XXII. Nubes que avecinan la tormenta.

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Gaara permaneció imperturbable ante el avance del puño de Sakura, como una montaña firme ante la embestida del viento. Sin embargo, la arena a su alrededor comenzó a moverse, retorciéndose en una espiral hipnótica que lo envolvió por completo, como si estuviera tejiendo un capullo protector a su alrededor. La sonrisa en su rostro se amplió, reflejando una confianza en su poder y control que parecía inquebrantable.

Ante el intento de Sakura de lanzar una patada, la arena reaccionó nuevamente, atrapando su ataque con la misma facilidad con la que se detiene el paso del tiempo. Sin embargo, en medio de esa confrontación, una súbita ola de fuego creció y se abrió paso entre ellos, seguida de una lluvia de plumas que descendieron del cielo en un baile etéreo. El ataque de Orochimaru había comenzado, y la Aldea Oculta entre las Hojas se encontraba en medio de un torbellino caótico.

- ¡Sakura! -Sasuke emergió como un rayo, pero al instante Gaara lo recibió con una patada que fue bien sostenida por los antebrazos del Uchiha. Sakura apenas notó el sacrificio momentáneo de Sasuke. Emergiendo del fuego sintió de inmediato como si su sangre burbujease bajo la piel, una corriente eléctrica que le recordaba la magnitud de la batalla que estaba librando. Y al mirar a Gaara, pudo ver en sus ojos la misma tormenta de emociones que la consumía a ella.

- ¿Acaso esta es tu manera de sumergir tu mano en el océano? -Gaara soltó una pregunta divertida, recordando las palabras de Sakura de aquella noche.

Sakura ladeó la cabeza, sin comprender porque estaba hablando. Lo único que debería hacer era pelear hasta la muerte.

- ¡Sasuke! ¡Sakura-chan! -el grito de Naruto acompañado de Rock Lee y un fastidiado Shikamaru venía desde abajo, no obstante, los tres fueron intercedidos por un montón de ninjas del sonido.

- ¿O es que acaso ya te has sumergido por completo?

Un susurro más de Gaara flotó en el aire, como un eco de inquietante profecía, y antes de que pudiera asentarse en los oídos de Sakura, ella se lanzó hacia su oponente con determinación. Sin embargo, Sasuke, con la agilidad de Rock Lee, se interpuso una vez más, desplegando su velocidad en una ágil patada alta, dirigida hacia la barbilla de Sakura. Pero su embate fue detenido por las manos decididas de la kunoichi, que aferraron su talón y lo desviaron, estrellándolo contra las bancas circundantes. Mientras tanto, Gaara dejó escapar una risa intensa y ominosa, su poder sobre la arena se expandió, rodeando a Sakura, atrapando sus manos y piernas. Cuando Gaara contrajo las ataduras de arena ella gritó de dolor.

El silencio se apoderó del instante, en el que hasta Sasuke llegó a imaginar lo peor. Sin embargo, esa conjetura se desmoronó abruptamente cuando Sakura tensó sus músculos y sus venas se alzaron como tatuajes de intensidad en su rostro. Gaara observó con ojos afilados mientras Sakura, con una fuerza indomable, quebrantó las ataduras de arena que intentaban confinarla, liberándose de su prisión.

Súbitamente, un arrebato de kunais fue desencadenado, seguido por la lanzadera de una Fuma Shuriken que silbó a través del aire, dirigida con precisión hacia su objetivo.

Cuando la arena se levantó como un escudo protector, Sakura formó una sonrisa que fue una señal del torrente de maniobras que se avecinaba. Como un relámpago, su patada trascendió la barrera de partículas doradas y se estrelló contra el costado de Gaara, vibrando con un impacto que resonó en el aire y en su cuerpo.

En un ágil giro, Sakura se alzó sobre Gaara, infundiendo su mano derecha con una reserva abrumadora de chakra. El golpe que siguió, destinado a alcanzar su cabeza, llevaba consigo la promesa de una muerte contundente. Gaara, comprendió en un instante que aquel ataque, de concretarse, sería devastador. Haciendo uso de su velocidad buscó esquivarlo, pero su plan fue interrumpido de manera inesperada.

No me enamoraré en está vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora