No me enamoraré en está vida.

XX. La heroína de una historia.

— ¿No deberías estar disfrutando tu victoria en vez de estar perdiendo el tiempo aquí? —preguntó Shikamaru, mientras jugueteaba con una naranja en sus manos, pelándola.

—Lo mismo pregunto, ¿no pasaste tú también a las finales? —respondió con voz serena, antes de dar un mordisco a la jugosa manzana en sus manos.

Shikamaru suspiró, sumido en sus pensamientos, dejando escapar un atisbo de frustración.

—Choji estuvo toda la noche así que alguien tiene que verla. —replicó él, comiendo uno de los gajos de naranja.

—Puedes ir a entrenar, yo cuidaré de ella. Dormí toda la noche—comentó Sakura, volviendo a morder la manzana. Shikamaru alzó una ceja en su dirección, incluso con el poder que Sakura demostró en las preliminares de los exámenes Chunin, todavía debería sentirse intranquila por el oponente tan fuerte que le había tocado para el siguiente. ¿Acaso no se terminaba de enterar como estaba Hinata?

El tic-tac del reloj en la pared parecía marcar el compás de sus pensamientos, mientras las sombras de la tarde se deslizaban silenciosamente por el cuarto, como testigos silenciosos de la escena en curso.

No obstante, al analizarla más, Shikamaru formó una diminuta línea en sus labios que bien podría interpretarse como una sonrisa, puesto que notó las bolsas debajo de los ojos de Sakura, así como las finas cicatrices de un color plateado trazadas en su piel, supuso entonces que se debió al ninjutsu médico, pues parecían haberse curado y sanado de manera impecable.

—Sakura, tus ojos.

—Pelee con un oso de camino aquí. —murmuró, terminando de comer la manzana.

Sakura miró a Ino, su cuerpo frágil yacía inmóvil, atrapado en un doloroso letargo. Sus ojos cerrados, como pétalos de rosa en reposo, no revelaban ningún indicio de conciencia. El rostro pálido y sereno reflejaba el impacto de sus múltiples fracturas, una prueba evidente de la gravedad de su condición.

Su figura se encontraba envuelta en vendajes, que parecían sostenerla con delicadeza, como si temieran lastimarla aún más. Las sábanas blancas y limpias la rodeaban como un capullo protector, ofreciendo una apariencia de tranquilidad en medio del sufrimiento.

"El estado actual de Ino es grave, la mayor parte de sus huesos se han roto. Ya han detenido la hemorragia, pero hay órganos vitales que están dañados, por lo que es probable que su proceso de recuperación tarde demasiado. Además..."

Shikamaru notó como la mano de Sakura se deslizó hasta los dedos vendados de Ino, acariciándolos con tal delicadeza que parecía que en cualquier momento se destrozarían en la palma de su mano. El gesto de Sakura denotaba un profundo sentido de culpa, como si ella misma asumiera la responsabilidad de la tragedia que había recaído sobre Ino. Y al menos para Sakura, así era.

"... hay posibilidad de que no pueda volver a caminar."

Sakura, envuelta en un remolino de emociones y culpa, sintió cómo su mundo se derrumbaba una vez más al escuchar las palabras de Shikamaru. Había estado tan absorta en su misión de salvar a Rock Lee de aquella tragedia que no había considerado las consecuencias que ello acarrearía. No había previsto que, al evitar la desgracia de su compañero, le estaba entregando el destino a alguien más. Y ese alguien resultó ser su mejor amiga, Ino.

Los remordimientos invadieron su mente, martillando su consciencia con una cruel insistencia. Lamentaba no haber intervenido en el combate, no haber suplicado a Asuma que intercediera. En aquel momento, el peso de la responsabilidad recayó sobre sus hombros, pero simplemente lo ignoró.

La fatiga y el agotamiento se apoderaron de Sakura, como si cada pensamiento cargado de remordimiento hubiera drenado su energía. Sin darse cuenta, se dejó vencer por el cansancio, cayendo en un sueño turbulento que ofrecía escasos momentos de paz. Apenas percibió el gesto reconfortante de Shikamaru al colocar una frazada sobre sus hombros, protegiéndola del frío nocturno que se filtraba por la rendija de la ventana.