cumplí su petición, así que habla.

Él es alguien que carece de atractivo, hablando de mi punto de vista. Es más, ni siquiera me esmero en detallarlo, como normalmente lo haría con cualquier persona que llama mi interés, porque su físico no me incita a hacerlo.

—Tengo fe en que puedo hacerla llegar a mi padre fácilmente, majestad —empieza.

Se nota que no me conoce lo suficiente para pensar que solo con eso me va a convencer.

—Considero lo fácil como algo aburrido y sin ninguna satisfacción —expreso—. Por eso me gusta más lo difícil.

El hombre pelinegro que está a mi lado derecho, sabe que mi comentario va hacia él específicamente. 

—No llega a sorprender, pero a diferencia de usted —señala—, yo quiero a mi padre muerto lo más rápido posible —dice, logrando que alce las cejas con asombro.

¿Quiere a su padre muerto?

—Bueno, yo también lo anhelo, pero... —Chasqueo la lengua— sin esfuerzo ni estrategia, no cumplirás tu mayor deseo —declaro y replico los dedos en mi trono—. Eres una buena carta para mi juego, no lo negaré, así que di lo que tienes para mí.

Me gusta que piense que me está convenciendo.

—Sé que irás a la fiesta de los reyes de Bosnat —comenta.

QUEEN OF DARKNESS (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora