XXIX. ¿Seremos capaces de despertar algún día?

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Naruto jamás pensó que las cosas fueran a terminar de ese modo; de alguna forma, su infantil mente le decía que tarde o temprano Sasuke se daría cuenta de lo que estaba haciendo mal y como eso estaba afectando a sus seres queridos, a Kakashi, a Sakura y a él. Pensó ingenuamente que, si no paraba de perseguirlo, de prometerle que todo se resolvería, él algún día le daría una sonrisa, lo entendería y volverían a aquellos viejos días donde el equipo siete estaba junto.

Sin embargo, cuando corrió a alcanzarlo, gritando el nombre de Sakura desde el fondo de su alma, todos pensamientos infantiles se terminaron abruptamente, siendo remplazados por una ira mordaz que desencadenó una pelea que destruyó lo poco que quedaba en ese mundo después de la pelea de Kaguya.

No obstante, cuando el amanecer comenzó a llegar, dejó de atacar, enfureciendo mucho más a Sasuke al sentirse subestimado. Naruto se dejó golpear, mutilar, dejó que hiciera lo que fuera con él, porque, al fin y al cabo, ¿qué sentido tenía vivir en un mundo donde no estuvieran ni Sasuke ni Sakura?

Ese no era el Sasuke que él conocía, jamás volverían a esos días, no cuando había una acción que era imposible de borrar para ese momento.

Y Sakura... ojalá pudiera haberle dicho cuanto la amaba; que deseaba despertar a su lado cada día, incluso si no era a su lado quería ver esa esplendida sonrisa que lo motivaba a seguir adelante. Se maldecía por no poder protegerla, por no aceptar en ese momento sus sentimientos pese a que no fueran verdaderos, porque de esa forma se hubiese resignado a salvar a quien no tenía salvación.

—Te veré en el infierno, Naruto. —le dijo Sasuke irguiéndose sobre él después de atravesarle el corazón con su espada.

Él solo cerró sus ojos, pensando que en cualquier momento volvería a estar rodeado de las personas que amaba.

Lo que no se imaginó fue despertar en medio del Bosque de la Muerte junto a Shikamaru y su equipo. Primero no lo entendió, solo se quedó mirando el atardecer que se desvanecía justo como la noche dando paso al amanecer cuando Sasuke lo mató. Ese naranja se dejaba remplazar por el azul oscuro del cielo, envolviendo a las estrellas. Justo como Sasuke envolvió a Sakura, apartándolo de ella.

No tardó mucho en darse cuenta lo que había pasado, tal y como en el gejutsu en el que Obito los sumergió en algún momento, ahora Sasuke debió hacerlo sumergido en otro, uno de niños, haciéndolo revivir tormentosos recuerdos.

Aun así, cuando el equipo de Shikamaru le dijo que Sakura era posible que hubiera muerto en el fuego, se negó a creerlo. Le aterrorizó creerlo. Porque acababa de llegar, soñó con verla de nuevo mientras era abrazado por la muerte y ahora no podía perderla, jamás se lo perdonaría, incluso si fuera un genjutsu o no, verla, sentirla morir, era algo que jamás se volvería a permitir.

Por lo que cuando la encontró con Kabuto y Sasuke, una enorme felicidad le llenó el cuerpo, él realmente quería correr a ella, alzarla en sus brazos y repetirle lo mucho que la amaba, que deseaba que a partir de ese momento hasta finalizar lo que fuera aquello, estuvieran juntos, así jamás tendría arrepentimientos. Pero solo se dedicó a abrazarla entregándole su alma.

En cuanto vio a Sasuke comprimió todas las emociones peligrosas, todo el rencor y dolor lo mandó al fondo más oscuro de su corazón y pese a todo lo ocurrido antes, volvió a pensar en salvarlo.

Esa era una nueva oportunidad, no podía dejar que los malos pensamientos llenaran su corazón, pero tampoco pudo eliminarlos, estos solo aguardaron, expandiéndose por su corazón poco a poco, hasta que un fuego terminará de apagar la pequeña mecha y explotaran.

No me enamoraré en está vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora