Te suplico que me abraces tan fuerte hasta escuchar mis costillas romper, que me beses con tanta pasión hasta que no pueda respirar y de oxigeno carecer, que no pares de susurrar a mi oído lo mucho que me amas hasta que no sea el silencio quién me impida escucharte, sino el acúfeno del efímero momento antes de fallecer. Mantente así hasta que escuchemos el cielo caer acompañado de las estrellas que bailan con mis lágrimas en la tenue luz del atardecer, hasta que mi alma se extinga y no haya más nada a que llorarle o que padecer.
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Cartas sin destino.
PoetryCartas que escribí desde el momento en que la vi, que nunca entregue, que hablan de ti, que cuentan mi historia desde un principio a fin. Es muy tarde para mí, pero tal vez no para ti.