25. Terapia.

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Adeline Harlow.

— Kael me convenció de venir aquí. —Le digo a la mujer frente a mí, como si le importará.

—Lo sé, pero tranquila, no es necesario que hables, solo observaré tu manera de contarme las cosas y luego veré que podemos hacer.

— ¿Cuándo me puedo ir?

— Cuando se acaben las dos horas.

—No me parece justo.

—A mí tampoco, pero no hay de otra, el señor Benedetti me insistió en que hablara contigo.

—¿Qué se supone que hace entonces? Puedo fingir que nos vimos y hablé con usted, no tiene que tratarme como si fuera su peor pesadilla.

— Eres mi peor pesadilla, ¿Sabes por qué? Sencillo, Kael ya no se acostará conmigo.

—Que poca ética tiene como profesional entonces.

— No puedes decirme nada al respecto, eras prostituta.

—Veo que ya le habló de mí.

—No, de hecho no me dijo nada sobre ti, a duras penas tu nombre completo y tu edad, muy joven para ser lo que eres.

— ¿Y qué se supone que soy? Supongo que no tengo opción, cómo que sabe mucho de mi vida, incluso para hacerme una hoja de vida.

—Eres una mujer que no tiene respeto por si misma, ¿Qué clase de mujer se prostituye y luego va en busca de un mafioso para que le solucione la vida?

— ¿Qué clase de profesional se acuesta con sus clientes, se hace pasar por terapeuta y supone cosas que no son? Exacto, usted es esa clase de persona, para la próxima vez que nos veamos, tenga que en cuenta esto señorita Hylson, no suponga cosas de mí, porque hará que se cumplan y si tanto quiere que me solucione la vida su paciente estrella, créame, haré que lo haga y de paso que la destruya o tal vez tome la justicia por mis propias manos. — Digo, me levanto del sillón mullido y salgo del supuesto consultorio y de la clínica que tan famosa es. Cuando salgo a la calle y respiro el poco aire purificado de New York, me siento en paz y mis lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas.

— ¡Adeline! —Escucho su grito del otro lado de la calle, cuando abro los ojos lo veo cruzar y llegar hasta a mí, me mira confundido.

— En tu vida me vuelves a traer a esta porquería de clínica, ¿Entendiste? —Pregunto y rodeo su cuerpo para cruzar la calle, éste me sigue confundido y preguntándome qué fue lo que pasó.

—Adeline, respóndeme. —Pide tomándome del brazo.

— Lo que pasa es que tu terapeuta estrella, me echó en cara que te acostaste con ella, me dijo que no valía nada por haber sido una prostituta, ¿Quieres saber más? Pues le preguntas a ella, porque yo no quiero hablar contigo. — Digo y me subo al Panamera negro, este me sigue y arranca el auto sin decir una palabra, lo cual agradezco.

Estamos pasando de nuevo por el centro de la ciudad, hasta que veo una tienda de ropa.

—Detente. — Pido, este se estaciona y me mira preocupado.

—Adeline.

— No, Kael, escúchame tú a mí. La próxima vez que te preocupes por mí, trata de no llevarme con quién te hayas acostado y que no me eche en cara lo que fui, nos vemos luego. —Digo y salgo del auto con mi bolso y entro al almacén, saludo a unas ex compañeras del bar y veo algo de ropa para bebés; siento una mirada en mí, cuando volteo hacia la ventana veo a Kael afuera viéndome, me sonríe pero le ignoro.

Con amor, el diablo.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang