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En cuanto nos sentamos a la mesa, Grace se encargó de alimentar como era debido a todos sus pequeños, incluyendo al nuevo integrante en la mesa

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En cuanto nos sentamos a la mesa, Grace se encargó de alimentar como era debido a todos sus pequeños, incluyendo al nuevo integrante en la mesa. Él recibió atención especial debido a su larga ausencia y se vio obligado a probar los panes y tortas que había en la cocina. Grace adoraba recibir elogios por su comida y Alex se encargó de endulzar sus oídos. En medio de cada trago de café, Grace preguntaba cosas sobre la llegada de mi mellizo.

—¿Cómo se conocieron? —Fue lo primero que preguntó. Alex comenzó a responder con lujo de detalles para saciar su curiosidad. Me sobresaltó sentir la mano de X en mi muslo izquierdo. Lo miré y me señaló mi pierna. No me había percatado de que no dejaba de moverla. Puse su mano sobre la suya, agradeciendo el gesto —. ¿Desde cuándo sabes que eres un príncipe?

—Laura me lo contó cuando cumplí dieciocho. Me dio la opción de quedarme con ella o venir con ustedes. Decidí quedarme hasta que Izzy fuera reina. No quería poner en peligro su vida. Mamá me contó lo que Alfonso planeó para ella cuando éramos bebés. No iba a dejar que la historia volviera a repetirse.

—¿No quieres el trono? —cuestionó mi nana con evidente sospecha.

—No —dijo con determinación y un poco de molestia. Podía asumir que estaba harto de esa pregunta —. Lo que quiero es recuperar a mi familia.

De a poco, Grace se acercó lo más que pudo el respaldo de su silla. Ella le sonrió suavemente, pero me di cuenta de que el tono de Alex la lastimó. Llegaron unos segundos de incómodo silencio, así que decidí intervenir para que no se repitiera lo del restaurante.

—Cuéntanos algo sobre ti —le pedí con una sonrisa, recordando la primera vez que lo llevé al castillo.

—Tengo una gata negra llamada Venus —respondió lo mismo que me dijo luego de conocer a su guardián.

—¡Izzy también tiene una gata negra! —comentó Valeria, muy feliz con la supuesta coincidencia.

—¿En serio? —preguntó muy entusiasmado —. ¿Cómo se llama?

—No exageres o se darán cuenta de que estás mintiendo —le aconsejé.

—Eclipsa —me miró —. ¿Dónde está?

—En la veterinaria —respondí.

—¿Tienes una foto? —le preguntó a la pequeña. Ella asintió con entusiasmo mientras buscaba su celular. Tocó algunas cosas en la pantalla antes de mostrarle una carpeta llena de fotos de la gata. No sabía que estaba tan encantada con mi gata —. Es muy bonita —comentó con una tierna sonrisa.

Me sorprendió la dualidad de Alex. Poseía una energía adorable, ideal en un príncipe, pero también tenía la energía suficiente para ser intimidante. Una adorable carnada o un arma letal.

—¿Estudias o trabajas? —preguntó Grace, como si nada hubiera pasado.

—Estoy estudiando para ser paisajista —dijo muy orgulloso. No imaginaba que le gustaran las plantas.

El reinado del DragónWhere stories live. Discover now