🌆Capítulo: 21🌆

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                      •Isabella

—Besas demasiado bien —soltó una suave risa ronca cerca de mis labios, sonreí.

—En efecto puedo decir lo mismo.

Sonrió más, mostrando sus dientes.

—Bella... yo... yo no sé si esto sea correcto o si sea recíproco, pero por más que quiera alejarme de ti, olvidar que me transmites una extraña sensación, y las veces que te besé en el gran campo aquel, simplemente no puedo, Bella. Eres imposible de olvidar.

Sus pupilas se dilataron cuando su mirada encontró la mía, me acarició el cabello y murmuró:

—No sé qué sea lo que esté floreciendo entre nosotros, pero en mi interior esto me gusta, sin embargo, quisiera que el sentimiento fuera recíproco.

Ladeé la cabeza en su dirección, curiosa. Mi mirada viajó a varios puntos en la habitación.

—¿A qué te refieres? es decir, ¿Qué sientes tú?

Formó una sonrisa de Duchenne.

—¿Crees que sería muy precipitado decirlo y sentirlo?

Fruncí los labios buscando respuesta a su pregunta.

—No lo sé, depende, pero dime, ¿Qué sientes?

Con sus manos aún en mi cintura se quedó pensativo antes de hacernos caminar despacio hasta el costado del piano, en donde él se apoyo y me pegó más a él.

—Que estoy queriéndote —confesó.

Enseguida ocultó su rostro sonrojado entre mi cuello y hombro.

El chico más serio y frío acaba de confesar por primera vez ante una chica (yo) que la quería, aunque bueno, no era la primera en sí.

Y a pesar de que en ese mismo instante no supe que decir o hacer, estaba a punto de reaccionar y dar una respuesta cuando Jareth pidió que no dijiese nada porque ni él sabe porque lo dijo.

Alejó su rostro de mi cuello y hombro, ahora ya no estaba sonrojado, aunque un poco sí. Le sonreí e imitó mi sonrisa instantáneamente.

—Dime y confirmame algo Bella —elevó el mentón para verme mejor.

—¿Qué cosa? —aparté mis manos de sus brazos y las posicioné en su cabello.

Que para ser sincera llevaba tiempo con aquella curiosidad de saber el nivel de suavidad del cabello de Jareth.

Al instante en que acaricié su cabello dulcemente, cerró los ojos lentamente, quizá disfrutando de la relajación que le causaba.

—¿Mjum? —pregunté alentándolo a hablar. Abrió los ojos y sonrió nervioso.

—¿Puedo besarte en este instante?

Antes de que dijera algo más, asentí y uní nuestros labios, los cuales encajaban a la perfección.

Suspiró aún besándome, sus manos en mi cintura me pegaron más a el, para eliminar cualquier distancia de nuestros cuerpos.

Mis manos descendieron a sus mejillas, su rostro era suave y perfecto a decir verdad.

Creánme que me sentía otra persona al pensar:

Que nivel de satisfacción es besarlo.

Que nervios cuando él me besa. No obstante, me gusta que lo haga.

Por cierto Jareth...

—¿Mmm?

—Yo también estoy queriéndote.

Hasta que llegaste túWhere stories live. Discover now