Él, un padre soltero de veintiún años con un niño de cuatro años. Dueño de una empresa, millonario, frio, tiene carácter, serio, pero con su hijo es todo lo contrario, les encanta jugar bajo la lluvia. Su padre acaba de fallecer, y no sabe que hacer...
Jake y yo estábamos en el sofá sentados mientras él esperaba pacientemente a Isabella, yo me encontraba en mí computadora viendo unas gráficas, viendo correos y de más cosas que a mi pensar y parecer a veces eran aburridas. Pero eso es lo que conllevaba ser el dueño de la empresa de mi padre, no mentira al decir que me gusta todo eso de negocios, pero era un trabajo un poco pesado.
El timbre de la puerta principal me hizo levantar la mirada, Jake salió casi disparado del sofá hacia la puerta con una sonrisa deslumbrante.
Abrió la puerta e hizo pasar a Bella—¿Cuándo dejaré de llamarle así?—, ella esbozó media sonrisa al ver al pequeño dando brincos emocionado.
Jake la tomó del brazo y la arrastró hacia las escaleras. Al pasar por donde yo estaba murmuró:
—Buenas tardes, con permiso.
Le respondí al mismo modo también.
Y me dije ofendido: ¿Tan así? Y mi conciencia dijo: ¿Tan así cómo? y yo dije: Así de seco y frío.
Sacudi mi cabeza dejando a un lado aquellos pensamientos raros.
Lo que me extrañó fue su mirada, es decir, no era la misma, en ella había una pizca de desconcierto, como si estuviera en otro planeta, su expresión de confusión la cual llegué a pensar que era seriedad.
Sí era por todo lo que me contó Jay esta mañana, espero grandemente que Jake la haga sonreír y olvidar un rato lo que sea que haya recordado. No merece estar y sentirse mal.
Me dirigí a mi oficina y deje la laptop sobre mi escritorio, y ahí vislumbre a Jake y a Isabella dirigirse al centro del patio. Me quedé en la ventana observando como ambos se sentaban en el césped verde, bien cuidado, y como se ponían a hablar de algo, sólo que no sabía de qué.
Minutos más tarde los vi jugar juntos, la sonrisa emocionada de Jake y la sonrisa deslumbrante de Bella.
Aún no entiendo porque me gusta verla sonreír.
Pero era un hecho y para nadie es un maldito secreto que me gusta verla feliz.
Los minutos siguieron pasando, dando las 8:00 p.m.
Yo me encontraba en mi habitación revisando unos papeles cuando unas melodías de un piano se hicieron presente. Arrugé el entrecejo y fácilmente adivine...
Era Bella tocando el piano...
Al instante me puse de pie y me encaminé hacia la habitación en la que escuchaba esas melodías. La puerta estaba abierta, pude asomarme sin problema alguno, es decir, que me descubriera.
Se miraba relajada y segura de lo que hacia, su porte delicado y sutil le daban un aspecto más hermoso.
Espera, ¿Qué mierda acabo de decir?
La canción se me hacía conocida. Agudizé el oído y...
Bingo, ya sabía cual era... mi cancion favorita...
Stereo Hearts-Gym Class Heroes, Adam Levine.
Juro que sentí que era otra persona cuando lentamente deje mi cabeza apoyarse en el marco de la puerta dejándose llevar por el dulce tocar del piano. Bella tenía mucho talento para esto.
Más me desconocí cuando saqué mi móvil y le tomé una foto tal cual Y como estaba.
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